«La máxima aspiración de los actores es que nos quieran»
Conocida por sus papeles televisivos y en el cine, ganadora del Goya, abre la temporada en el Isabel la Católica el sábado con 'El beso' de Ger Thijs
José Antonio Muñoz
Granada
Viernes, 24 de septiembre 2021, 01:19
La madrileña Isabel Ordaz (1957)es una de las actrices de más enjundia entre las que prueban los escenarios patrios. Quien vea en ella solo ... a la despistada coprotagonista de 'Aquí no hay quien viva' yerra la apreciación. Acreditada intérprete de teatro clásico, curiosa impenitente siempre en busca de textos que le llenen, ganadora de todos los premios importantes de nuestro país –incluido, naturalmente, el Goya–, llega a Granada este sábado para abrir la temporada teatral del Isabel la Católica con una única función de 'El beso', original del holandés Ger Thijs.
–Esta vez, aterriza usted a lo grande en esta tierra...
–Sí, la verdad es que abrir temporada en un teatro tan bonito como el Isabel la Católica, donde he trabajado en muchas ocasiones, me llena de alegría. Además, cuando digo que vengo a Granada estoy acostumbrada a oír los comentarios admirativos sobre la ciudad y su gente que emiten mis amigos, así que encima, me tienen envidia... (risas).
–¿Cómo llegó a 'El beso'?
–Supe de la obra por mi amigo Ronald Brouwer, que la tradujo, como otras de Ger Thijs. Poco a poco, la fuimos poniendo en pie, finalmente con la implicación del Teatro Español, y con las dificultades añadidas por la pandemia, ha sido un montaje de largo recorrido, programada por dos veces en Madrid y con la que hemos visitado muchos rincones del país.
–¿Qué le gustó del texto?
–El hecho de que habla de un encuentro entre dos personas, un hombre y una mujer, en el crepúsculo de su existencia, con las tres heridas latentes de las que hablaba el clásico: la de la propia vida, la del amor y la de la muerte, muy presentes. Me atrajo la escalada de intimidad y confidencia que corre paralela a la propia escalada física que escenifican los protagonistas. Aunque transcurre en la comarca natal del autor, en Holanda, podría ocurrir en cualquier lugar, porque las sensaciones que transmite son universales.
«Los malentendidos entre los protagonistas dan lugar a situaciones muy divertidas»
–Si tuviera que encajarla en algún género, ¿dónde la colocaría?
–Creo que es una tragicomedia. Los malentendidos entre los protagonistas dan lugar a situaciones muy divertidas, pero en el fondo subyace la tragedia de ver cómo pasa el tiempo, y cómo llega el momento de enfrentarse a un pasado con luces y sombras y a un presente donde la perspectiva de una enfermedad se revela como probable.
–Es un viaje de dos héroes anónimos, entonces.
–En cierta medida, la existencia lleva consigo siempre, si se vive con intensidad, ciertas dosis de heroísmo. Thijs no muestra aquí un choque emocional de trenes, sino el encuentro de dos seres humanos que tienen la oportunidad de compartir alma, corazón y vida.
–¿Cuál es el objetivo de los protagonistas?
–Hallar el sentido de la existencia. Responder a los múltiples porqués que nos acosan. El acierto de esta obra es colocarla en un contexto íntimo, solitario, cual es la naturaleza, lejos del ruido que la sociedad se empeña en generar a nuestro alrededor. El contraste entre la señora casada burguesa de provincias, cansada de su matrimonio, y el actor frustrado por no haber llegado donde quería es muy interesante.
–¿Qué le gustaría que el público se llevara a casa tras verla?
–La máxima aspiración de los actores es que nos quieran, curar el alma y el cuerpo. Siendo algo más práctica, quisiera que se reflejen en los protagonistas y asuman sus peripecias como propias.
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