«El relato verdadero de ETA es el de las víctimas»

–Usted nació en San Sebastián, pero estamos hablando en Granada. ¿Por qué?

–Porque cuando tenía poco más de 15 años, ETAasesinó a sangre fría a mi padre y a tres de sus escoltas, y mi madre, mis ocho hermanos y yo tuvimos que huir de forma precipitada del País Vasco, donde nacimos, porque ETA no solo asesinaba, sino que hacía la vida imposible a sus víctimas. Mi madre, con buen criterio, decidió que no quería criar a sus hijos en un ambiente de odio, así que nos fuimos a Madrid, donde conocí al granadino con quien me casé, y nos vinimos a vivir a Granada.

–¿Cuál es su 'relato verdadero' de aquellos años?

–Siempre digo que el relato verdadero es el de las víctimas, sin blanqueos ni eufemismos. Vivíamos sin libertad, con mucho miedo, y aunque como adolescente no era consciente del peligro que corríamos. No me di cuenta de la falta de libertad en la que vivíamos hasta que no viví la libertad verdadera. Cuando te das cuenta de que puedes llevar una bandera de España por la calle sin que te agredan. De todas formas, según los psicólogos, tengo, como muchas víctimas, memoria selectiva, y he borrado todo lo que me hace daño. Sin embargo, las imágenes del atentado no se me borran.

–La manifestación de hace ocho días en Madrid, ¿es el signo de que ETA no ha terminado, y de que las víctimas no están solas?

–Ciertamente. ETA no ha terminado. Su brazo institucional sigue haciendo daño en los parlamentos, ayuntamientos y demás foros de poder. Los asesinos no se han arrepentido ni han colaborado con la justicia. Las cartas de arrepentimiento se han demostrado falsas. El Gobierno está acercando a presos con informes desfavorables de las Juntas de Tratamiento. Nos mienten para favorecer su relato. Y sí, nos sentimos acompañados, y mucha gente que quiso ir a la manifestación no pudo. Pero necesitamos el apoyo de la gente para continuar con nuestra labor.

–¿Qué ha encontrado cuando ha vuelto al País Vasco?

–Caras largas cuando llevas una bandera española en la mascarilla, o llevas la mascarilla de la AVT. Restaurantes que te toman una reserva, cuando les dices que vas de la AVTte dicen que están llenos, y luego pasas por la puerta y compruebas que están vacíos. Por mucho que digan que la situación se ha normalizado, queda mucho por hacer.

–¿Cuesta practicar la mansedumbre cuando se ha recibido tanto daño?

–Cuesta, pero nunca nos colocaremos al nivel de los asesinos y quienes les apoyan, porque las víctimas sabemos que la violencia no lleva a ningún lado.