«Me he sentido mirado con lupa, tanto desde fuera como desde dentro»

-¿Qué balance hace de esta primera parte del Festival?

-Muy bueno, los resultados de difusión se cifran en más de 2,5 millones de euros en impactos, estamos en una ocupación del 92%, los conciertos de Les Siècles han sido retransmitidos en directo a ocho países y en diferido en Mezzo, France 2 y France Musique, llegando a 60 países y 55 millones de personas. Tenemos, además, a un grupo de medios internacionales acreditados de primer nivel, como Le Monde, Die Welt, Frankfurter Allgemeine Zeitung... Los periódicos nacionales están publicando críticas casi a diario. Creo que estamos consiguiendo, poco a poco, el objetivo que nos marcamos de crecer en visibilidad y en la internacionalización del Festival.

-¿Qué sensaciones le están transmitiendo artistas y público?

-Después de haber armado un Festival que en su planteamiento era un riesgo, con programas no habituales en citas 'de verano', no proclives a un aplauso fácil, sino pensados con una línea dramatúrgica, la respuesta está siendo fantástica. Debussy no es un músico fácil, es muy moderno, sofisticado, y hacer dos programas con la música orquestal de Debussy con una orquesta relativamente desconocida como Les Siècles, es una gran apuesta. Casi todos los programas han tenido música del siglo XX, las matinales, el espectáculo de Blanca Li fue una propuesta no tradicional... Han sido unos primeros días de estética vanguardista, que, sin embargo, han gustado mucho, me dicen.

-¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado del mostrador?

-Hay una doble sensación, extraña. Te encuentras frente a algo que has diseñado, pero no estás en el escenario para dirigirlo. Supone una responsabilidad distinta. Quieres que guste, que los demás perciban tu trabajo, pero no tienes un control directo sobre ello. Es similar a la sensación que debe tener un director de escena cuando se estrena su montaje. Pero, a la vez, tengo la tranquilidad de estar trabajando con artistas que conozco, de probada solvencia, y estoy disfrutando mucho.

-¿Qué ha encontrado en estos meses en quienes tomaron por unanimidad la decisión de ponerle al frente del Festival?

-Me he reunido tres veces con el Consejo Rector y el Círculo de Mecenazgo, y he sentido cierta impaciencia por que empezara esta primera edición conmigo como director. También me han transmitido que las expectativas son muy altas. Había ciertos nervios, también.

-¿Se ha sentido mirado con lupa?

-Sí, claro. Desde fuera y desde dentro. Pero uno tiene que hacer su camino y defender su propuesta hasta el final, porque todo lo he hecho con honestidad artística. También intentado explicar cuáles son mis ritmos de trabajo, y la necesidad o no de mi presencia física en Granada.

-Quizá le demanden que esté, porque antes han estado todos sus antecesores.

-Este es un asunto curioso. Si Granada quiere a un director de orquesta con cierta trayectoria y nombre, y quiere los beneficios de ello, como es el traer a la prensa internacional y televisiones europeas, hacer presentaciones en Estados Unidos y Europa, utilizar la agenda de contactos para que vengan a Granada ciertas figuras, eso requiere no estar aquí todos los días. Si al final no resulta el cóctel, habrá que admitirlo y ceder el paso.

-Buscar el justo medio es difícil.

-Sí, pero es que, por ejemplo, el programa de Patricia Petibon lo preparamos reuniéndome con ella en Madrid y en París. Siempre dejando un margen de libertad, claro. Pero esto requiere hablar de tú a tú, no a distancia. Lo mismo con Gergiev, con Pierre-Laurent Aimard, con Aedes... No es sólo ver qué te ofrecen, o qué repertorio llevan en gira, o que tú les obligues a tocar esto o aquello. Eso es lo que propicia un Festival diferente.

-En Granada siguen tirando los nombres más que los programas.

-Patricia Petibon es un súper nombre, y mi misión es hacerla conocida en Granada, también. La próxima vez que venga tendremos un llenazo. Luego, por ejemplo, que Los Habichuela actúen en el Festival es una cuestión de justicia, son dos artistas granadinos fantásticos, Juan Habichuela Nieto es un artistazo, y Pepe es de otra generación, pero también es un gran nombre.

-Ya sabe usted con el presupuesto que cuenta, ¿cómo lo maneja?

-Recibí un Festival saneado, y no voy a gastar ni un euro más de lo que tengo, a pesar de la inversión en imagen y comunicación que hemos hecho. Cuando pueda demostrar que se ha hecho un buen trabajo, tendré la opción de pedir algo más.

-¿Cuándo otro gran patrocinador?

-Eso hay que hacerlo con calma, con proyección internacional, porque los grandes patrocinadores quieren codearse con empresas de su mismo nivel. Requiere un gran esfuerzo. El público y los patrocinadores vendrán cuando escuchen aquí algo que no puedan escuchar en Londres, París o Madrid.

-¿Para qué sirve una mala crítica?

-Para relativizarla. Las leo todas. Alguna mala crítica he recibido del concierto inaugural, pero también las ha habido muy buenas.

-¿Ha sacado alguna conclusión de lo vivido hasta ahora?

-Por supuesto, en el equipo tomamos nota de muchos aspectos, temas por corregir, somos permeables al día a día, porque me gusta cuidar cada detalle de imagen, espacios, presentación... De cara al futuro, miraremos qué funciona y qué no, y dónde.