Marina Heredia | Cantaora
Verano con otras gafas
«Mis primeras gafas de sol fueron unas de la 'Súper Pop'»La artista tiene dos compromisos inminentes, en La Caña y en la Bienal. Mientras, entre viaje y viaje, está grabando su nuevo disco en Jerez
La inquieta cantaora e 'inventora de historias' Marina Heredia (1980) no para ni en verano. Está inmersa en la grabación de su disco y la ... preparación del espectáculo que presentará en la Bienal de Flamenco. Todo nace en su cabeza y se derrama a través de su garganta. A la salida de una reunión técnica, tiene el tiempo justo para contestar las preguntas de IDEAL y seguir con una agenda endiablada. No le faltan las gafas, ni el abanico, ni la sonrisa.
–¿Hay un antes y un después en los veranos de su vida?
–Claro. Los veranos de ahora no tienen nada que ver con los que vivía cuando era una niña. Desde que empecé a tener dedicación profesional, para mí el verano es una época de trabajo. De pequeña, eran diversión total.
–¿Dónde veraneaba usted?
–De muy niña, en Salomar 2000, en Salobreña. Me pegaba allí 15 o 20 días 'a tutiplén': sin horarios, sin prisa, sin obligaciones... El concepto de la libertad absoluta hecho realidad. Mis padres tenían por entonces el Bar La Fuente en el Paseo de los Tristes, y vivía a base de patatas asadas y helados... ¿Qué más se puede pedir?
–¿Ha notado usted el cambio climático?
–Vaya si lo he notado. Y conforme he ido cumpliendo años, lo noto cada vez más. Cuando llega el verano y aprieta de verdad el termómetro, lo paso fatal. Antes me ponía al sol en la piscina, vuelta y vuelta. Dos canciones para arriba, dos canciones para abajo. Ahora es imposible. Creo que me he bañado en la piscina tres veces en todo el verano, porque no me apetece ponerme al sol.
–¿Esas canciones de vuelta y vuelta, cuáles eran?
–Mi 'playlist' era y es muy ecléctica... (risas). Cuando era más joven era totalmente flamenca: Camarón, Parrita, Ketama, y las últimas novedades que iban saliendo. Ahora, tengo preferencias muy variadas, desde Pavarotti a Marc Anthony, Luis Miguel o 'Chocolate'.
–Ahora es usted muy amiga de Antonio Carmona. Pasó de ídolo a amigo, entonces.
–Nuestras familias se han conocido desde siempre, y él es muy cariñoso conmigo. Le tengo mucho cariño.
–En lo de incluir a Pavarotti quizá haya tenido que ver su amistad con Mariola Cantarero.
–Sí, me ha acercado mucho al mundo de la ópera, aunque mi relación con la clásica se remonta a la época en que estuve trabajando con el compositor Mauricio Sotelo. Ahora, mi relación personal y profesional con Mariola me ha servido para aprender, porque siempre ando preguntándole cosas, aun a riesgo de ponerme pesada. Ella me va mandando vídeos de los artistas de la clásica que están triunfando, y yo los sigo.
«La naturaleza es sabia, y ha repartido. Mi hijo mayor quiere ser torero y el menor, cantaor flamenco»
–Suponemos que ese conocimiento le está siendo muy útil para los proyectos conjuntos que desarrollan.
–Desde luego. Así profundizamos en el conocimiento mutuo de nuestro arte y nuestros estilos, y sabemos qué es más fácil y qué más difícil. Saber ayuda a comprender.
–¿Cuáles son los puntos de encuentro musicales entre ambas?
–Sobre todo, nuestro encuentro está en la esfera de los sentimientos. Tenemos gustos musicales muy parecidos, y a partir de ahí nos metemos una en el charco de la otra, con pequeñas incursiones que enriquecen mucho el resultado final.
–Acaba de llegar de Alemania. Allí no habrá pasado mucho calor...
–¡El otro día dormí con calcetines! (Risas). ¡No me lo podía creer!
–¿Se agradecen en este tiempo las giras por Centroeuropa?
–A mí en verano no me gusta irme a pasar frío, aunque en cierta medida se agradece, porque aquí hemos pasado unos días de calor de aúpa. Pero ponerme los calcetines es demasiado.
–También habrá diferencias entre nuestras noches y las de ellos. Aquí, jarana. Allí, silencio.
–Aquí a las 12 tenemos las calles llenas de gente, y allí a las 12 la otra noche cayó una manta de agua... Normal, las calles barridas. El clima lo hace todo.
«Hace unos días actué en Alemania y dormí con calcetines por el frío. ¡No me lo podía creer!»
–Sin embargo, son muy cálidos con el flamenco.
–Son gente muy culta. He hecho un espectáculo con Avi Avittal de música mediterránea en la que yo interpreto el segmento 'Iberia', y hemos hecho algo de Falla, cantes nuestros fusionados con la música de la otra orilla... Siempre que hemos hecho este espectáculo por ahí fuera está lleno hasta la bandera. Esta vez actuamos en un festival que se hace a unos kilómetros de Hamburgo, en una especie de granja. Fue impresionante.
–Además del compromiso con Mariola en La Caña el 22, y luego el espectáculo de la Bienal, ¿qué hay en su agenda?
–Estamos grabando en Jerez el próximo disco, que se llama como el espectáculo de la Bienal, 'En libertad. El camino de los gitanos'.
–¿Y sus hijos, cómo pasan el verano?
–Mi grande está con los toros, todo el día entrenando, y el chico, que nos ha salido flamenco...
–Uno se parece al padre y otro a la madre.
–La naturaleza es sabia y reparte... Jaime de Pedro es el torero, y Diego del Parrón el cantaor. Autoproclamados ambos.
Naturalidad
–¿Cómo ha visto crecer sus vocaciones?
–De forma muy natural, porque tienen muy claro lo que quieren, desde que eran pequeños. No ha habido forma de disuadirles. Jaime se ha graduado ya en Administración de Empresas, y ha decidido que ese es su camino. Y Diego está estudiando piano y guitarra, además de cantar.
–¿Viajan en familia?
–Cuando podemos. El último viaje lo hicimos a Italia, porque Diego quería ver Roma y Pompeya. Nos fuimos una semanita los cuatro.
–¿Deja de sonar el teléfono cuando están de vacaciones?
–Lo intentamos, pero es complejo. Pedro siempre está muy ocupado, y los veranos más.
–Dar siempre lo máximo de sí tiene que ser duro.
–Sí, pero si amas tu profesión, siempre quieres que todo salga perfecto. No regateas esfuerzos.
–¿Las gafas de sol ayudan con las ojeras?
–Naturalmente, las esconden. Pero nunca he sido muy de trasnochar. En cuanto acabo, me gusta descansar. Tengo otros papeles que desempeñar además del de artista.
–¿Recuerda sus primeras gafas de sol?
–Claro que sí. Cuando era una niña compraba el 'Súper Pop', y mis primeras gafas me las regalaron con la revista... (Risas).
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