Necesitamos más Chandlers
La sonrisa no es igual que la risa. Puedes sonreír por un hecho que te ha sorprendido para bien, por un comentario que dejas volar ... a las primeras de cambio o por un cumplido que crees que no te mereces. La risa, en cambio, es harina de otro costal. Qué complicado es provocarla y cuánto talento hay que tener para que de ti se espere que lo hagas. Por eso admiro a los payasos, que dedican su vida a hacer más amena algunos ratitos de las de los demás.
Luego están los cómicos, que también se esfuerzan en lograrlo pero no todos lo consiguen. Humor como los colores, ya sabes. Así que cuando emerge una figura que consigue risas y más risas, destaca. Y te quedas con su nombre. Dudo exista alguien que no haya oído hablar de Chandler.
Matthew Perry era Chandler en Friends y era algo mucho más. Bueno, lo es, porque si algo tiene esta serie es que es inmortal. Como Matthew, que moldeó un personaje a su antojo y lo convirtió en un icono delicioso. Esperabas que apareciera en escena para disfrutar de sus chistes, que fueron muchos en 10 años: irónicos, satíricos y, ya casado con Mónica, incluso entrañables.
Matthew Perry, a veces, dejaba atrás a Chandler y se ponía el traje de Matthew Perry en plena grabación. Las tomas falsas que abundan en Youtube nos lo muestran en su plenitud, que era inabarcable. El guión quedaba reducido a cenizas por su improvisación y agilidad mental. Sus bromas fuera de antena resultaban incluso más graciosas que las que luego se emitían. Yo he llorado de la risa con él. Y lo sigo haciendo.
A Matthew Perry le pudieron los demonios de quien al éxito le pilla a pie cambiado y luego ya no encuentra el camino recto. En la última reunión de Friends se le vio ausente y sus cinco compañeros, que lo sabían desde hace dos décadas, se esforzaron porque no se notara tanto como ellos lo sentían. Parecía que su final estaba escrito y que iba a llegar más pronto que tarde.
Y llegó. Su muerte ha suscitado millones de reacciones en todo el mundo. Porque todo el mundo ha visto Friends y todo el mundo conoce a Chandler. Porque es imposible olvidar a quien te hizo pasar tantos buenos ratos. Esas personas se echan en falta porque no abundan. Y las necesitamos mucho. Necesitamos que nos hagan reír.
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