Habaneras en prosa
Manuel López Sampalo
Sábado, 19 de diciembre 2020, 00:40
El Sacromonte Sinaí. El Central Park de María Luisa. Los cantes de ida y vuelta de la A-92: de Puerta Real a Puerto Real. ... Las utopías de peaje. El reguetón, que son las Habaneras del Spotify. Y las carocas, que son chirigotas imposibles. ¿Una sirena en La Alhambra?, que no se muera tierra adentro, ¡remojadla con lágrimas del Rey Chico! Habaneras de La Chana y un vaso de té verde en El Zaidín. Sevillanas de Broadway. Y el Genil que desemboca en el Hudson. Pasodoble torero pa' Almería. Y Aracena de las monjas. Y 'Gerardo' Brenan, que toma la alternativa en Las Alpujarras.
De Camino de Ronda vienes lo tuyo buscando. La Blanca y verde de un salmantino con nombre de diamantes. Y Antonio, que no es de Burgos, que es de El Arenal. La murga de los emigrantes: del Salustiano a Lucrecia. Pasan los temporeros: de Jaén al Rosellón. Y Diamantino García Lorca. La morrallita y las mojarritas. María de la Ó, gitana y portuguesa, y el fado que es la copla con un punto de saudade. Tango de las Malvalocas. Las olas de La Caleta, que ya no rompen en el Hospital de Mora sino en El Virgen de Las Nieves.
Y la chiclanera, republicana y quiñonesca. Y así cantan los gringos de Cuba. Y María Dolores, llámame Lola o Praderita. Y Salipón, que fue tu Comala, tu Macondo. No llores como mujer, Macarena, y cuéntale al mundo tus penas. Miguel de Molina y el molino rojo de Pigalle. Casida de Emilio el Moro. Fandangos de huelga en Los Astilleros. Las seguiriyas de Rumaikiyya. Y La Tarasca, que es una dolorosa de Murillo, que escapó de la Cabalgata del Humor. Y tu Realejo, que es el Brooklyn castizo.
Y tú, Carlos, que de pronto te esfumaste, cantando aquello de Gardel.
Y Cádiz.
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