Muere Luis Racionero, el «liberal psicodélico» que trajo la contracultura

Ensayista, novelista, articulista, urbanista... Racionero fue un tertuliano de cabecera en los debates televisivos de los 80 y 90, cuando todavía no se habían convertido en gallineros para dar espectáculo. Ingeniero industrial, economista, beca Fullbright y doctorado en Urbanismo en Berkeley, el exdirector de la Biblioteca Nacional entre 2001 y 2004 fue lo más parecido a un intelectual conocido por las masas, a lo que sin duda ayudó su aparición en el papel couché de la mano de dos de sus parejas: la doctora Elena Ochoa, hoy mujer de Norman Foster, y María Vidaurreta. En su libro de memorias 'Sobrevivir a un gran amor, seis veces' habla sin tapujos de su concurrida vida sentimental, incluida su relación con la actual Lady Foster.

Profesor universitario en facultades catalanas, candidato por ERC en las elecciones del 82 y autor de una treintena de libros de distintos géneros, Racionero nació en La Seu d'Urgell en 1940. Su padre era militar de familia castellana y su madre pertenecía a una familia de terratenientes rurales catalanes. «Esta mezcla me da una ventaja», sostenía. «Cuando me siento castellano puedo ver la mezquindad de los catalanes; cuando veo las cosas desde mi lado catalán descubro el fanatismo y rigor de los castellanos».

Estudió Ingeniería y Económicas en Barcelona, pero fue su paso por Berkeley con 18 años lo que marcó su pensamiento. Allí estudio Urbanismo, una disciplina que en España aún no contaba con grado universitario, y vivió las revueltas estudiantiles previas y posteriores al Mayo del 68. Leyó a Aldoux Huxley y trató a Marcuse, Ginsberg y Angela Davis.

A la vuelta del paraíso hippy, donde llegó a tomar LSD, participó en la primera etapa de la revista 'Ajoblanco'. Introdujo en nuestro país la contracultura y se convirtió en líder intelectual de los nuevos movimientos alternativos con su ensayo de 1977 'Filosofías del underground'. «La única revolución cultural del siglo XX ha sido la hippy», defendía Racionero, que también escribió largo y tendido sobre la espiritualidad oriental y practicó la meditación.

Aquel gurú que transmitía los vientos del cambio que venían de California votó a Tierno Galván en las primeras elecciones democráticas y acabó haciendo migas con José Maria Aznar, que le nombró director del Colegio de España en París y posteriormente de la Biblioteca Nacional sustituyendo a Jon Juaristi. El autor de 'Memorias de un liberal psicodélico' fue acusado en dos ocasiones de plagio. Ante la prueba inequívoca de párrafos enteros copiados él habló de «intertextualidad».