Los 'viejos rockeros del arte' revelan su lado más oculto en Gran Capitán
Un total de 19 firmas integran el elenco de la exposición 'Artistas que enseñan', donde dan a conocer su otra faceta, paralela a la docente
José antonio muñoz
Granada
Jueves, 21 de febrero 2019
Podríamos hablar de ellos como 'los viejos rockeros del arte'. Pero este sería, quizá, un planteamiento muy injusto. Primero, porque la vejez o la juventud, ... y mucho más en un artista, no tiene que ver con las arrugas del rostro, o las manchas de la edad en las manos. Y segundo, porque lo suyo no es el rock, por más que algunas de las creaciones sean rabiosamente actuales y rompedoras. Lo que sí es cierto es que los 19 profesores que desde ayer y hasta el 17 de marzo muestran sus obras en el Centro Cultural Gran Capitán –sala dependiente del Área de Cultura del Ayuntamiento– están felices por salir de las sombras para que Granada admire esa parte de su trabajo que se desarrolla lejos de las aulas de las facultades de Ciencias de la Educación y Bellas Artes, donde habitualmente se les puede encontrar formando a los profesionales del futuro.
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Todos unidos por una única pasión: el arte. Y cada uno con una voz propia. Porque en 'Artistas que enseñan' se mezclan pinturas al óleo, acuarelas, esculturas, fotografías… en un universo estético tan complejo como la propia vida.
Dedicación
Afirma el comisario que «normalmente, muchos de nosotros ofrecemos docencia en la asignatura de 'Enseñanza y aprendizaje de las artes plásticas y visuales', una cuatrimestral que forma a los futuros maestros en la educación artística. Intentamos que, a pesar de no tener una mención curricular específica, como sí tienen los compañeros de Educación Física o Religión, el maestro salga de la Facultad con un bagaje artístico del que en la mayoría de las ocasiones carece, por la falta de importancia que se da al arte en Primaria y Secundaria».
Esta tarea ha oscurecido en ocasiones, dejado en segundo plano en otras, la propia condición de artistas de los intervinientes en la exposición, que, sin embargo, de una u otra manera, siempre pugna por salir a la luz. Así ocurre, por ejemplo, con Antonio Rodríguez Barbero, quien afirma que «ha sido muy difícil llegar a organizar la muestra. Lo habíamos intentado en varias ocasiones sin éxito. Aquí mostramos lo que somos capaces de hacer y transmitir. El arte se puede enseñar sin ser un gran artista, pero sí es cierto que percibimos mayor respeto en el alumnado cuando descubren que también, además de enseñarlo, somos capaces de transmitir arte».
La muestra es un microcosmos artístico donde se dan cita lo real y lo imaginado, lo palpable y lo etéreo, el ayer y el mañana. Desde el hiperrealismo o el cubismo de Antonio Conde hasta las fotografías de detalle con a música como fondo de Rafael Marfil. Desde las instalaciones multimedia de Rocío Lara hasta las performances de Ángel García Roldán. Desde el arte mixto de inspiración precolombina de Ricardo Martín Viadel hasta los escorzos de las esculturas de Jesús Montoya Herrera. Se mezcla lo cotidiano, las gotas de lluvia sobre el cristal, con la reivindicación conceptual. «El arte debe ser algo divertido, un grito lleno de vida, y eso es esta muestra», asegura Rodríguez Barbero.
Una de las claves de la importancia de esta exposición la ofrece Lola Álvarez. «No se puede desligar nuestra condición de artistas de la de docentes. De hecho, hemos conseguido hacer nuestras investigaciones de manera artística, uniendo los dos mundos, la praxis con el concepto y la creación». Hace mucho tiempo que Álvarez no expone en solitario, pero lo que verán quienes acudan al Centro Cultural Gran Capitán es el aperitivo de una exposición individual que podrá verse muy pronto. Todos ellos merecen salir de las sombras. Este es el primer paso.
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