Llega el verano y llega el Jazz

Así encontramos durante los meses de julio y agosto citas en Baza (Jazztedigo fest), Atarfe (Jazz en el Lago), Monachil (Swing), Busquistar (Alpujarra Jazz), Galera (Jazz en el Desierto), Órgiva y La Herradura (F.Blues de la Herradura), a las que hay que añadir este año un nuevo ciclo de Jazz en Motril y el estreno de un Festival de Blues de Almuñécar, éste también con figuras internacionales de enorme calado. Aquí merece un aplauso el Área de cultura de la Diputación que está en la trastienda colaborando en la mayoría de los programas.

Y por si fuera poco, ciclos como el de los veranos de Cajagranada ofrece también una programación completa y gratuita durante todo el mes de julio , y hasta el 1001 Músicas convoca a los aficionados con una sola fecha, pero de gran tamaño (Michel Camilo y Tomatito,18 julio). ¿Quién dijo que el Jazz y el Blues estaban en el museo?

Cierto es que el perfil del aficionado es mayormente de una considerable edad, y un notable nivel cultural, (¡'target' similar al del comprador de periódicos!), pero es que todas las músicas populares del siglo XX, sea el rock (media 50 años), el pop (40 años) está sufriendo una brecha generacional con los ritmos latinos y las denominadas 'urbanas'. Aquí en Granada, la tradición de las músicas afroamericanas viene de muy lejos, y ya hace más de un siglo, en 1919, se recoge una actuación de blues y espirituales de los Fisk Jubilee Singers en el desaparecido teatro Olympia; luego, en los años 20 y 30, las orquestas amenizaban los salones de baile con buen foxtrot y swing. Ya son más de cuatro generaciones de granadinos los que disfrutan con esta música a la que denominaron 'La música clásica del siglo XX' y que en nuestra provincia sigue gozando de una presencia y seguimiento como en pocos lugares.

Buscando una explicación a este fenómeno en una música mayormente minoritaria, el presidente de la activa asociación Oolyakoo piensa que «iniciativas de asociaciones como Oolyakoo o Algarada, privadas pero abiertas al público, hacen mucho para que esto suceda. Despertar la afición es algo que sucede entre ciudadanos, músicos y lugares que se dedican durante todo el año a hacer conciertos, cursos, talleres, clases maestras o jam's. Es un suma y sigue diario, que se añade al éxito modélico de un festival como Jazz en la Costa, de Almuñécar, cuya programación a mí me gusta mucho, y que ha creado escuela. Los festivales de la provincia son de alguna manera hijos y nietos de la muestra sexitana».