Versos internacionales en la Alhambra durante la segunda jornada del Festival de Poesía

Esta última fue la primera interviniente en la tarde poética. Los tiempos del acto de ayer fueron muy distintos de los de la inauguración, y quizá el embrujo de la fortaleza roja hizo que abriera su corazón antes de retratarse en sus versos, hablando de la fractura personal que le llevó a la poesía. A partir de ahí, quiso construir un discurso luminoso en contraposición al de la víspera en la Huerta de San Vicente. Gracias a sus poemas, fue posible descubrir a esa autora que, como ha comentado en alguna ocasión, tuvo que construir su casa, mucho más que figuradamente, casi desde cero.

El franco-marroquí Tahar Ben Jelloun fue capaz de transmitir, en esa Alhambra donde respira como si fuera hogar propio, la idea de que «solo la poesía es capaz de salvar al mundo», a la que ha llegado después de una vida cargada de peripecias complicadas que le llevaron a presidio por sus ideas en su Marruecos natal.

Ana Blandiana fue la última interviniente, traducida por Viorica Patea. La poeta rumana reveló su gran relación con la ciudad, que le hechizó desde la primera vez en que pasó por ella. Blandiana dijo que «Granada es la ciudad española más atada a la poesía, y repetir esta experiencia en el Festival me llena de alegría». Poemas como 'Hechizo de lluvia' revelaron su particular forma de recitar, honda y emocionada. El recital terminó con un gran aplauso.

El día comenzó en Ciencias de la Educación con una cita 'de traca'. Cuatro poetas valencianos, Sergio Arlandis, Ricardo Bellveser, Jaime Siles y Rafael Soler, presentados todos ellos por un Antonio Enrique que estuvo más que ocurrente a la hora de contar las especiales circunstancias de cada uno. Los cuatro recitaron poemas propios, ofreciendo un completísimo panorama de la lírica valenciana. Honda emoción la que desató la lectura de Ricardo Bellveser, quien quiso acabar su recitación con un poema optimista, 'Adolescentes', tras repasar una trayectoria vital y literaria capaz de crear una comunión única con el público.