La ceguera
El eJe ·
De niños salíamos a la calle con los ojos cerrados y los mayores nos iban diciendo «cuidado», «gira a la derecha» o, claro, «¡que te chocas!»
De niños salíamos a la calle con los ojos cerrados y los mayores nos iban diciendo «cuidado», «gira a la derecha» o, claro, «¡que te ... chocas!». Nosotros, comprometidos con la verdad del juego, apretábamos más los párpados y los hombros por si teníamos en frente un camión gigantesco y debíamos pararlo con la fuerza de unos tobillos imberbes. Luego abríamos poco a poco un ojo y entendíamos que era broma, que no había nada, y reíamos divertidos. Recuerdo también la piscina, en verano, cuando alguien, ciego, gritaba «¡Marco!» y el resto respondía «¡Polo!». Aunque lo cierto es que en este escondite veraniego todos hacíamos trampa y llevábamos una rendijita abierta en los ojos o, incluso, aprovechábamos las zambullidas para mirar por debajo del agua.
Ser ciego era el juego. Es curioso ¿verdad? Nadie en su sano juicio querría perder la capacidad de ver. Qué miedo. Creo que por eso funciona tan bien como juego: por el reto. Porque ser ciego debe ser terriblemente difícil. ¿Quién podría imaginar una aventura con los ojos cerrados?
'See', la serie de Apple TV -la plataforma donde prácticamente todo es bueno-, nos planta un Jason Momoa con aires de samurái en un mundo donde todos son ciegos. No ver se convierte en una excusa para imaginar batallas épicas, duelos formidables y personajes maravillosos. La tercera y última temporada es, al igual que el resto, espectacular. Entiendo que los dragones y los anillos nos tienen deslumbrados pero, si buscan una aventura distinta, busquen 'See'. Hay algo profundo y genuino en esta serie. Algo que todos los que han sido niños entenderán. «Me volveré más ciega cada día porque no tendré quien me vea», escribió Saramago. «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven».
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