Juan Codorniú de Lagartija Nick: «El horror, eso es la guerra»

–'Los cielos cabizbajos' es un disco de esos que cuando nacen requieren cuarentena después...

–Ciertamente, cuando se entrega una dedicación y un compromiso a un trabajo complejo, solventando obstáculos y dificultades, la sensación de vacío inmediata tras su finalización es algo común a otros empeños creativos, llámese libro, obra de teatro, tesis doctoral, película, cuadro, etc. Se hace necesario un pequeño respiro, que no es más que coger impulso para continuar con el siguiente paso: su difusión y comunicación. Durante su grabación tuvimos que recurrir a buenas dosis de humor, como estrategia para atemperar la carga emocional del mismo.

–¿Ha sido complicado también pensarlo para la escena?

–Pensarlo es divertido, ideas no faltan. Lo complicado es hacerlo, cuando hay que aterrizar desde lo imaginable hasta lo posible, y toca enfrentarse a limitaciones técnicas, organizativas, presupuestarias y demás. Es fácil pasar de la euforia a la frustración, así que hay que avenirse.

–Hubo un primer acercamiento en la facultad de Medicina ¿Algo en común con aquella presentación?

–Partimos de ahí. Aquello fue un test de cómo podría funcionar este proyecto en directo, y el resultado nos animó a continuar. Por lo tanto hay mucho en común: el coro, la orquesta, el piano de David Montañés, los Lagartija Nick. Ahora con el disco en la calle el repertorio está más completo y estructurado.

–Las primeras 'funciones', desde la de Vic, ¿qué tal resultado han dado?

–Estamos muy satisfechos, pues con la densidad y el contenido del trabajo había cierto riesgo de que no fuese entendido, o no llegásemos a transmitir su profundidad y ese afán por introducir conciencia en la música. Hemos recibido numerosas respuestas del público que sale gratamente emocionado y sobrecogido. Hasta el momento lo hemos llevado a cabo en Vic, en Sevilla y en Barcelona, próximamente Madrid, Granada, Valencia y muy posiblemente en Guernika el día del aniversario del bombardeo. ¡Una bomba!

–Van con un soporte técnico singular y notable...

–Para potenciar la puesta en escena contamos con un diseño de luces con el que se crea una atmósfera visualmente muy atractiva: innumerables focos de luz blanca nos acribillan y nos bombardean desde el cielo, entremezclándose con sombras, claros y oscuros que resaltan los distintos protagonismos interpretativos de los temas. Funciona. La dificultad es que no todas las salas están preparadas para desplegar el montaje al completo, y en algunos lugares hemos tenido que optar por una versión reducida. Aquí en Granada iremos con todo.

–Y humano claro...

–Coordinar a veintitantas personas en el escenario siempre es complicado, desde los mismos ensayos, las pruebas de sonido, los viajes, etc. Además hacer sonar a tantos instrumentos eléctricos, acústicos y voces, es todo un desafío. Afortunadamente contamos con el excelente trabajo de José Antonio Sánchez de Producciones Peligrosas, responsable del sonido y que se conoce el disco a la perfección, puesto que lo estuvimos grabando con él.

–Con coros invitados en cada ciudad ¿funciona la implicación?

–Es una alternativa que decidimos para poder mover el evento por toda la geografía y no sucumbir en el intento. Con ello también establecemos un nexo con la escena cultural propia de cada lugar. Además de con el equipo titular 'Coro de Cámara de Granada' dirigido por Jorge Rodríguez Morata y el 'Ensemble Los cielos cabizbajos' dirigidos por David Montañés con quienes lo presentamos en Sevilla y también lo haremos en Madrid y Granada, lo hemos hecho con el Coro 'ArsinNova' y el 'Ensemble de la Escola del Liceo' de Barcelona, y ha funcionado a la perfección.

–Me equivoco ¿o hay cierto acercamiento de la voz de Antonio a las maneras torrenciales de Jesús al cantar?

–Es curioso lo que planteas, ya que tal como me ha comentado él mismo, Antonio solía insistirle a Jesús en que defendiese él sus propios temas y que confiase en su voz aprendiendo a modularla. Así que respondiendo a tu pregunta, es bastante probable que Antonio se haya acercado a la voz de Jesús para interpretar algunas canciones, principalmente aquellas que tienen gran cantidad de texto.

–Con sus últimos discos, éste y las varias iniciativas editoriales, ¿se ha repuesto el talento de Jesús a su sitio?

–Sí, creo que allí dónde esté mirará orgulloso la labor que están haciendo sus hermanos e Isa Daza con su legado.

–En aquel concierto del Paraninfo estuvo Estrella Morente, y Jesús pensó también en Juan Pinilla... ¿En los conciertos de 'Los cielos cabizbajos' cómo solventan el matiz flamenco?

–Una de las dificultades a la hora de plasmar el proyecto ideado por Jesús era hacerlo posible. En Los cielos cabizbajos, Jesús dejó muchas cosas perfectamente detalladas con partituras y demás indicaciones, sin embargo otras apenas apuntadas o con ideas generales y anotaciones al respecto. Para su viabilidad ha habido cosas que han tenido que quedar fuera, si no probablemente estaríamos todavía en el estudio de grabación, en ocasiones por dificultad para encajarlo con perspectiva de unidad, otras por falta de tiempo. Ahora tenemos unos cielos cabizbajos realizables y nos centraremos en ello. Lo cual no quiere decir que no pudiese haber colaboraciones puntuales, pero no de manera general.

–Por cierto que Juan Pinilla amagó con una versión flamenca del 'London Calling'... ¡el círculo se cierra!

–Eso sería una gran «bomba española», sin duda.

–La otra noche repusieron en TV 'Apocalipsis Now' y recordé una frase que parece señalar directamente a 'Los Cielos Cabizbajos': «Me gusta el olor a Napalm, ¡es el olor de la victoria!»

–Existen poderes e instituciones sociales y políticas por las que se instigan, planean, dirigen o justifican las guerras. Con la potencia de un desarrollado aparato científico-técnico a su servicio, se conviertan en una amenaza para la propia supervivencia del ser humano, en una aberración: «The horror...the horror», finalizaba Marlon Brando en esa película. El horror, eso es la guerra.