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Dellafuente eleva al cielo de Madrid su leyenda en la música urbana
El cantante de Armilla cierra una década poniendo patas arriba el estadio Metropolitano con una primera noche ante 70.000 personas a la que seguirá otra este sábado
Dellafuente elevó hasta el mismísimo cielo de Madrid su leyenda en la música urbana. El cantante de Armilla cerró una década de trayectoria poniendo patas ... arriba el estadio Metropolitano con una primera noche ante 70.000 personas a la que seguirá otra este sábado. Entre sus idas y venidas con la música, tan amigo de la creación íntima y tan reacio a la exposición pública, Dellafuente ya solo parece conducir su carrera como quien aspirase a figurar algún día en el panteón de los ilustres del cementerio de San José por su insistencia en reivindicar Granada.
Dellafuente deslumbró a sus seguidores con un espectacular escenario de 360 grados inspirado en un patio nazarí con la forma de la estrella de ocho puntas que ha hecho suya, custodiado por quince ninjas guardianes con faroles y antorchas entre humo, cañones de fuego y chorros de agua en torno a un enorme géiser proyectado por encima incluso de la altura del Metropolitano hasta bañarle incluso.
El himno de la Champions precedió el comienzo del concierto, con una posterior cuenta atrás de diez segundos a la que siguió un tifo con sus siglas. Un recibimiento apoteósico pese a la media hora de retraso antes de poner a su gente a mover las caderas, sin preámbulo, ya con 'Bailaora'. Apenas se le escuchaba entre el furor mientras daba vueltas de un lado a otro, visible para todos tomando el testigo de Lola Índigo solamente seis días atrás.
Bajo un sonido rotundo de principio a fin por más que la amplitud lo dispersara, Dellafuente brindó el 'bodorrio' que siempre promete y cumple alguien que se prodiga muy poco sobre las tablas. «¿Alguien de Granada por aquí hoy?», preguntó irónico, sin perder detalle de las banderas rojiblancas en las gradas, antes de 'Otra noche en Granada'. Ocho enormes pantallas proyectaban a tiempo real lo que sucedía desde ángulos primerísimos a su paso e incluso aéreos, con otras dieciséis más pequeñas para el público en pista. «Intenté destruir algunas de las etapas de mi carrera, pero siguen en pie. Bienvenidos al concierto de mi vida», compartió durante su primera pausa.
Hubo momentos para todo. Para rajarse la garganta, para llorar y también para besarse, como ocurrió con la divertida 'kiss cam' que acompañó a 'Romea y Julieto'. Invitado al concierto pero con honores desde el palco presidencial, el mismísimo C. Tangana vitoreó como buen amigo su adaptación acústica de 'Guerrera'. «Te quiero mucho, 'Pucho'», le dedicó. Sí subió a continuación a los también granadinos Pepe y Vizio para las coreadas 'Flores' y 'Flores pa' tu pelo', con premeditado suspense para la aparición del segundo de la dupla al entrar con su repetido verso de «me estás dando más vueltas que a un billete en un 'striptease'» para emprender una emocionante vuelta al ruedo que cerró un «¡viva Graná!».
Versos de Javier Egea
Dellafuente repasó una década de música al completo, con canciones de todos sus trabajos, incluso del proyecto 'Taifa Yallah' como introducción al rock con las llamas por compañía con el rostro oculto y la colaboración de varios músicos de La Plazuela mientras resucitaba los versos del poeta granadino Javier Egea. Un justo tributo a la inmersión favorita del cantante de Armilla pese a su escaso recorrido, sin tanta acogida como otras en sonidos más populares.
Hasta la lluvia quiso sumarse a la ocasión para más épica, sin que las gotas cayeran ya del cielo por obra y gracia de Dellafuente. Ocurrió justamente cuando su productor Antonio Narváez, también granadino, inauguraba el turno más electrónico de una velada con un repertorio amplísimo, con disparos láser hacia el público, como reflejo de las múltiples identidades del artista. Apenas le faltó repetir al piano para la trágica 'Veneno' entre otras.

Por el carmen del Metropolitano desfilaron otros cantantes como Judeline para 'Romero Santo', Lia Kali para 'Fosforito', Rels B para 'Buenos genes', Amore para 'Malicia', Rvfv para 'K alegría' y Morad para 'Manos rotas'. Sí causó una enorme ausencia el también granadino Maka durante la traca final en su homenaje tras una misteriosa despedida.
«Esto también es un adiós a una etapa de mi vida porque ya no me siento tan cómodo representando algunas de estas canciones. He evolucionado; ojalá vosotros también podáis convertiros en lo que realmente queréis y no en lo que otros quieren que seáis (...) Gracias por todos estos años», dejó entrever Dellafuente.
Ninguna otra voz despertó tanto sentimiento, sin embargo, como la suya con el clásico 'Consentía'; un antes y un después en su vida que también cumplía una década y que volvió a clausurar su espectáculo, como desde que lo compartió con sus fieles. Ya es historia de la música granadina, sin discusión que valga.
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