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Correa, con su libro. RAMÓN L. PÉREZ
Místicas de Granada con buena pluma

Místicas de Granada con buena pluma

Novedad editorial ·

La catedrática de la UGRy escritora Amelina Correa recorre en 'Las venas de los lirios' la vida de mujeres visionarias que pusieron por escrito sus experiencias a lo largo de cinco siglos

José Antonio Muñoz

Granada

Domingo, 31 de julio 2022, 23:53

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El misticismo y las místicas son uno de los temas preferidos de los amantes de las historias truculentas. Se ha publicado mucho y mal sobre el fenómeno, muchas veces buscando el simple morbo o el ataque a una realidad que muchos simplifican y otros muchos no comprenden. La catedrática de la UGR y estudiosa del 'borde exterior' de la literatura, Amelina Correa, ha publicado un nuevo e interesante libro titulado 'Las venas de los lirios. De místicas, visionarias y santas vivas en la literatura de Granada (ss. XVI-XX)', con la editorial del Spanish, Portuguese and Latin American Studies in the Humanities, con sede en Reino Unido.

Para estas mujeres, convertirse en escritoras fue casi un acto de heroicidad. «Aunque desde nuestra perspectiva actual, probablemente tamizada de prejuicios, nos pueda parecer increíble, durante buena parte de nuestra historia las mujeres que querían salirse de los estrechos límites de los roles sociales impuestos, es decir, ser esposa, ama de casa y encadenar un parto tras otro, tenían mayores posibilidades para ello en un convento, donde podían estudiar, mostrar inquietudes intelectuales, poner en práctica iniciativas, etcétera», afirma Correa.

María Gabriela Gertrudis de San José, con el Niño en brazos.
María Gabriela Gertrudis de San José, con el Niño en brazos. del libro

La idea inicial de este volumen parte de su anterior libro 'Plumas femeninas en la literatura de Granada (siglos VIII-XX). Diccionario-antología', de 2002, donde ya se dio cuenta de que, en especial durante los siglos XVI al XVIII, una notable mayoría de las escritoras eran monjas en los conventos de las distintas Órdenes que florecieron en la ciudad, e incluso en otras localidades de la provincia, tras el final del dominio musulmán a partir de 1492. «Como esa realidad me llamó la atención, seguí trabajando sobre el tema, recopilando más datos y encontrando nuevas autoras que habían quedado casi en el olvido, y que ahora, en número de treinta, se ponen en este nuevo libro al alcance del lector actual, o del interesado en la historia y el patrimonio cultural de Granada. De alguna manera, siento que recuperar las semblanzas y las obras de estas treinta valiosas mujeres es un acto de justicia», asegura la autora.

Para ellas no fue nada fácil contar lo que veían. Como señala Amelina Correa, debemos comenzar recordando la 'sospecha' que siempre recaía sobre cualquier mujer que destacara de un modo u otro en el ámbito religioso. No olvidemos que la mística francesa Margarita Porete, autora de un bellísimo libro titulado 'El espejo de las almas simples', fue condenada a la hoguera en 1310. Es decir, el peligro era muy cierto y real, y amenazaba no ya sólo sus obras sino su propia existencia. En el ámbito granadino, María Machuca, carmelita descalza, fue autora de un importante 'corpus' de tratados doctrinales de carácter místico, escritos desde su traslado al convento de Úbeda. «La propia María Machuca relata apenada en su 'Vida' que, al visitar el Padre Provincial el convento, le entregó sus obras para conocer su opinión. Y esta vino expresada de la manera más contundente posible: el sacerdote ordenó quemar los libros, que desaparecieron así, víctimas de un celo religioso mal entendido. Además, prohibió a la monja que escribiera una sola página más. Afortunadamente, una consulta posterior a la autoridad eclesiástica le permitió seguir escribiendo», afirma la catedrática.

Emprendedoras

Amelina Correa llama la atención, además, sobre el hecho de que muchas de estas religiosas fueron mujeres relevantes y emprendedoras, con iniciativas, y cuyo carisma las rodeaba de seguidores y discípulas, por lo que alcanzaron fama de santidad en vida. En ese sentido, representan una fuerza difícil de manejar, la fuerza de un pueblo que acudirá incluso en multitudes cuando estas mueran, tanto a rendir homenaje, como a conseguir a toda costa hacerse con las entonces tan preciadas reliquias, lo que suele imponer y asustar a las jerarquías eclesiásticas, temerosas del lugar privilegiado que ocupaban ante la opinión pública, y de cómo en muchos casos bordeaban el peligroso límite de la sustitución de los intermediarios ante Dios por una comunicación directa con la Divinidad, como ellas mismas demostraban.

Sor Juana Úrsula de San José.
Sor Juana Úrsula de San José. imagen extraída del libro

Lo que muestran sus obras es precisamente eso. La autora piensa que uno de los aspectos más llamativos de su libro desde el punto de vista del lector actual venga dado por la naturalidad con que, en especial entre los siglos XVI y XVIII, integraban estas mujeres lo sobrenatural en su devenir cotidiano: decían tener revelaciones y profecías, se les aparecen ángeles y santos, Jesucristo les hablaba como su Esposo Divino, sufrían ataques de demonios que incluso les dejaban huellas físicas en el cuerpo, por las noches las ánimas del purgatorio las visitaban en sus celdas para que rogaran por su salvación. «¡Si incluso sabemos por testimonios de la clarisa del Monasterio del Santo Ángel Custodio, Beatriz María de Jesús, que ella aseguraba haber salvado el alma del rey Felipe IV del purgatorio!», comenta.

Beatriz María de Enciso y Torres, pluma en mano.
Beatriz María de Enciso y Torres, pluma en mano. extraída del libro

Al mismo tiempo, recuerda que estamos hablando de una sociedad fuertemente sacralizada, donde, como explica el estudioso Teófanes Egido, nos encontramos con una «ausencia de fronteras entre lo natural, apenas valorado, y lo sobrenatural. No hay resquicios ajenos a la acción de lo sobrenatural». Por ese motivo, numerosas autoras recogidas en el libro experimentaron visiones y prodigios, que relataron en sus escritos con total llaneza, como si formaran parte de su existencia habitual.

Finalmente, sobre la gran densidad de estas visionarias en Granada, comenta que no se puede perder de vista el hecho, importantísimo, y que sin duda marcó a no pocas de estas mujeres, de que Juan de la Cruz, la cumbre de la mística, fue prior en el convento de los Carmelitas Descalzos de los Mártires entre 1582 y 1588, y que aquí escribió parte de su maravilloso 'Cántico espiritual'. «Por este motivo, seguro que, siguiendo tanto su ejemplo como el de Teresa de Jesús, el mayor número de autoras incluidas en mi libro son carmelitas descalzas». El volumen se convierte, de este modo, en una herramienta muy útil para recuperar a estas autoras perdidas.

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