Julia Navarro | Escritora y periodista
«Es preocupante que las Humanidades sean las 'marías' del sistema educativo»La autora presenta este miércoles en el Aula de Cultura de IDEAL su novena novela 'El niño que perdió la guerra'
La escritora y periodista Julia Navarro presenta este miércoles su novena novela, después del pequeño paréntesis que supuso su primer ensayo, 'Una historia compartida', en ... la que destacó la historia de mujeres 'olvidadas' a lo largo de la historia.'El niño que perdió la guerra' (Plaza y Janés) narra, a través de la historia del pequeño Pablo, la realidad en España tras la Guerra Civil, de forma paralela a la vida en Moscú bajo la dictadura de Stalin. Pablo fue uno de los niños españoles enviados a la Unión Soviética por su padre, comunista, cuando comprendió que iban a perder la guerra. Las historias de su madre biológica, Clotilde, y de su madre adoptiva, Anya, son una reivindicación del papel de la cultura para construir seres libres incluso en el peor de los escenarios.
Aula de Cultura de IDEAL
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Invitada Julia Navarro hablará sobre su nueva novela
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Dónde y cuándo Salón de actos de la ONCE, plaza del Carmen. Miércoles 5 de marzo, a las 18.30
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Entrada Libre hasta completar aforo
–¿Por qué eligió ese momento histórico, el final de la Guerra Civil y de la Guerra Mundial?
–Yo no elijo momentos históricos, no hago novela histórica. Yo quería hacer una reflexión sobre lo que significan los totalitarismos, a través de lo que fueron los dos grandes dictaduras. En esta novela se vislumbra muy bien lo que significan las consecuencias de los regímenes totalitarios, sean de derechas o sea de izquierdas. Los pintemos de rojo, los pintemos de azul.
–Ha pasado apenas un siglo desde el tiempo que narra la novela, pero los totalitarismos siguen...
–Es que el germen del totalitarismo forma parte de la historia desgraciadamente. La cuestión es cómo se controla. Estamos viendo que, efectivamente, si cogemos un mapamundi y vemos cuántos regímenes realmente democráticos hay en el mundo, nos quedamos espantados porque no son muchos. Hay muchísimos regímenes dictatoriales, hay regímenes autocráticos, monarquías medievales... Países plenamente democráticos no son tantos. Por tanto, reflexionar sobre lo que esto significa, no está de más. Porque hay muchas autocracias, que tienen algunos elementos aparentemente democráticos, porque se vota, pero votar no es suficiente para que un país sea democrático. En Venezuela se acaba de votar y Venezuela no es una democracia.
–En su novela hay un elemento, vertebrador, que es la cultura, como antídoto de la opresión de las dictaduras
–La literatura, la pintura, la música, el cine o cualquier manifestación cultural, son siempre elementos para la reflexión que ayudan a los ciudadanos a ir conformándose un criterio propio y una actitud crítica. Los dictadores siempre quieren apagar cualquier manifestación cultural que no coincida con ellos. La libertad de expresión es una de las primeras víctimas de cualquier autócrata o cualquier dictador. La censura es su arma preferida para todo aquello que pueda provocar una reflexión o una idea contraria al régimen autocrático.
– Ahora mismo no tenemos censores como los que aparecen en su novela, pero ¿cree que se ejerce la censura de otra manera?
–Los métodos de censura son lógicamente distintos. Antes había un índice de libros vendidos por la iglesia. Hoy tenemos un índice de libros considerados incorrectos políticamente por la moral imperante. Que en una ciudad como Ontario, en la civilizada Canadá, se organizara una fogata con libros considerados políticamente incorrectos es algo que nos debería de estremecer. Que se cambien los cuentos, por ejemplo 'Charlie y la fábrica de chocolate', porque resulta que no son considerados políticamente correctos....Carmen Posadas hacía una reflexión estos días de cómo se han ido censurando los cuentos clásicos de los hermanos Grimm o los cuentos de terror, por no considerarlos políticamente correctos o porque los niños a lo mejor se pueden aterrorizar... Todo esto son nuevas formas de censura en nombre, en ocasiones, de causas aparentemente loables. Pero el resultado es la censura, es tratar siempre a los ciudadanos como menores de edad, como si no fuéramos capaces de sacar conclusiones y tener un criterio propio y rechazar o aceptar lo que lo que nos parezca conveniente.
«Países plenamente democráticos no son tantos; reflexionar sobre lo que esto significa, no está de más»
–La madre del protagonista, Clotilde, es dibujante y llega a vender sus caricaturas. ¿Era habitual que una mujer pudiera vivir de un trabajo cultural en esa España?
–Muchas mujeres, a lo largo de la historia, han vivido de su trabajo. Aparte de mujeres que se hayan podido dedicar a la cultura, aunque hayan sido en papeles secundarios o en profesiones menos destacadas, pero muchas mujeres han vivido de su trabajo. En el ámbito cultural, en este siglo XXI, el salto que se ha dado es espectacular. Ahora, las mujeres que hacen cultura están ahí y tienen un reconocimiento público.
–¿Hay algo de su ensayo, Una historia compartida (donde destacaba a mujeres relevantes olvidadas por la historia), en esta nueva novela?
–Anna Ajmátova es muy importante en este libro. El libro realmente comienza con el Réquiem de Ajmátova. Cuando yo la leí por primera vez, hace muchísimos años, a mí me produjo una sacudida. Y quise saber quién era esa poeta. Leer su biografía me produjo un auténtico shock. Fue una mujer que había apoyado la revolución y que había terminado siendo víctima de la misma. Stalin, para doblegarla, fue deteniendo y torturando y mandando al Gulag a familiares y amigos. Una mujer realmente extraordinaria y una de las mejores poetas del siglo XX. No es que haya algo de 'Una historia compartida' en este libro, es que Anna Ajmátova ha sido una fuente de inspiración para mi.
–La cultura es casi otro de los personajes de su libro....
–La cultura nos da herramientas para tener un criterio propio. Por eso es tan preocupante que las asignaturas de Humanidades se hayan convertido en las 'marías' de nuestro sistema educativo. Es decir, que la filosofía, la literatura, el arte e incluso la historia, o las religiones no sean parte importante, fundamental, troncales en el sistema educativo. Es realmente dramático. Son asignaturas absolutamente necesarias para que los escolares y los adolescentes de hoy sean ciudadanos con criterio mañana. Esas son las asignaturas que te dan las herramientas para tener un criterio propio. Por tanto, su desaparición de los currículos escolares no es una decisión inocente por parte de los ministros de Educación que, de todos los colores y de todos los partidos, las han relegado a un rincón.
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