El milagro de 'ver' la danza sin verla
La compañía granadina Vinculados acerca su montaje a decenas de invidentes gracias a una propuesta accesible
José Antonio Muñoz
Granada
Domingo, 2 de agosto 2020, 00:03
Ver la danza sin verla es un milagro, porque casi nada hay más difícil que quien no puede distinguir la plasticidad del movimiento de un ... bailarín o bailarina pueda hacerse una idea exacta de qué es. Sin embargo, la compañía de danza granadina Vinculados lo ha hecho posible. La presencia de la Covid-19 suspendió la práctica totalidad de la programación de las II Jornadas 'Danza sin barreras', que se iban a desarrollar entre el Teatro Alhambra, la Facultad de Traducción y el Centro Lorca, pero sí permitió el primer acto, la presentación del espectáculo 'Del Sacromonte a Nueva York. Tributo a Omega'. Una cita muy especial, dado que permitió que decenas de invidentes tuvieran la experiencia única de 'ver' un espectáculo de danza con los ojos de la belleza.
Antes del espectáculo, el grupo de personas invidentes pasó al escenario. En él les esperaban los bailarines de la compañía, ya ataviados con los trajes que iban a llevar durante el espectáculo, y con la escenografía sobre las tablas. Acompañados de sus lazarillos o portando bastones, se aproximan y se presentan. Luego recorrieron el escenario, que se les describió: la imagen de los telones de fondo, los distintos elementos que van a ayudar a los bailarines a mostrar su trabajo, con la directora de la compañía, Carmen Vílches, y la subdirectora, Lara Balboa, como anfitrionas.
Tras tomar las medidas de precaución necesarias –ya la crisis estaba encima, aunque no había estallado– quien quiso pudo tocar tanto a los bailarines, quienes les describieron, a su vez, como iban vestidos, cuál era su especialidad y su papel dentro del montaje… Los elementos –cajas, torres, maletas, instrumentos- también sonaron para los espectadores: se arrastraron por el escenario, ofrecieron sus notas… El interés fue máximo, y las preguntas fueron muy variadas: qué papel interpretas, cuánto tiempo llevas dedicándote a la danza, qué es lo más difícil… Fue el momento de descubrir la historia que está tras cada una de las vidas de estos jóvenes artistas, ya que la mayoría de ellos apenas superaban la veintena. «Para la primera pieza llevo un jersey de cuello alto y pantalón corto. Para la segunda, me cambio y me pongo un traje de chaqueta», afirmó Clara, una de las bailarinas, ante las preguntas de una de las personas invidentes. Anabel, una de sus compañeras en el escenario, tiene Síndrome de Down. «¿Qué bailas?», le preguntan. «Contemporáneo», responde ella. El montaje, estrenado en el Museo de las Cuevas del Sacromonte –que lo encargó en 2017– ha cobrado nueva vida, y la seguirá manteniendo cuando pase la crisis.
Cercanía
Mientras Lorena muestra un cajón, otra les acerca la maleta ajada que simboliza aquella con la que Lorca llegó a las ciudad de los rascacielos. Almudena, Marta, Gabriel, Rebeca, Estefanía, Lucía, Andrea, Marina, Nacho… Todos hacen 'visible' su trabajo.
La descripción que hizo la directora, Carmen Vílches, sobre los elementos de la escenografía, fue prolija: dimensiones, materiales, funcionalidad… Todo para que estos espectadores únicos tuvieran la experiencia completa de acercamiento al espectáculo. «Sentados en los cajones, las piernas cruzadas, la mano izquierda se apoya en la rodilla, y la derecha en la barbilla, en actitud pensativa…», describe Lara Balboa las posiciones sobre el escenario. La imaginación, en estos casos, hay que excitarla con palabras que hagan llegar a ese espectador tan especial lo que va a ocurrir.
La visita viene acompañada de una masterclass sobre los movimientos de la danza contemporánea, a cargo de la directora de la Compañía: «La danza contemporánea es una evolución de la clásica, nacida para romper los corsés que constreñían a aquella. Uno de los elementos diferenciadores es la ausencia de zapatos. Aunque tiene muchas posiciones comunes con el clásico: las piernas se elevan, los brazos se abren… Sin embargo, cada coreógrafo imprime su propio carácter, y la danza contemporánea se mezcla con elementos del hip hop, de jazz, con gestos callejeros…». El uso del suelo, los saltos, el contacto físico, el contraste entre movimientos rápidos y lentos, diferencian a un estilo de danza que tiene muchos adeptos. En el caso de este montaje, el concepto artístico mezcla las palabras de Lorca con las músicas de 'Omega', el emblemático disco de Morente y Lagartija Nick, evocando el 'crack' del 29 –que, según los expertos, volveremos a vivir, en cierta forma, tras esta crisis sanitaria–, y el viaje de Lorca desde sus raíces hasta la deshumanizada y opresiva sociedad norteamericana.
La experiencia, para el espectador, es única. Así lo manifiesta a la salida Margarita Martos. Es, como ella misma dice, ciega. «Para mí, todo esto es nuevo, y una experiencia muy enriquecedora. Algunos de mis compañeros tienen algo de visión, pero yo no. Y tener la oportunidad de conectar con la danza, una disciplina artística que a los invidentes nos está, por así decirlo, vedada como espectadores, es muy especial».
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