Los novilleros Pablo Páez, Mariscal Ruiz y Jesús Cobo, a hombros en Darro
María Dolores Martínez
Domingo, 6 de octubre 2024, 12:21
Los espadas Pablo Páez, Mariscal Ruiz y Jesús Cobo salieron a hombros ayer sábado en la novillada mixta celebrada en la plaza portátil de Darro, ... tras repartirse un total de nueve orejas y dos rabos. Con lleno se lidiaron cuatro utreros de Montes de Oca y un eral de Albarreal, de variado juego. Cuarto y quinto fueron premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre.
La labor de más peso de la tarde corrió a cargo del novillero de Mairena del Aljarafe Mariscal Ruiz frente al cuarto. Las excelentes maneras artísticas del espada sevillano hicieron acto de presencia nada más abrirse de capote en unas recogidas verónicas. Era sólo el comienzo de un labor que siguió tomando altura en un quite por gaoneras y en el tercio de banderillas. Cuando cogió la muleta para prologar su trasteo con estatuarios, la fijeza y nobleza del astado le permitió bajarle la mano y sentirse en series templadas de excelente trazo y ritmo. Tras una estocada honda paseó los máximos trofeos. El espigado espada afrontó la lidia de este novillo con un vendaje en su mano izquierda. Había sido atendido por el equipo médico del doctor Pablo Torné de una «herida inciso contusa con orificio de entrada palmar y de salida dorsal», originada cuando se refugiaba en el burladero tras banderillear al primero de su lote. Pese a la herida, decidió colocar un segundo par y dar inicio a la labor de muleta. Estuvo condicionada por la querencia del astado pero el valor y el buen aire demostrados por el torero fueron premiados con dos orejas.
El rondeño Pablo Páez entró en este festejo sustituyendo al sevillano Diego Bastos. La distinta condición de sus ponentes le permitió, en primera instancia, quitarse las zapatillas, relajarse e hilvanar tandas de mucho gusto gracias a la franqueza del que abrió plaza. Paseó las dos orejas tras poner broche con unas manoletinas y una estocada desprendida. Logró un apéndice más del tercero pero, en esta ocasión, por una labor basada fundamentalmente en la entrega porque el novillo, falto de motor, le impidió encadenar las series.
El alumno de la Escuela Taurina de Alcudia de Guadix Jesús Cobo cortó los máximos trofeos en su presentación de luces ante sus paisanos. Este apoyo incondicional arropó una faena con altibajos porque el novillero está aún por hacer, pero justificada por el esfuerzo y los destellos que dejó en algunos momentos como prueba de sus progresos.
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