Taylor Swift revoluciona el Bernabéu en una tarde de lentejuelas, muchas pulseras y un 'outfit' «único» por cada fan

Gritos, lentejuelas, botas de 'cowboy' y muchos brillos era lo predominante entre los seguidores que vieron cumplido uno de sus sueños: estar en un concierto de quien es ahora una de las personas más influyentes no solo en el mundo musical sino también, para muchos, en todos los aspectos de su vida. Los datos hablan por si solos y las horas en la cola, a pesar de los más de 30 grados que registró Madrid este miércoles, no pesaban para ver a una «diosa». Desde las 6:00 horas o incluso desde hace unos días. Nada importaba para dar su apoyo a Taylor Swift, que este jueves volverá a llenar el Bernabéu y regará Madrid de millones y millones de euros en una gira histórica. Allí, entre la muchedumbre, también estaban quienes hacían ya cola para el segundo de los conciertos. «Es como vivirlo dos veces», cuenta una aficionada que llegó el martes desde Barcelona.

Pero nada importa si se trata de ver a Taylor. «Llevamos horas y aunque el calor es fuerte, el outfit es fundamental en un día como hoy», contaba horas antes del inicio del concierto una seguidora de la cantante ataviada con un mono rosa y decenas de lentejuelas en la cara. Y es que aunque comenzaba a las ocho de la tarde, desde primera hora de la mañana Taylor Swift, a través de sus seguidores, estaba presente en el entorno del estadio.

Cada uno de ellos con un 'outfit' diferente en función de su era favorita. Unos vestidos diferentes unidos por una única pasión: Taylor Swift. Incluso hay quien se animó a la pintura sin ser esta su profesión habitual. Desde las once de la mañana, y con la idea clara de que iba a ser la última en entrar al concierto, Esther estuvo pintando un cuadro de la cantante cuyo objetivo no era otro que hacérselo llegar a la propia cantante. Si no lo consigue, cuenta, lo sorteará entre sus seguidores de Instagram.

«Vine con mis amigas esta mañana temprano porque vamos a pista y no nos queremos perder nada», cuenta una aficionada mientras se abanica con una estampa con la cara de Taylor, a quien sigue desde que era pequeña -ahora tiene 22- y nunca imaginó verla en Madrid, y menos en el Santiago Bernabéu, templo de su equipo favorito. «Aquí se juntan mis dos mundos». Pero mientras los minutos pasaban y cada vez estaba más cerca que Taylor comenzara su espectáculo de más de tres horas, las caras de alegría y los nervios iban en crecimiento.

Gritos, aplausos cada vez que la cola avanzaba y muchos vasos de agua. Aunque si algo predominaba entre los 'swifties' era el intercambio de pulseras de la amistad. Cerca de la entrada al metro, por donde llegaron la mayoría de seguidores por las restricciones de tráfico en la zona, el intercambio no cesaba. Entre medias, dos chicas intentaban vender dos entradas porque dos de sus amigas no podían acudir. Las vendían al mismo precio que la original -389 euros- pero no había suerte. «Todos los que están tienen sus entradas, cuentan estas dos chicas. Aunque no son las únicas.

Otra, a pocos metros del estadio, ofrece una entrada por 800 euros, 300 euros más que el precio por el que las compró. Niega, aun así, que sea para hacer negocio. Y aspira, no obstante, a venderlas. Y es que las preguntas son constantes, aunque la decisión final no llega. Laura, junto a su hija de 16 años, busca una entrada a la desesperada. Incluso van preparadas y con el 'outfit' correspondiente por si suena la flauta. «Es la desesperación, pero pagaríamos lo que sea necesario», prosigue quien asegura que si no consigue hoy una entrada «fiable» volverá este jueves para intentarlo.

El intercambio de besos, las bolsas de merchandising y las dudas sobre qué canciones sorpresas tendría preparadas eran cada vez más fuertes cuando tan solo quedaba una hora para que Taylor hiciera su gran aparición. Cada vez eran más las idas y venidas de personas corriendo en busca de la entrada que le diera acceso, con entrada, a lo que algunos consideran «el paraíso». Pero el realizar pulseras no para. Uno de ellos cuenta más de 200 las realizadas en estos meses «tan duros» de espera. Incluso en el tren de ida a Madrid. Se estima, según el sector hotelero de Madrid, que en torno al 30% de los asistentes a los conciertos provengan de fuera de Madrid, lo que hará que el impacto económico ascienda a los 150 millones de euros.

Pero si las pulseras son el complemento fundamental de un buen 'swiftie', los pañales, aunque fue una corriente que se movió por TikTok, llegaron entre la locura al Bernabéu. «El pañal te protege», gritaba un hombre con uno mismo puesto y con una bolsa de pañales en la puerta 25 del estadio. Y aunque suene a coña, la gente le aplaudía. Todo por ver a Taylor. Todo, como explica una seguidora, por no perderse un espectáculo «único» tras más de trece años sin pisar España. «Esto es un repaso a toda sus etapas, es decir, es un repaso a mi vida», continúa una seguidora de 16 años procedente de Bilbao acompañada de su madre y cuatro amigas más.

Y cuando son las 20:00 el Bernabéu retumba. Su moderna infraestructura tiembla ante los gritos de quien dentro disfruta de la estadounidense. Fuera le siguen con aplausos, gritos y lágrimas grupos de seguidores que, aunque no la vean, dicen sentirse emocionadas de poder estar tan cerca. «No conseguí entrada, pero desde aquí escuchamos», cuenta Estefanía mientras suena 'Cruel Summer' y que cantan centenares de personas agolpadas en los alrededores intentando escuchar, y por lo que los vecinos se han quejado, el sonido que sale del Bernabéu. Y es que no verla no importa para esta fan a la que le caen las lágrimas tan solo de escucharla. «Es una persona que me ha marcado en la vida y hoy, aunque no esté dentro, lo disfruto igual». Es Taylor Swift y su poder de movilización en una tarde veraniega de Madrid.