Esperando el concierto de Pablo Alborán en Granada desde 17 días antes

Nunca se habían adelantado tanto. «En 2013, una semana; y en 2015, 12 días», asegura. Esta vez, 17 días antes de que Alborán ponga pie en Granada y después de hablarlo por whatsapp, decidieron coger los bártulos y plantarse a las puertas del coso.

«La organización es muy importante», dice Cristina Ortega, una de las seguidoras que hace cola desde el principio. Una carpeta de plástico guarda varias hojas escritas a mano en la que los fans del artista han preparado un cuadrante con los turnos. «El primero va de las 8 de la mañana a las 2 de la tarde; el segundo, de las dos a las diez de la noche; y el tercero , hasta las 8 de la mañana de nuevo», aclara mostrándolo.

Los nombres de 46 personas –de Granada y allende, que hay de todo– se rotan en un horario que tiene en cuenta la disponibilidad de cada una de ellas y que alcanza hasta la hora del concierto. «Hay gente que estudia en la universidad o en el instituto y otra que trabaja, así que intentamos colocar horas para que podamos hacer las cosas que tenemos que hacer», cuenta.

Ella misma tiene que conjugar la espera con su trabajo como auxiliar de enfermería. A su lado, recién salida del instituto, sonríe su hermana Paula. Ambas se definen como «alboranistas». «Somos muy fans de Pablo Alborán. Nos encanta su voz, su música, sus canciones y, por su puesto, es muy guapo», asegura una de ellas entre risas.

En su casa las apoyan de manera activa. Da fe su madre, María José Martín, que estos días se afana en prepararles la comida para que la espera no se haga más dura. «Hoy he traído tortilla de patatas y macarrones», asegura señalando una gran nevera. Ella, como sus hijas, nunca antes había hecho esto por otros artistas. «Por Pablo sí, se lo merece», aclara.

No está siendo fácil, eso sí. El tiempo se está empeñando en ponerlo muy difícil. El sábado pasado, por ejemplo, algunos de los seguidores sufrieron la enorme tormenta que se abatió sobre la ciudad y tuvieron que resguardarse en los locales cercanos. Estos días, el sol y el calor los azotan desde lo alto haciendo más penosa la espera. «Estamos soportando sol y lluvia por él», dicen.

Su presencia –con las tiendas de campaña, las toallas, las neveras...– tampoco ha pasado desapercibida para los habituales de la zona «Hoy se han acercado unos que pensaban que éramos un 'top manta'», comenta Paula Fernández, otra de las 'alboranistas' que hace cola. Esta estudiante de derecho agradece también la cercanía de la policía, que estos días se han pasado varias veces para tranquilizarlas y confirmar que están bien.

Eso sí, la joven lamenta que su interés por ver al artista lo más cerca posible no sea entendido por los responsables de la plaza de toros. «Esta mañana, cuando nos han visto con las tiendas junto a la puerta, nos han pedido que nos pusiéramos en los bancos y despejáramos el acceso», asegura.

La situación se complicará pronto. Otro grupo tiene previsto montar guardia en la zona, aunque aquí el orden es respetado escrupulosamente. «No habrá problemas, nos llevamos bien», dicen y lo parece. Con cartas y libros matan las horas que quedan para que Pablo Alborán les cante a pocos metros de distancia.