Zaidín 43: Esto fue todo amigos
Más de 45.000 personas pasaron por sus festivales
Juan Jesús García
Domingo, 14 de septiembre 2025, 11:01
La intensa escena musical de Granada es un aporte singular -y diferencial- a la candidatura de la capitalidad cultural de nuestra ciudad. Ha tenido que ... ser una tiquetera la que oficialice y haga noticia lo que todos sabíamos ya, que la actividad en directo de nuestros escenarios está entre las punteras del país. Y a ver quién lo niega en una semana en la que ha habido muchas decenas de miles de personas asistiendo a los más de cien conciertos entre los festivales del Zaidín, el Granada Sound y el resto de la agenda semanal.
Las dos llaves de la candidatura oficial en tamaño gigante enmarcaban este año el escenario del Zaidín, ya asentado definitivamente entre el campo de fútbol y el Palacio de deportes, un 'tubo' que no es el mejor recinto pero es el mejor posible. En los laterales unos telones psicodélicos fueron un improvisado y colorido photocall, o decoración para los selfis que certifican en redes que 'yo estuve allí', porque en los festivales de la Zaidín hay que estar, es la cita obligatoria tras el verano, y morenos y guapos hay muchas cosas que contar.
Kilómetro cero
La organización no facilita nunca los horarios, y además el orden de participantes cambia cada noche; el motivo es que el público llegue para escuchar también a los primeros grupos. Pero parece imposible, y hasta las, pongamos que las 23h, no aparecen más que los amigos y la familia de los implicados. También a primera hora los espectadores son de mayor edad y traen a más chavalería -¡por fin con protección auditivas, ha costado!- que se va retirando posteriormente según avanza la noche « y las incomodidades», considera un espectador añoso con el muro de Pink Floyd impreso en su pecho.
Error. Porque esos hábitos adquiridos limitan el disfrute de grupos como Soundbay o Virginias, dos bandas pujantes a tener muy en cuenta. Los primeros sorprendieron por su rica versión del pop progresivo, con calambrazos entre sus enrevesados desarrollos conceptuales, que suelen comenzar en amables parámetros (a veces parecían elegantes Steely Dan, folkis Renaisance o jazzísticos Doors) antes de ir arreciando hacia un mar de tranquilidad… ¡o una galerna! Un grupo embriagador que, importante, no deja resaca. Mientras que las otras encabezan la legión de bandas de chicas que han traído por fin la paridad al escena granadina, en su caso con una suerte de pizpireto punk pop ágil, fresco y ratonero. Todo un guateque Riot Girl de gominolas ácidas.
Los segundos en lides también han sido bandas de kilometro cero: D'Baldomeros y Mente Fría. D'Baldomeros es un mutante proyecto granadino con diez años que, depende de la etapa y formación, mezcla el Rock, el Pop y la Música Electrónica, siempre bajo la tutela de Eduardo García. El grupo ofreció en el Zaidín su versión más orgánica y de tracción manual, más cerca del Pop-rock de los ochenta que de sus incursionas dance (versión de Bambino incluida). Alex López es el portavoz de Mente Fría (también de Elegante y Embustero) y su banda es una reserva espiritual y eléctrica del rock urbano sin extremismos punk. «Ángel de cuero, perfil de navaja» que cantaba Ramocín, Alex es un frontline como pocos, llena el escenario y es un festín postural para los fotógrafos. Hicieron su pequeño homenaje a Triana y triunfaron en toda regla con sus letras arrebatadas (muy poéticas por cierto) y guitarras candentes.
Viernes sin gafas de cerca
Para cuando estos grupos iniciales terminaron sus comparecencias, el calor humano se acercaba ya al punto de fusión, y las apreturas también, haciéndose hasta complicado el proceso de avituallamiento (o desbebida). Y es el momento en el que comienzan a parecer los grupos que figuran en el cartel con letras que se pueden leer sin gafas de cerca.
Hablando del de Utrera, el gaditano Raule trajo al Zaidín el flamenquito pop ligero, aguardentoso y compartible, recordando personalmente los muchos buenos inviernos que había pasado en nuestra ciudad. Rodeado de un sexteto con dobles percusiones (triples con el palmero), su puesta en escena (especial con luminarias propias) fue todo lo contagioso que se le presupone al estilo, potenciado por un notable don de gentes del propio solista, hasta invitando entusiasmado a una niña pequeña a cantar con él en el escenario; el día más grande su vida, seguro. También el viernes los madrileños de Tu otra Bonita recordaron que el Granada Sound y el Zaidín no son compartimentos estancos, por su perfil festivalero (¡esos coros «ohohohohhh»!) intercambiable, aunque cuando se ponen rumberos son capaces de echar mano del comodín Ray Heredia y aquella infalible 'Alegría de vivir! Ahí es ná. ¡Abrieron con 'Ryanair', (¡que a día de hoy se les ha quedado anticuada!) e hicieron apología de los champiñones psicodélicos.
La madrugada fue definitivamente para Los 300, que son solo 3, pero hacen 'magia' y suenan como una orquesta timbera completa para solaz de bailadores y demás animosos noctámbulos o resistentes.
Made in aquí cinco estrellas
El sábado es la noche grande de los festivales del Zaidín. También la más larga, y este año con numeración de licor de huevos recordó a aquella otra de 2008 que fue un reivindicativo monográfico granadino en tres entregas. Con nombrar a 091, Lagartija Nick y Hora Zulú está todo dicho. ¡Un par de tres!
Los Cero en su momento fue el grupo que más tocó en este festival, y la de anoche era la primera vez desde que 'resucitaron' en 2016. Nada más que añadir señoría. Para ellos el Zaidín es su casa y ese público una familia numerosa. Histórico. Lleno hasta donde daba la vista y más allá. También fue la presentación en Granada de Víctor Sánchez como segundo guitarrista y había curiosidad por saber si los temas de su nuevo disco serían testados…que no lo fueron. Su concierto fue un hito del Zaidín, con el aura de hiperperfección impecable que gastan en directo y un repertorio antológico infalible rodado durante décadas, desde 'Vine a terminar lo que empecé' a 'La vida qué mala es'. ¿'Live en el Zaidín'? Buen título para un disco.
Recién llegados de actuar en la fiesta ¡de los Grammys latinos! y acto seguido de tocar en Canarias, Lagartija también tienen una inminente (el 26) grabación recopilatoria, en su caso en directo. Me suena que fue la primera vez que Arias y los suyos estuvieron tan cerca de la banda donde comenzó el bajista, así que de alguna manera la noche tuvo algo de saga (una idea para el futuro). La tormenta eléctrica de los Lagartija cayó como un intenso vendaval electrocutante y esquinado, una proyección continua y altisonante de flashes cargados de intenciones, desde la Generación Beat al Hiroshima de su hermano Jesús, o el lorquiano 'Asesinado por el cielo', con Morente de grabación presente. La foto fija fue la bandera palestina que Arias desplegó y puso ante la batería. Por cierto que ocupada por Eric y en la parte final por David Fernández. Escuchar a lo grande 'La curva de las Cosas' con 50.000w sigue siendo una experiencia inagotable y catártica. Y agotadora, que Lagartija requiere y consume toda la energía del oyente.
Curiosamente, los sonidos que cerraron los conciertos del Zaidín este año tuvieron mucho que ver con los que lo inauguraron. El círculo se completó hasta 2026. El Rapcore de MÜgre y el Metal rimado (o mejor dicho: recitado, y hasta ametrallado) de Hora Zulú tienen adeenes parecidos en las cuerdas de las guitarras y en el pulso vocal. También el árbol genealógico de este grupo incluye al anterior, ya que Paco Luque (vestido con una camiseta palestina) fue también guitarrista de Lagartija Nick, ya digo, una noche de saga. Como siempre resultaron una apisonadora, laminando aún más a las cinco de la mañana a los (muchos) supervivientes de una muy larga sesión.
20 horas de música después, el Zaidín puso punto final por este año con en torno a 15000 asistentes diarios.
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