«Los poemas no son de quienes los escriben sino de quienes lo leen»

En 2014 publicó el poemario 'Hilvanes del agua' (2014), un año después el libro de relatos 'Sueños dispersos' (2015) y el poemario 'Al abrigo del frío' (2017), estos tres con editorial Nazarí al que ha seguido ahora 'Inercia'. Cuando le preguntamos si el ritmo de publicaciones se debe a su facilidad para escribir versos o a si tiene mucho escrito responde que «unas veces pueden parecer cosas repetitivas, otras tiene un mayor grado de creatividad y otras veces tiene una fuerza hacia las pasiones y sentimientos, hacia las situaciones que se producen. Todo ello va creando un poso de textos que luego los trabajas y resulta que va saliendo los poemarios. En este último año he culminado tres poemarios, de los cuales dos están inéditos y el que ahora ha visto la luz. ¿Facilidad? Pues no sé lo mismo pasan tres años sin poder escribir ni una sola línea. Hay que aprovechar el momento de la creatividad y la buena acogida que están teniendo las letras que junto». De los autores de los textos iniciales, «amigos de reciente cuño» afirma que «no tienen desperdicio y han sido un regalo increíble las palabras que me dedican tanto Juan Trova como Alfredo Arrebola». Del primero se queda con el párrafo en el que escribe «al igual que la certeza no existe sin la duda, el poeta propone un cosmos lírico que reclama la complicidad del lector en un ejercicio de trabajo conjunto a través del cual el verso adquiere su dimensión plena» pues es «una gran verdad porque entiende que los poemas no son de quienes los escriben sino de quienes lo leen y los viven».

Por su parte de Arrebola destaca su afirmación, «el hombre es un ser que por naturaleza quiere saber qué sentido tiene la vida y qué sentido guardan las cosas entre sí. El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es un animal enfermo». Afirma Beltrán que en ningún momento pretende ser un filósofo pero reconoce que el propio caminar de la vida le ha llevado a la reflexión filosófica. «Hace cuatro años pegué un frenazo en mi vida, pues desde los 17 años iba como dormitando, sin saber muy qué rumbo tomaba. 'Al abrigo del frío' fue un parón importante y ahora en el nuevo he pretendido buscar esos horizontes», aclara quien ha dedicado muchas horas a esta publicación hasta que decidió entregarlo a la editorial, aunque aún en las galeradas ha introducido cambios, «en algunos aspectos sustantivos. Los he leído muchas veces hasta el punto de que algunos nacieron como casidas y han terminado como sonetos, o como verso libre o blanco».