Música checa en el concierto de la OCG

La velada se inició con el famosísimo poema sinfónico 'El Moldava' de Smetana, hermosísima obra en la que el compositor evoca musicalmente distintas escenas y paisajes que encuentra dicho río a su paso. En la versión ofrecida por la orquesta debemos destacar la buena labor de la madera, empezando por unas muy buenas flautas que evocaron con impoluto sonido el nacimiento del río, así como el resto de instrumentos de la misma familia y de la orquesta, todos a buen nivel. Macías buscó ser muy expresivo, hacer casi visible la evocación de las escenas haciendo hincapié en la dinámica y la agógica.

A continuación escuchamos el 'Concierto para violonchelo' de Dvorak, una de las obras más famosas del compositor checo, que contó con István Várdai como solista. La obra combina con gran habilidad la fuerza, la energía y el lirismo, ejemplificando de forma elocuente la personalidad artística de Dvorak. Creo que la actuación de Várdai fue muy acertada, luciendo una muy buena técnica para solventar los numerosos fragmentos virtuosísticos de la pieza; las frenéticas escalas, los pasajes de cuerda doble, los cambios dinámicos y de color, fueron resueltos eficazmente por el violonchelista, quien además dotó de gran musicalidad su actuación, estando especialmente inspirado a partir del adagio. La buenísima actuación de Várdai estuvo complementada por una acertada orquesta en la que tanto la madera como el metal estuvieron francamente bien. Macías, siempre un director que busca mucha expresividad, hizo una versión muy acertada, dando esa musicalidad y expresividad tan románticas a la obra.

El concierto se cerró con la 'Sinfonía nº8' de Dvorak, obra en la que el compositor luce su gran habilidad en la orquestación y su riqueza melódica, utilizando el conjunto de forma camerística en ocasiones y contrastando con la gran orquesta casi toda la pieza. Muy bien todas las familias, con un excelente metal, segurísimo durante toda la obra; muy bien la madera al completo, bien la cuerda (muy bien los graves) y los timbales, con un Macías de nuevo muy expresivo, con mucha musicalidad.