Cuando la Tierra ruge de dolor
El cambio climático inspira la exposición 'Nacer del magma, morir en el mar', de Manuel Rosa, en Condes de Gabia
Dos enormes murales, uno en rojo, otro en azul, presiden la sala Ático del Palacio de los Condes de Gabia. En el primero, una fumarola ... embravecida se eleva hacia el cielo de techo y deja pequeño el volcán que la ha expulsado a la atmósfera. En el segundo, una lengua de lava deja atrás la cordillera y se torna azulada cuando parece mezclarse con el mar del suelo. Los dos murales han sido pintados por Manuel Rosa Segura (Almería, 1987), creador de 'Nacer del magma, morir en el mar', proyecto seleccionado en la convocatoria para jóvenes artistas de la delegación de Cultura de la Diputación Provincial de Granada.
Graduado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y técnico superior en Ilustración por la Escuela de Arte de Granada, Manuel Rosa ha expuesto en ciudades como Madrid, Barcelona, Santander, Bilbao, Granada y Sevilla, ha sido seleccionado en diversos certámenes de arte como 'Imposible de Etiquetar' o 'Pintura Joven de Granada', y becado en el 'V Encontro de Artistas Novos en la Cidade da Cultura de Santiago de Compostela'. También ha participado en exposiciones colectivas en espacios como La Casa Encendida o Bilbaoarte. Esta muestra es su segunda exposición individual tras la primera en 2015, titulada 'El cielo infinito', que se presentó en el Centro de Arte Joven de Granada.
En 'Nacer del magma, morir en el mar', Manuel Rosa indaga en el episodio de destrucción más violento de la naturaleza: la erupción volcánica. El impacto sobre la naturaleza que conlleva el cambio climático, en particular, la erupción de los volcanes, es una de las preocupaciones del joven ilustrador. Él mismo explica que el origen del proyecto fue doble. «Por un lado, el dibujo de nubes como recurso artístico me llevó a observar las erupciones de los volcanes y fijarme en los paisajes volcánicos, y por otro, tenía la necesidad de contar mi preocupación sobre el cambio climático y las crisis medioambientales», detalla. La naturaleza es para Manuel Rosa «un sujeto con emociones y sentimientos» y considera la convivencia con el entorno natural como una cuestión fundamental de la supervivencia humana.
Desierto y mar
El mar también es un elemento vital en Manuel Rosa. Criado en Cabo de Gata, asegura que «podría estar horas mirando al mar». El mar de Los Escullos o del arrecife de las Sirenas está en su memoria. «Nací en un desierto encrespado con un mar azul oscuro y apacible con corrientes que te podrían absorber con fuerza si te adentras demasiado tras el rompeolas». Es tal su simbiosis con el Mediterráneo que llega a decir que «la sal y el sol más intenso de toda Europa son el único padre que me ha bañado, quizá una suerte de fuego húmedo en el aire siempre ha calentado mi cuerpo en el invierno más gentil que he conocido».
El rotulador, ya sea rojo, negro o azul, forma parte relevante de su paleta. Lo aplica con maestría sobre la madera de sus lienzos o sobre las paredes de la sala Ático mezclado con acrílico para dar forma a los dos murales que desaparecerán tras la exposición. La naturaleza salvaje y seca, herida por la acción del humano, cobra vida en paisajes donde la muerte está presente. Como en 'Herida abierta I', donde aplica rotuladores rojos sobre papel ecológico para mostrar el tronco de un árbol abierto y humeante. La muestra se inauguró anoche y estará abierta hasta el 13 de enero.
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