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florencio maíllo
Relatos de verano

Paladas de silencio (o como cal para que florezca el olvido)

pilar redondo

Jueves, 18 de agosto 2022, 00:03

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«A los que nadie nunca iba a saber qué pasó con ellos»

Madrugada del 18 de agosto de 1936

Sin detenerse, gira la cabeza ... hacia atrás, en sus ojos prendida la mirada de un niño que sabe que deja atrás su infancia. Observa por última vez el edificio que tanto desasosiego le causó al echárselo en cara cuando se apeó del coche en el que lo trasladaron por caminos y parajes velados por la oscuridad. Una morgue le pareció, la fachada iluminada por los potentes focos del auto. Camina preso de la incertidumbre que achica su espíritu. Pregunta hacía dónde lo llevan a horas tan intempestivas, pregunta que realiza con ansiedad porque, simplemente, desearía escuchar una respuesta que desbaratase los turbios pensamientos que lo dominan, en su cabeza latiendo el zumbido de una legión de malos augurios. Versos quebrados para el ánimo. Un escalofrío se ramifica por su cuerpo, como si una bala expansiva de escarcha hubiese impactado en sus carnes, gélidas por el relente y el miedo, los dedos de sus temblorosas manos como estiletes de hielo que se clavan en sus entrañas.

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