Mariola Cantarero llena el Generalife en el 25 aniversario de su carrera
Jueves, 17 de julio 2025, 23:36
«Parece una boda», decía y, mira por donde su primer vestido –precioso– era totalmente blanco. Así saludaba, a cinco minutos del comienzo del concierto, ... Mariola Cantarero que, ya antes de salir a escena, había ganado al público que abarrotaba el Generalife. Le deseaban lo mejor la alcaldesa de Granada, Marifran Carazo; la consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz: el presidente de la Diputación, Francis Rodríguez, o el senador Vicente Azpitarte; además del concejal de Cultura, Juan Ramón Ferreira, y la diputada Pilar Caracuel.
No eran las únicas autoridades porque también estaba el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada, Antonio Granados, y el secretario general de Cultura, José Vélez, y también vi a la diputada y alcaldesa de Alfacar, Fátima Gómez.
Seguro que había algunos más, pero eran tantas las personas que no era fácil reconocer todas las caras. La que sí relucía con todo el nervio del mundo era la de Loli, la madre de la protagonista, feliz de una jornada que compartió con su hermana Irene, con su otra hija, Belén, y con sus nietos, entre ellos, el pequeño Julio y su padre, Julio Cendal, que tanto tuvo que ver en la organización de un gran concierto, el de su esposa, Mariola Cantarero, la artista a la que, hace ya algún tiempo, entrevisté contando cómo cantaba en la playa, a pesar de su timidez; la artista que tuvo un invitado muy especial en el corazón, su padre, que tanto ha significado –y lo seguirá haciendo– en su vida.
Mariola canta dulce, habla dulce, vive su etapa dulce, porque llegar a esos veinticinco años no es una tarea fácil. Y sigue siendo ella. Por eso nadie quería perdérselo. Ya saben, porque lo hemos venido contando los grandes nombres que compartieron con ella el escenario, tantos y tan buenos que bastan para llenar una mirilla tan especial como esta. Nombres como Ismael Jordi, Celso Albelo, Carlos Álvarez –que finalmente, y a pesar de sus deseos, no pudo estar físicamente–, José Bros, Simón Orfila, José Luis Sola, Damián del Castillo, Moisés Marín, José Manuel Zapata –al que pude saludar antes del concierto–, Pancho Corujo y Ruth Terán, en la parte lírica, aquella en la que se dio a conocer la voz rotunda de Mariola que, luego, ha puesto emoción en otros géneros, y que le ha llevado a mayor contacto con el público general, convirtiéndose en la estrella de la que tan orgullosos nos sentimos.
Quisieron apoyar el momento Manu Sánchez, Pastora Soler, Manuel Lombo, Diana Navarro, Marina Heredia, Falete o José Quevedo, Bolita, y, como se anunció hubo sorpresas que, no les voy a poder contar, porque la noche fue larga, muy larga, y muy intensa. Mariola se abrió a su público, agradeció la presencia y fue como ella es, cercana y con una espontaneidad que, a quien no la conoce, igual la sorprendió; pero sobre todo me llamó la atención cómo supo controlar la emoción… mientras pudo.
Y es que, además de los acompañantes en el escenario y de los aplausos llenos de cariño, supe que entre los asistentes estaban personas muy especiales como Elena Peinado, que tanto ha tenido que ver en la carrera de la artista granadina; y también sus amigas del coro «de toda la vida», y caras conocidas como Carmen Tello, la esposa del maestro Curro Romero que, desde la distancia también disfrutó de la noche mágica que Mariola Cantarero regaló a Granada.
Me hablaron también de que estaban Antonio Vázquez, que fue presidente de Iberia, o Francisco Esteban, un muy reconocido otorrinolaringólogo. Y estaban amigos de toda la vida como Angelita de la Higuera y Gregorio Rodríguez.
El entorno del Generalife, con la colaboración del Patronato de la Alhambra y el Festival Internacional de Música y Danza, la magia de la noche, la emoción del público… unas voces especiales… ¿quién da más? Granada con nombre femenino, el de Mariola Cantarero.
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