Concierto en Granada
Rayden & Co: Lleno en la calle de la alegríaLo de David Martínez es otra madera. Pocas veces hay alguien con semejante dominio escénico y de la comunicación
Juan Jesús García
Sábado, 13 de mayo 2023, 10:02
El cuarto de los minifestivales gratuitos que organiza cervezas Alhambra volvió a llenar de gente la vera del Genil, esta vez en la zona del ... Palacio de Congresos con su anfiteatro 'natural'. El fresquito de estos días añadió un plus de placer añadido a la siempre grata experiencia de escuchar música al aire libre y sin limitaciones espaciales. Y bailarla, porque el programa del viernes fue premeditadamente escogido para gastar suela: Tony Eskorzo DJ, Mr Kilombo y Rayden, tanto que al comienzó de paseo se percibía la polvareda de los bailadores. Para mayor recato, el sábado (19h) está la deliciosa Valeria Castro en el Carmen de los Mártires en la serie 'Espacios singulares' de la cervecera granadina. Pista de rápido y pista de lentas, para todos los gustos.
La tarde comenzó con el vocalista de Eskorzo en labores de selector musical. Toni Moreno no se limitó a pinchar vinilos o marcar con el ratón archivos en MP3, sino que fue un paso más adelante, ejerciendo de productor-remezclador. Así, sobre sus propias bases fue en engarzando piezas variadas, de Kusturica, James Brown, Santana, Bomba Estéreo, la colombiana Totó la Momposina etc, siempre teniendo como común denominador la cumbia en toda sus variantes. Patrón rítmico irresistible para mover los pies y el espíritu en cualquier país donde se hable castellano.
Mr. Kilombo, o lo que es lo mismo, el cantautor Miki Ramírez, de Alameda de Osuna (buen barrio madrileño: Pereza, Le Punk, Buenas Noches Rose, Alamedadosoulna, Sidecars…) es una batidora de ritmos (humanos) con el selector del buenrollismo en el 10. Este cantautor, nieto de Don Manuel Chao y Don Pedro Guerra, es un rumbero de raza, en los términos de Rubén Blades: «ha llorado, ha vivido, ama la esquina, y del barrio tiene los pulmones». Su set fue animoso y reconstituyente, con estribillos de autoayuda, y canciones, que como 'Sinmigo' marcan la diferencia, y así se lo reconoció Rayden nada más salir, y un rato antes bailando en la trastienda.
Lo de David Martínez es otra madera. Pocas veces hay alguien con semejante dominio escénico y de la comunicación. Armado con una recia banda, tan RATM como DCD, sus letanías se adentran en el pop directamente (con un deje de voz cantando tan Bunbury como a veces con ecos de Mikel Izal), una arquitectura ocasionalmente operística y siempre doblado y coreografiado por su habitual Mediyama. Sus inmensas letras, de rapsoda más que de rapero, se adentran en la certera reivindicación y una respetuosa humanidad muy compartible por el/la ciudadano/a medio, con rima aguda, verbo sueltísimo y profusión de coreos (¡esos 'lololós' tan festivaleros!). Se predespidió (lo hará en febrero) entre ovaciones tras encandilar a los miles de asistentes sin olvidarse del mundo real: «ojala mañana, y mañana es ya tarde, haya una sanidad mental pública para todos», dijo. No faltó la eurovisiva 'Calle de la Llorería', aunque como el de Úbeda, también se ha mudado a la de la alegría, «que yo ya lo lloré», como canta. La 'Matemática de la carne' fue el final de una tarde/noche de continuados mensajes optimistas y siempre necesarios.
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