«Musicar un poema constituye siempre un pequeño milagro»
El berciano, con la única compañía de su guitarra, interpreta esta noche en el Falla un programa lleno de sorpresas titulado 'Libremente'
José Antonio Muñoz
Granada
Jueves, 22 de julio 2021, 00:18
«Empieza el llanto de la guitarra». Con este verso de Lorca, el berciano Amancio Prada (1949) introduce un concierto titulado 'Libremente', en el que, ... acompañado únicamente por su guitarra, pondrá en pie un repertorio que decidirá prácticamente sobre la marcha, pero que estará dedicado a las víctimas de la pandemia. Esta noche, a partir de las 21.30 horas, el Auditorio Manuel de Falla acogerá su actuación, en el marco del V Festival Internacional de la Guitarra de Granada.
–¿Cómo va a ser el concierto de esta noche?
–Va a ser un concierto sin ataduras. Al ir solo con la guitarra, lo que en el marco del Festival me parece lo más adecuado, esa libertad es mayor. Cada concierto es único, un momento irrepetible, y como tal lo quiero vivir.
–Con todo, ¿oiremos a Lorca, San Juan de la Cruz, y el resto de sus clásicos?
–Es normal que estando en Granada recuerde a Lorca. De hecho, al saber que iba a venir, la primera canción que me vino a la mente fue el poema de Federico al que puse música con 20 años, recién llegado a París con una guitarra ganada en un concurso en mi tierra, cantando a Rosalía. Entonces, compuse una canción basada en 'La guitarra' del 'Poema del cante jondo', versos a la vez visionarios y terribles. Entonces, no era consciente de que esas camelias del sur que piden arenas blancas estarían tan presentes en la conexión de Lorca con Rosalía, con mi tierra. Esas camelias que vuelven a aparecer en alguno de los 'Seis poemas gallegos' escritos por Lorca, quien dejó huella incluso en el libro de firmas de la Catedral de Santiago de Compostela.
–¿Cómo le ha influido el literato granadino?
–De múltiples maneras. Parece como si en su célebre conferencia 'Juego y teoría del duende', me abriera el camino de los poetas de mi vida, porque en esa conferencia menciona a San Juan de la Cruz, a Santa Teresa de Jesús, a Jorge Manrique o a Lope de Vega. Dice que «el duende, que llena de sangre las mejillas de los santos del Maestro Mateo, es el mismo que hace gemir a San Juan de la Cruz o quema ninfas desnudas por los sonetos religiosos de Lope de Vega».
–Otra autora gallega reivindicada últimamente es Emilia Pardo Bazán, con una poesía muy desconocida hasta ahora.
–Ciertamente, es una de mis asignaturas pendientes, y tengo muchas ganas de acercarme tanto a su narrativa como a su poesía. Le preguntaré a mi amiga Amelina Correa. Tengo la suerte de tener amigos que saben mucho más que yo... (Risas).
–¿Qué significa para usted musicar un poema?
–Es un pequeño milagro, que a veces se te va de las manos y otras veces te lo regala el duende al que antes nos referíamos. Una vez le preguntó una monja a San Juan de la Cruz: «Padre, todas esas canciones que usted escribe, ¿se las da Dios?», a lo que el santo respondió: «Hija, algunas me las da Dios, otras voy yo a buscarlas». Y voy a seguir buscando.
–Pues parece que cada vez las letras importan menos.
–A mí, sin embargo, cada vez me importan más. La poesía provoca, inspira y conmueve mi canto. Desde las jarchas o las cantigas, pasando por el romancero y tantos autores clásicos, las letras han impregnado mi vida, y espero seguir impregnado de ellas. Para mí, la poesía es el barro. No puedo crear el barro, pero sí una copa de la que beber con él.
–¿Cómo ha influido la pandemia en su planteamiento vital?
–Primero, me considero afortunado por haber podido vivirla en el campo, donde recuperé mi adolescencia rural cortando ramas secas. En este tiempo, compuse canciones sobre poemas de Bécquer que dieron contenido a un álbum. Con todo, hemos perdido a grandes amigos. Uno de ellos, a quien dedico de forma especial el concierto, fue Diego Martínez, director en su día del Festival de Música y Danza. Ha sido una pérdida terrible para todos.
–Granada ha sido para usted un punto de referencia perenne.
–Así es. Desde que interpreté por primera vez el 'Cántico' en 1982 al Auditorio Falla, he presentado casi todos los programas que he hecho. Granada es para mí ciudad de versos y guitarra, y estoy encantado de volver.
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