Ver fotos
Un recorrido por 500 años de historia y arte en Granada
El Monasterio de la Concepción cumple su V Centenario y muestra su museo, lleno de joyas de la creación sacra | Los visitantes pueden contemplar piezas únicas de Sánchez Cotán, Jacobo Florentino, los García o Pablo de Rojas
ANTONIO ARENAS
Granada
Lunes, 8 de julio 2019, 19:42
Cuando llegamos a la Placeta de la Concepción, nos recibe a la entrada del Monasterio con una amplia sonrisa su abadesa Sor Consuelo y ... quien será nuestro magnífico guía, el sacerdote y director del Centro de Historia y Patrimonio de la Facultad de Teología de Granada, Francisco Javier Martínez Medina. Tras atravesar la puerta, este nos explica que la invitación responde a la celebración del V centenario del Convento de la Concepción, o de la Concha, como es conocido popularmente. Conmemoración que comenzó a organizarse hace unos años, pensando en que era importante celebrar cinco siglos de su presencia en Granada «con la variante de que este convento nunca ha sido deshabitado y contar con un riquísimo patrimonio».
El recorrido se inicia por la primera de las doce salas de este singular museo que conserva arte sacro en su contexto original. Innumerables obras pictóricas y escultóricas de la escuela granadina, objetos etnográficos, orfebrería, barros y documentos de un valor incalculable hacen de la visita una experiencia única. Muchas obras de Sánchez Cotán, Jacobo Florentino, los Hermanos García, Pablo de Rojas, Ambrosio Martínez de Bustos, Alonso y Pedro de Mena, Alonso Cano, Bocanegra, Juan de Sevilla, Risueño, etc., se suceden en las distintas estancias haciendo difícil su enumeración.
En las sala de entrada los visitantes pueden conocer los orígenes de la devoción a la Inmaculada en Granada y su expansión gracias al convento de las hermandades, como la Real Maestranza de Caballería, la Hermandad de la Concepción o la Cofradía de Semana Santa Penitencial. Aquí se pueden ver dos cuadros de los Reyes Católicos, recordando la historia de la Inmaculada, una imagen de ésta vestida a la egipcia que se vincula a la aparecida en la pintura de la torre Turpiana, junto a cuadros referidos a las grandes órdenes que tienen especial empeño en su devoción como los franciscanos que es la orden más inmaculista de todas siendo uno de sus miembros Duns Scoto, conocido por la sutileza de sus análisis como 'Doctor Sutil', que define el dogma de la Inmaculada.
El monasterio acoge la catalogada como mejor efigie de Cristo del Renacimiento español
Le sigue la sala De profundis, donde están los enterramientos con las bulas fundacionales... «Un discurso hecho de tal manera que no se entra en un museo se entra en un convento, en una clausura reconstruida donde se pueden ver incluso fotografías antiguas de todo el convento». Todos los días en esta sala las monjas acuden a recibir la comunión y en ella se guarda la memoria de estas religiosas. También se pueden ver todos los documentos fundacionales de esta orden en Roma en la Basílica de San Juan de Letrán por lo que este convento depende canónicamente del Santo Padre, «cosa que no se conoce», de hecho en el altar mayor queda pintada la tiara con las llaves, el escudo de esta basílica y un cuadro del Salvador y una colección importante de imágenes devocionales, destacando de una forma especial una imagen de la que existen dos representaciones en Granada, el cuadro de un crucificado, de la escuela de Sánchez Cotán, de finales del siglo XVI o comienzos del XVII, pintado desde el Sacromonte, en concreto desde la placeta principal de la Abadía, que tiene unas vistas espléndidas del valle de Valparaíso con la Alhambra y la ciudad al fondo.
La biblioteca conserva manuscritos sacros de calidad comparable a la de Santa Teresa
«La cantidad de obras de arte es espléndida por lo que hay una visita guiada todos los días, menos los lunes y cuando se celebre alguna actividad religiosa como Semana Santa. Los guías son jóvenes preparados, doctores en Historia del Arte, que lo van explicando pedagógicamente. También se hacen talleres para niños y gente joven de tallado, dorado, de creación de arte, para formar el sentido de la estética», añade mientras nos vamos acercando al coro bajo desde el que se puede pasar a la iglesia que califica como «la joya del convento» por acoger una pieza fundamentales: el primer Cristo que vino a Granada.
Según la tradición este Cristo llegó con las religiosas en 1518, curiosamente el mismo año que Jacobo Florentino viene a Granada, por lo que no es de extrañar que vinieran en la misma caravana. «Es una de las joyas considerada por grandes historiadores del arte como la mejor efigie renacentista de Cristo en toda España. La cara es casi idéntica a otro gran Cristo que tenemos en Granada, el Cristo de San Agustín de este mismo artista. Junto a él, la gran Inmaculada del altar mayor cuya estructura fundamental es de Pablo de Rojas y posteriormente retocada por Pedro de Mena y junto a ella un San Francisco de Pedro de Mena...». La visita continúa por la Sacristía, convertida en el pequeño museo donde se conservan las joyas de bordado y vestimentas de las dos imágenes titulares de la cofradía de Semana Santa y un traje de un torero que al parecer fue bautizado aquí.
Sala Capitular
En la Sala Capitular, donde las monjas se reúnen para elección de superiora o ingreso de otras y discusiones internas sobre la marcha de la comunidad, se muestran distintas representaciones dedicadas en gran parte a la Virgen Inmaculada, Virgen madre, Virgen niña, a las advocaciones de las Angustias, y otras de influencia peruana en el que se ve a la Virgen niña hilando, otra Inmaculada de Pedro de Mena, la Virgen de la Leche, de gran calidad de finales del siglo XVI, en la que se ve a la virgen amamantando al Niño. Le sigue la sala del barro granadino, que se ha dedicado a una técnica de escultura de barro muy importante en Granada en el siglo XVIII existente antes con los hermanos García y que se conservan en Granada fundamentalmente gracias a los conventos que los han guardado en hornacinas.
La importancia de esta sala es que guarda el único ciclo en la vida de la Virgen inspirados en cuadros y obras clásicas. En otra urna se observan con las flores de seda que en el siglo XVIII fabricadas por las monjas y que se conservan espléndidas. Por unas escaleras decoradas con fotografías de todas las Inmaculadas de Granada accedemos a la sala de la comunidad donde las monjas realizan sus labores y pueden hablar una hora al día. Está centrada en las imágenes de mayor devoción, los niños Jesús, de pasión, de gloria... «Es una colección importante de niños Jesús, de Risueño, José de Mora, de Sánchez Cotán, y otros grandes escultores granadinos», aclara al tiempo que llama la atención sobre 'El buen pastor' una de las obras de Sánchez Cotán.
Sala del locutorio
En la pequeña sala del locutorio se muestran dos piezas muy importantes, concretamente la Virgen de los Dolores, de la Escuela gaditana, del siglo XVIII con manto y saya bordados en oro y un 'Cristo recogiendo las vestiduras' después de la flagelación que pertenecieron a la capilla familiar de los Fallas en Cádiz, cedido en depósito por Maribel Falla. Al lado del locutorio, en otra pequeña sala se muestran los 16 pasos de la Semana Santa granadina, regalo de la hija del pintor López Vázquez muy amiga de las religiosas que fue construyendo poco a poco en sus ratos libres reparando en bordados hechos a mano, faroles, luces, y que es muy admirado por los turistas al poder ver juntos los pasos de la Semana Santa granadina.
Llegamos al Oratorio donde se muestran casullas y ornamentos litúrgicos, además de devocionarios y una de las imágenes menos conocidas de Pedro de Mena, junto con otras de Alonso de Mena, otro Cristo recogiendo las vestiduras de Bocanegra y un bellísimo Cristo de barro cocido de los hermanos García, el misal granatensis concedido a Granada del que solo se conservan dos ejemplares, uno en este convento y otro en la Catedral. También se pueden contemplar los cuadros de dos figuras muy importantes para este convento, Sor Gertrudis, religiosa del siglo XVIII que era una mística de la que se conservan manuscritos desconocidos de obras importantísimas junto con sus silicios y objetos personales.
Las monjas cuando entraban en religión lo hacían con un vestido blanco y una corona de flores como si fueran una novia«
También en la Biblioteca conservan otra gran cantidad de manuscritos de calidad literaria comparable con Santa Teresa. Antes de abandonar la sala nos cuenta la historia de la pequeña colección de coronas de flores y de espinas sin valor artístico. «Las monjas cuando entraban en religión lo hacían con un vestido blanco y una corona de flores como si fueran una novia, y una vez en el convento se ponían el hábito de la orden y la corona de espinas significando que desde entonces llevarían una vida de retiro y sacrificio a los demás». Igualmente, podemos ver un pequeño crucificado atribuido a Alonso Cano, pintado sobre madera con urna de ébano y marfil. Antes de marcharse del convento los visitantes tienen la oportunidad de llevarse algún pequeño recuerdo en forma de rosarios, imágenes religiosas... y también dulces típicos. Para terminar, Martínez Medina indica que «lo curioso es que vienen más extranjeros que granadinos». En la web de Tripdavisor, donde cuenta con 85 reseñas y la máxima puntuación, los visitantes se deshacen en elogios por la valiosa colección de arte, lo cuidado de las estancias y la amabilidad de los guías.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión