Morente, autor teatral
andrés molinari
Viernes, 11 de diciembre 2020, 01:38
El teatro y el flamenco son amigos, pues comparten unas mismas formas como artes escénicas que son, pero aún no han llegado a intimar como ... debiera. Los guiones cinematográficos escritos durante la república y la posguerra dieron un empujón, pero el teatro flamenco en vivo es un Guadiana que a veces florece con denuedo y las más se eclipsa tras la zambra, con frecuencia atolondrada, o el recital sin más donaire que la sucesión de números descosidos de la necesaria hebra argumental.
Hace unos días llegó al Teatro Alhambra el cordobés Chicharrón con un juvenil intento de flamenco-circo, aún algo crudo de cochura, y también son loables los intentos de Zen del Sur y otras compañías andaluzas. En el horizonte de aquella Andalucía la Baja, hitos inolvidables como el Teatro Lebrijano o las creaciones del insustituible Salvador Távora. Pero ha sido en esta nuestra Granada donde los intentos de teatro flamenco han florecido con más feracidad. Una historia que está por escribir y que alcanza sus cumbres más universales con '¡Ay Jondo!', de Juan de Loxa o 'Camelamos Naquerar' de Pepe Heredia y Mario Maya, que causaron una revolución ideológica cuando la palabra revolución era perseguida por el régimen. A ellos se une la figura de Paco Moyano y su Festival de Teatro Flamenco para las noches estivales de Alhama de Granada.
Pero casi siempre, desde Távora y su hija hasta los intentos del Centro Andaluz de Teatro, ha merodeado el drama sobreactuado o la tragedia irredenta, para calzarse las formas flamencas y así salir a escena.
Enrique Morente, del que ahora lloramos los 10 años de su ausencia, antaño me confesó, cuando le hice unas cuantas entrevistas, que de no ser cantaor y compositor, le hubiese gustado ser comediógrafo y llevar a la escena todo el gracejo de los calés y de los granaínos, bien pespunteado en un argumento. Yo le animé, pero sus derroteros fueron otros y para nuestro bien. No obstante, en el camino, quedan varias obras teatrales de enorme valía. Jesús Domínguez escribió la pieza: 'Enrique Morente se deja las ventanas abiertas' y entre las obras del propio Enrique destaca 'El Loco Romántico' nada menos que con Don Quijote en una taberna flamenca. Una felicidad literaria, un delirio jocundo estrenado en Santa Fe en abril de 1988 con el autor como protagonista.
Ahora que las instituciones granadinas se disponen a recordar al artista paisano nuestro, no deberíamos olvidar que Enrique es algo más que un cantaor y que sus facetas humanas y creativas lo convierten en un diamante de mil destellos, en una de cuyas facetas brilla con luz propia el arte imperecedero del teatro.
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