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Las tristes azucenas de la noche

Relato de verano ·

José Antonio guzmán gil

Lunes, 31 de agosto 2020, 00:17

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...una lata, toma el euro, el malabarista de la pelota que da juego a los jóvenes noctámbulos, que reparte la pelota a los peloteros ... noctámbulos, repito la palabra noctámbulo, no puedo dormir en el zulo o cuchitril en el que vivo, no puedo, repito, no puedo, mejor tomar la cerveza rodeado de noctámbulos, mejor contemplar los coches de la policía que vienen y van blandamente sobre el asfalto, mejor contemplar a los chinos que venden cerveza, mejor contemplar al tipo del pelo largo y fino y cano y barbas de chivo, con sus pantalones cortos, mejor contemplarlo llevando en silla de ruedas a su supongo pareja, una china, esto está lleno de chinos en sillas de ruedas, qué tontería digo, digo, esto está lleno de venezolanos, esto está lleno de norteamericanos, de malabaristas de la pelota, el fútbol ha hecho mucho daño o no, qué sé yo, ni de fútbol ni de nada, todo antes que volver al cuchitril, todo antes que volver, prolongar la noche aquí, contemplar a la gente, tantos yos como yo, aunque son ellos, aunque son fuera de mi mente, dame otra lata, toma el euro, vistieron a Juanito de maricona, con las ropas de su prima, le hicieron fotos y la subieron al wasap del grupo, estos chicos de la ESO, estos noctámbulos menores de edad son la pera, cada vez más a gusto con las cervezas, ya ni me acuerdo de mi nicho, los peloteros que siguen con la pelota que pasan de pie en pie, de cabeza en cabeza, no quiero volver a la caja, todavía no, never de never, no quiero volver, no me espera nada bueno, es tan pequeño el lugar donde me pudro, tendría que permanecer en esta plaza siempre, en la calle siempre, unirme a la exposición universal de mendigos de esta ciudad que nunca duerme, pedir unas monedas y orinar en los bares de la zona, asearme en cualquier fuente, tener como compañeros neutrales al sol y a la luna, a un perro y a la lluvia y al huracán, tampoco, no, tendré que volver a mi nicho, pudrirme, lograr el punto de la pudrición sublime, terminal, aullar sin silenciador, que fluya mi rabia inconsciente como leche de la gran teta caliente de la gran vaca que es esta ciudad y este planeta, siempre podría suicidarme, siempre podría dejar de vivir, abonar con mi podredumbre la camita donde me desangro todas las noches, luna llena lle lle lle, chico yeyé que aúlla para nadie, la policía que va y viene, la pelota que va y viene, el dolor que va y viene, el mío, el suyo, el nuestro, el dolor de los policías, el dolor de los venezolanos, de los maricones, de los chinos, el dolor, el dolor que no quita ni el alcohol, el dolor mayor tras la resaca al día siguiente, no creer ni en Dios para poder charlar con alguien, no tener ni a Dios, ni un televisor ni una radio, no tener amigos para que me escuchen, sólo tener mis libros, mis poetas, sólo garabatear enigmas en papelitos que meto en un saco, un hombre del saco, como el de la infancia, maldita sociabilidad la de uno mismo, la voz que no calla ni bajo agua, la voz que me acompañará hasta el final, voz acusatoria, voz que me persigue, voz vociferante, voz que seca los grandes rosales, las tristes azucenas de la noche, pelota que no para, la voz que rebota y bota en mi cabeza, la voz que me espera también en el cuchitril, cuándo me desvié, cuándo perdí el camino recto de la felicidad, menos mal que mis padres están muertos, menos mal que dentro de un rato puedo estar muerto, dame otra, toma el euro, ahora me río, como loco, ahora no creo en los cadáveres, soy volátil, lábil, después de todo no es para tanto, después de todo mañana será otro día, después de todo debo volver al cuchitril, como siempre, pensar qué hago, pensar, los precisos y ágiles operarios de la basura, la máquina trituradora de basura, su ruido infernal, las buenas familias de hijos y esposas que esperan a los operarios, o las novias ilusionadas, la casa bien puesta o por poner, las ilusiones todavía fuertes y vivas, gentes con ilusiones, incluso los chinos que venden latas de cerveza, yo que soñé hoy en un imperio, en un local nocturno que tenía éxito, soñé que tenía familia estructurada y amor y zumo de naranja por las mañanas, una casa con vistas al mar, aquí no hay playa, yo tuve que despertar esta mañana, no quedarme muerto eterno en la cama, podrido, no recibir un tiro caritativo como un caballo malherido, volver a contemplar las paredes descascarilladas del cuchitril, volver a hacerme cargo de mi existencia podrida, agusanada, tener que envidiar a todo el que pasa delante de mí, tener que caminar con la cabeza baja, no vaya a encontrarme con cualquier conocido del colegio o de la facultad, cuando yo era como otro más, como el resto, despierta nene, esto debe ser un sueño, una pesadilla, tú no estás en esta plaza bebiendo, contemplando el paso de los demás para no sentirte solo, dame otra lata, y son cinco o por ahí, un mal día de agosto lo tiene cualquiera, mañana tal vez sea mejor para ti, mañana tal vez recibas el telegrama…

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