Los tebeos que cambiaron la historia social de Granada, en el Palacio del Almirante
El espacio cultural de la UGR acoge hasta el 2 de diciembre la muestra 'Viñetas en transición', que exhibe el origen del éxito local del cómic
José Antonio Muñoz
Granada
Miércoles, 12 de octubre 2022, 00:20
De aquellos polvos, estos lodos. O mejor dicho, de aquellos trazos voluntariosos y febriles, el éxito de dibujantes de cómic con repercusión mundial, como Juanjo ... Guarnido o Sergio García. El Palacio del Almirante, en el Albaicín, acoge desde ayer y hasta el próximo 2 de diciembre la exposición 'Viñetas en transición', subtitulada 'Cómics en Granada. 1976-1986', donde se ofrece, a lo largo de más de dos centenares de piezas, un recorrido por los orígenes del moderno noveno arte en nuestra ciudad. Comisariada por Ricardo Anguita, José Tito y Enrique Bonet, es un viaje fresco, directo, desprejuiciado, hasta la creación de un grupo de autores entre los que figuraron Rubén Garrido, Ozeluí, Carlos Hernández, Paco Quirosa, Joaquín López Cruces, Antonio Pamies, y una generación de imberbes entre los que, efectivamente, estaban ya Guarnido y García.
Fue, cómo no, Juan de Loxa el primer agitador, siempre visionario, que intuyó lo que el cómic local podía dar de sí. Desde su casa albaicinera fue el padrino de 'Las aventuras de los…', aquel voluntarioso intento que vio la luz en 1970. En los estertores del franquismo, pasaban por su salón algunos de aquellos entusiastas de la viñeta, que veían su reflejo en el relumbrón de cabeceras nacionales como Trinca o Hermano Lobo y a nivel internacional en otras tan emblemáticas como Charlie Hebdo.
En la exposición hay ejemplares únicos y originales no vistos, cedidos por sus autores de forma expresa
José Tito recuerda con cariño el papel que luego desempeñarían personas de la Universidad como Montserrat Rubio, quien facilitó a aquellos jóvenes la posibilidad de imprimir sus tebeos en la imprenta de la institución académica a precio de coste. «No teníamos un duro, y solo pagábamos el papel y la hora de máquina. Así, todas las publicaciones que hizo 'un equipo andaluz de tebeos' –nuestra denominación como grupo– partieron de aquellas máquinas».
Enrique Bonet ha realizado la labor 'de pico y pala' para reunir buena parte de las obras que integran la exposición, originales cedidos por sus autores para la muestra. Otra parte pertenece a la colección de José Tito, una auténtica 'hormiguita', poseedor de ejemplares descatalogados, algunos de los cuales tienen un valor difícilmente cuantificable. Fruto de la labor de los comisarios es una muestra en la que el visitante observa con una cierta sonrisa nostálgica publicaciones como La Granada de Papel, Olvidos de Granada, Don Pablito o Zumbayá, perfectamente insertadas en el efervescente ecosistema cultural capitalino. En Don Pablito –subtitulado 'Revolución o muerte'–, por ejemplo, cada número definía el contenido en su portada: desde «Tebeos para leer y tirar», hasta «Suplemento eclesiástico para jóvenes devotos», pasando por «La revista que leen los duros».
Medio siglo atrás
Hace cinco décadas, el cómic en España no tenía la repercusión de hoy, cuando, entre mallas azules y martillos volantes, se ha convertido en objeto de culto para los más jóvenes. «Los tebeos marginales, hechos por aficionados, tuvieron su caldo de cultivo principal en ciudades grandes, como Madrid, Barcelona o Valencia. Pero hete aquí que en Granada comenzamos a hacer cosas que no estaban mal», recuerda Tito con humor. «Y lo curioso es que nuestros homólogos de esas ciudades empezaron a ver a esa gente del sur, a ese 'un equipo andaluz de tebeos' con simpatía. Éramos conscientes de que estábamos aprendiendo. Pero teníamos muy claro que, además de divertirnos, teníamos un papel que desempeñar en esa época apasionante de cambios sociales que estábamos experimentando».
En el Palacio del Almirante se puede observar de primera mano lo que Tito, experto en jardines –y en meterse en ellos– llama «el sustrato» que hizo florecer el cómic en una ciudad de provincias. En blanco y negro o color, usando las técnicas más diversas, tirando con tirachinas o con bala, pero siempre dando en el blanco.
Reivindicaciones a pie de calle y Lola Gaos como repartidora de lujo
Uno de los puntos de inflexión de la historia del cómic granadino tiene una fecha, la del primer 'Cinco a las cinco', homenaje a Federico García Lorca en el día de su nacimiento de 1976. En el acto matutino que tuvo lugar en el Hospital Real se repartió el cómic '81 viñetas para García Lorca' que salía por las ventanas desde la propia imprenta, aún caliente. Entre los intelectuales que acudieron a ese acto, la inolvidable actriz de 'Viridiana', fue una de las improvisadas repartidoras de aquella publicación. «Cogió un paquete bajo el brazo y no daba abasto», recuerda Tito. El papel reivindicativo del cómic –mejores transportes, mejor sanidad, más seguridad y libertad– contribuyó a mejorar la vida de Granada y sus gentes.
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