Lola Herrera | Actriz
«La situación que vive Gaza es un atropello en pleno siglo XXI»La intérprete más reconocida del teatro español presenta de hoy al sábado 'Camino a la Meca', y abre temporada en el Isabel la Católica
Hablar de la actriz vallisoletana Lola Herrera (1935) es hacerlo no sólo de una artista, sino de un ser humano absolutamente incombustible. En las pantallas ... y las tablas –un terreno donde, todos lo reconocen es la reina absoluta– y en su propia vida, casi nada le ha sido fácil. Siempre será recordada como la Carmen Sotillo de 'Cinco horas con Mario', un montaje con el que pasó por Granada en la gira de despedida del personaje, pero obviamente, es mucho más. En 'Camino a la Meca', que presenta de hoy al sábado en el Isabel la Católica, su personaje es el de Helen Martins, una escultora que luchó contra el appartheid sudafricano, siendo incomprendida y a veces perseguida en silencio por tal postura. Como su protagonista, Herrera es una mujer de convicciones, que no tiene ni edad ni ganas para esconderse de nadie.
–El montaje que trae estos días a Granada supone un cruce de caminos entre disciplinas artísticas. ¿Cómo afrontó usted el reto de convertirse en una escultora como Helen Martins?
–Estoy de acuerdo con ella en muchos aspectos. Ella vivió, insertada en un ambiente que en primera instancia no la comprende y luego se vuelve abiertamente hostil contra ella. Pero insisto, más allá de la escultora, estuvo una mujer con una experiencia vital muy rica. Llevar la contraria al poder establecido en un pueblo perdido en un país como Sudáfrica le llevó a afrontar consecuencias difíciles. Fue una mujer muy valiente.
–¿Cómo ha sido su relación con la escultura hasta la fecha en que asumió este papel?
–Por haber nacido en Valladolid, la ciudad donde se encuentra el Museo Nacional de Escultura, me familiaricé desde muy pronto con las obras de los grandes maestros. Evidentemente, la obra de Martins tiene muy poco que ver con la obra figurativa que se puede observar allí, pero me parece igualmente interesante su trabajo, aunque sea distinto.
–Parecía que al terminar el appartheid en Sudáfrica, íbamos a dejar de ver barbaries semejantes, y fíjese dónde estamos.
–Es increíble que en pleno siglo XXI se sigan cometiendo atropellos contra la humanidad como los que están ocurriendo en Gaza, y otras guerras que salpican el planeta, generando destrucción y muerte. Deberíamos aprender para siempre que nadie es más que nadie, y condenar los abusos, vengan de donde vengan.
–Helen Martins vivió mucho tiempo en soledad. ¿Cómo se lleva usted con esta realidad?
–La soledad, cuando es elegida, puede llegar a ser muy estimulante. Personalmente, la disfruto mucho. Evidentemente, la soledad no elegida es un gran problema. Es duro tener cosas que decir y no tener a quién decirlas.
–En este montaje usted no es que esté bien acompañada, es que está en familia.
–Sí, este es el tercer montaje que comparto con mi hija Natalia. Sobre el escenario, nos transformamos en nuestros personajes y la familiaridad desaparece, pero tiene su encanto compartir viajes y recorrer las ciudades en las que actuamos juntas.
–Granada siempre la ha apoyado...
–Y me encanta volver a esta ciudad, que conozco tan bien y disfruto tanto. Espero que el público disfrute también acompañándonos en esta obra.
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