Yilian Cañizares Trío: Frescor delicioso del Caribe
Primera actuación en Granada de la artista cubana, casi inédita en españa
jUAN JESÚS GARCÍA
Viernes, 11 de noviembre 2022, 11:53
Se estrenaba por aquí esta violinista habanera, que prácticamente está inédita en nuestro país, abriendo en trío la segunda tanda de conciertos del Festival de ... Jazz. Despedía una introducción al programa de formatos pequeños, porque a partir de su concierto llegan los quintetos. Hubo un tiempo en el que el festival rebosaba de grandes Big's, pero el bolsillo no da para más. Si bien, en el caso de la cubana, el generoso post tratamiento del sonido, dos notables compañeros, y ella, que canta y toca el violín a la vez, por momentos parecían más. Su set con pianista y batería tiene otro perfil, y tras el buen sabor que ha dejado, puede que podamos disfrutarlo en un futuro. Es lo que ella llamó el Resilience Trío, y se organizó en formato de bolsillo durante la pandemia.
El violín en el jazz, comparativamente con otros instrumentos es minoritario, pero nombres como Grappelli, Venuti, Regina Carter, Sugarcane Harrys, Ponty, Lockwood… crearon escuela. Pero es que lo escuchado a cargo de Yilian no es tanto 'jazz' cubano, en el sentido estricto de un Chucho, sino más bien encuentro cubafricano lleno de inspiración, espiritualidad, y al final, obviamente, ritmo y caderas sueltas.
Con una relación no sé si de enamoramiento pero si de complicidad escénica con el bajista y guitarrista mozambiqueño, que también le hizo voces y otros efectos, Childo Tomas, y el soporte hiperítmico del percusionista Inor Sotolongo (al que solo le faltaban los batás para tener la tienda entera), la violinista se centró en el escenario irradiando frescor del Caribe; tanto en sus alocuciones, como en su maneras contagió esa colorida alegría, elegante y deliciosa, al patio de butacas.
Sacando de la pedalera diversas presencias sonoras, Yilian podía poner su inapelable virtuosismo al servicio de todo tipo de emocionalidad, porque su concierto, en su primera parte fue eso, de emociones y religiosidad santera en cantos e invocaciones yorubas. Contento que se puso Ochún, su santo. Cantando, cosa que hizo en 'Habanera', 'Hoy va a llover' y 'Plumas al viento', recordaba alguna de las grandes damas del Filin, acaso a la gran Elena Burke por su sentimiento a flor de piel.
La pieza 'Contradiciones', con su fraseo endiablado, insistente y pegajoso (y un tanto celta), quedó como un momento muy expansivo, con el grupo lanzado y ella rumbeando desatada, anticipando un final feliz y conmpartido en el que, todo muy cubano, invitó/obligó al personal (que casi llenó el teatro) a participar coreando y bailando en honor de Yemayá, la orisha del mar y el agua. Y bien pensado, ya que nuestras rogativas tradicionales a la Virgen de la cueva no parecen ser muy efectivas, a ver si por medio de estos otros santos hay más suerte y conseguimos por fin que llueva.
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