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El martes del Festival de Poesía, pleno de buenas historias de todos los tamaños
Existencias propias y ajenas, preguntas sobre quiénes somos, poemas, cuentos y novelas, marcaron la jornada,que cerró Luis Landero
La segunda jornada del Festival Internacional de Poesía de Granada estuvo marcada por la presencia de grandes contadores de historias. Historias de todos los tamaños, ... desde poemas exiguos en tamaño pero profundos en sentido, hasta novelas con una carga poética indudable. Por la mañana, la Facultad de Ciencias de la Educación acogió a músicos como Fran Perea, tan literatos como el que más, quien estuvo acompañado por Carolina Iglesias y Adriana Moragues, y a la pareja de poetas–narradores, y ganadores ambos del Premio Nadal, formada por Ana Merino y Manuel Vilas.
La tarde comenzó con los cuentistas en el Centro Lorca. En un acto organizado por Granada, Ciudad de la Literatura Unesco, se unieron sobre el escenario dos maestro del cuento, Carlos Castán (autor que ya hace casi un cuarto de siglo removió el género con 'Museo de la soledad') y Javier Sáez de Ibarra (quien acaba de publicar 'Un réquiem europeo' en Páginas de Espuma). Fue una charla con el responsable del ente literario granadino, Jesús Ortega. Durante casi una hora, ambos ofrecieron una perfecta radiografía de lo pretendidamente pequeño. Se habló del componente filosófico, político y social de Sáez de Ibarra, y de la necesaria profundización en lo existencial de Castán. También de la inflación de cuentistas provocada por los centenares de concursos que en los 80 convocaron los ayuntamientos de todo tamaño y pelaje. «Escribo sin documentación, voy contra la idea de esa Scherezade que para salvar la vida tiene que ser encantadora. Escribo para mí, sin buscar un efecto en el otro. Tampoco pienso en lo que puede gustar o estar de moda», dijo Sáez de Ibarra. «No excluyo los temas universales, la culpa, el deseo, el amor. Para mí, lo peor que le puede pasar a un cuento es la insignificancia, que sea una lectura de playa que no deje rastro», añadió.
Voces del mundo
El penúltimo acto de la tarde tuvo como protagonistas a varios poetas de diferente procedencia. En primer lugar, la marroquí Touria Majdouline, quien profundizó en la esencia de lo femenino con inquisitva profundidad («¿Dónde estuve cuando el mundo tenía las ventanas abiertas?», se preguntó en uno de sus poemas). Luego, intervinieron la Premio de la Crítica María Angeles Pérez López, el argentino Leopoldo 'Teuco' Castilla –muy aplaudido– y la Premio Nacional Yolanda Castaño.
La velada se cerró con la presencia de uno de los narradores más prestigiosos de la actual literatura española, Luis Landero. El autor de 'Juegos de la edad tardía' y la reciente 'La última función' dialogó con el escritor valenciano Rafael Soler. Juntos repasaron una trayectoria marcada por el inesperado y fulgurante éxito de su ópera prima, y divirtieron al público con anécdotas múltiples en torno a la creación literaria, y la forma de contar las historias, tan importante como el fondo. Landero se remontó a sus ancestros, destacó la importancia que tiene la tradición oral en la construcción de las historias, y se declaró como un enamorado de la ficción. De aquellos cuadernos que llenó con una letra apretada se ha ido construyendo una obra –aunque no le guste el término– trascendente. Y eso no es un juego.
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