Paolo Pinamonti | Director del Festival Internacional de Música y Danza
«Programar ópera dispararía el nivel de internacionalización del Festival»El musicólogo veneciano está satisfecho de cómo se ha desarrollado la edición de 2025 y prepara la del 2026 con grandes sorpresas
Paolo Pinamonti (Venecia, Italia, 1958), ha pasado –con nota– la reválida de su primer año al frente del Festival Internacional de Música y Danza. Diplomático, ... como buen hijo de la Serenísima, eficaz y con un nivel de dedicación que le hace trabajar en pleno agosto, responde a las preguntas de IDEAL sin andarse por las ramas. Porque, aun desde la diplomacia, se puede hablar claro sobre cualquier asunto.
–¿Esperaba el éxito del Festival de este año?
–No. Estoy muy contento.
–Lo puso en pie en apenas diez meses.
–Es el tiempo que he tenido, pero lo hemos hecho posible.
–¿Qué le ha sorprendido más?
–La reacción del público granadino. Es un público culto, preparado, serio. Al que le gusta la calidad y también el riesgo. La inauguración no era un programa fácil, la 'Misa en si menor' de Bach era una obra importante, pero ejecutada de una vez, sin descanso, era comprometida. Eso sí, la interpretación, con Marcon, Carlos Mena, y el resto de los cantantes, fue estupenda. El 'Agnus Dei' fue espectacular.
–Se han reincorporado nuevos escenarios, como la Cartuja. El éxito parece que aconseja su mantenimiento para el año próximo.
–Sin duda. Que a pesar de las dificultades el público haya llenado los conciertos es una buena noticia.
–En general, el programa de este año, no era para mayorías.
–No, y un Festival como Granada, sin grandes eventos líricos, y algunos espectáculos, como el de Bostridge, muy para melómanos, si llega al 94% de ocupación, es porque tiene un público fiel, insisto. Y he comprobado que, además de las grandes estrellas, al público le interesan los programas.
–¿Va a mantener de cara al próximo año ese equilibrio, usando el símil futbolístico, de 'hombres y nombres'?
–Es un equilibrio difícil, pero lo vamos a intentar, porque pienso que ahí está la identidad del Festival. El año próximo cumpliremos 75 años, y es preciso seguir en la senda que hemos emprendido, y que gusta al público. Granada ha demostrado ser una de las capitales de las vanguardias del siglo XX, y debemos seguir en esa línea.
–El Festival del próximo año tiene, además del guarismo, el 150 aniversario de Falla detrás.
–Sí, entramos en una época de grandes efemérides. La de Falla que usted cita, el centenario de la Generación del 27, el encargo de la Catedral en el 28... Hay mucho por celebrar, también musicalmente.
«Incrementar la dotación es algo que hay que plantearse my seriamente. Se ha demostrado que si hace falta dinero, lo hay»
–¿Seguirá profundizando en esa conexión con la herencia musical local que este año representó, por ejemplo, el homenaje a Juan-Alfonso García?
–Sí, porque, como decía antes, ahí está la identidad del Festival. Es bueno acoger buenas orquestas en gira, pero estas no deben venir con un programa rutinario, sino con uno específico para Granada, que luego incluso puedan tocar en otro sitio, pero que se estrene aquí. El próximo año, por ejemplo, vamos a tener grandes orquestas, y en todos los programas habrá obras de Falla. E igualmente va a ocurrir en el 27, donde daremos un hueco importante a los Halffter, Bacarisse y los grandes músicos de esa generación.
–Este año se atrevió con dos óperas, una representada para niños y otras dos en versión concierto que casi se convirtieron en semiescénicas. ¿Qué balance hace y qué tiene preparado para 2026?
–Creo que hay títulos operísticos que se pueden hacer en versión concierto y no pierden nada, si hay un buen elenco. Ocurrió así en 'La traviata' y en 'Pagliacci'. Metimos a la orquesta en el foso del Generalife, y vamos a seguir haciéndolo. Creo que hemos roto con el tabú de que no se podía hacer. No serán orquestas grandes, de momento. Espero que con la Capitalidad Cultural se acometan inversiones que permitan meterlas con el tiempo. Ylos ballets trataremos de tenerlos siempre con la música en directo.
–¿La inclusión de un ciclo lírico de peso sería el salto definitivo para el Festival?
–Sin duda. Tenemos un público que es al 70% granadino, al 20% nacional y sólo un 10% internacional. Si queremos traer más público foráneo, hay que programar ópera, porque todos los festivales lo hacen. Pienso en el Festival Rossini, de Pésaro, en el cual el 90% está integrado por extranjeros, mayoritariamente ingleses. Igual ocurre en Aix-en-Provence.
–Eso significaría aumentar el presupuesto.
–Sí, pero pienso que es algo que hay que plantearse seriamente. Y si se quiere, hay dinero. La relación entre una noche de ópera y un concierto sinfónico, a nivel de presupuesto, es de cinco a uno.
«Todos los que han estado presentes lo han estado porque son grandes artistas, no porque sea necesaria una cuota»
–¿Dónde la haría?
–Mi sueño es crear una estructura efímera, sólo para el verano, en el Teatro del Generalife, que permita instalar escenografías. Un espacio así para una ópera sería un sueño para cualquier director de escena, y la acústica puede funcionar.
–¿Hasta qué punto es importante que se haya declarado la próxima edición como Acontecimiento de Interés Público?
–Para nosotros, es un gran respaldo, porque cada aportación privada se desgrava casi totalmente. En un año en que hemos batido el récord de patrocinios de nuestra historia, con casi 870.000 euros, que quien nos ayude no tenga que pagar por ello es una grandísima noticia.
–Este año mantuvo una cuota de granadinos altísima. ¿Va a seguir en esa línea?
–Es cierto que ha habido muchos granadinos, pero no ha sido una cuota local. Todos los granadinos que han participado son unos grandísimos artistas, desde María Dueñas hasta Pablo Heras-Casado, pasando por Eva Yerbabuena, Manuel Liñán, Patricia Guerrero, Pilar Alva o Pablo Gálvez.
–Ojalá en el Festival de 2026 no haya problemas de última hora, como en 2025.
–Un festival es algo vivo. Tanto la sustitución con Pablo Heras-Casado como el cambio de programa con Aterbaletto se hicieron de forma ágil y rápida, gracias al trabajo del equipo. No queremos problemas, pero si los hay, los afrontaremos.
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