El toque limpio de Alejandro Hurtado

Su extraordinario toque y su rápida evolución, después de un puñado de prestigiosos premios, le granjearon en 2017 el 'Bordón Minero' en el prestigioso Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, tras varios años en el que dicho premio se había declarado desierto. Es por eso que la cantaora Mayte Martín, se fija en él, y lo incorpora como su guitarrista oficial en sus espectáculos ('Tempo rubato', 'Al Cantar a Manuel' y 'Flamenco clásico'). Y es por eso que es requerido por personalidades tanto del cante (Ana Mochón), como de la guitarra (José Manuel Cañizares) o del baile (Patricia Guerrero).

A medio camino, como decimos, entre clásico y flamenco, con una buena digitación y con un gusto especial, Alejandro hace entrega de su primera pieza por granaínas, homenajeando solapadamente la tierra que lo acoge. Desde un primer momento algo distorsiona en el sonido y es una electrificación innecesaria, una pastilla que samplea la guitarra, brindando un resultado un tanto artificial, cuando —al menos los flamencos— se encuentra mayor sabor cuanto más desnudo es el sonido (incluso, a poder ser, la preferencia suprema pasa por prescindir de la megafonía). Dicho esto, la excelencia fue evidente a cada paso.

La mayoría de las composiciones eran de cuño propio, como las alegrías que sonaron a continuación. Sus entregas son breves; sin necesidad de repetirse o enriquecer un palo con algún palo más (extremo que proponen gran parte de sus compañeros). Después de un poquito por bulerías, Hurtado nos introdujo en lo que él llamó «micromundo»: piezas clásicas que preceden e influencian a los guitarristas flamencos de la época de Mario Escudero o Sabicas.

En primer lugar en este nuevo bloque interpreta una 'Jota' de Francisco Tárrega, con una curiosa técnica de cuerdas montadas, imposibles recorridos por el mástil y cuerdas percutidas. Continúa con la 'Rondeña' de Regino Sainz de la Maza, que posee aires de bulerías.

Alejandro da un paso atrás y vuelve al flamenco propiamente dicho con una suave farruca de creación personal, a la que le sigue una seguiriya animada (como si fuera para bailar), para volver al «micromundo» comentado anteriormente con el 'Zapateado' de Esteban de Sanlúcar y terminar con 'Ímpetu' de Mario Escudero, con igual tendencia a la fiesta, y hacer mutis por el foro.

Tras unos merecidos aplausos, regresa Alejandro a la escena y regala como bis la serenata 'Recuerdo a Sevilla' de Niño Ricardo y versionado por tantos y tantos músicos.