«La manipulación informativa es el gran mal de nuestro tiempo»
La escritora granadina ha publicado en la plataforma Storytel y en Ediciones B su obra 'Sublimación', que presentará el martes 15 en la Biblioteca de Andalucía
José Antonio Muñoz
Granada
Sábado, 12 de junio 2021, 01:08
Clara Peñalver nació en el Día del Libro de 1983. Los hados tejieron en torno a ella una red que la hizo caer en la ... lectura primero, y en la escritura después. Ahora ha dado un cierto giro a su carrera para publicar 'Sublimación' (Ediciones B y plataforma de audios Storytel), una novela distópica, pero preñada de actualidad, ambientada en una Nueva Iberia que nos recuerda a países que sí están en el mapa. La presenta el martes 15 (19.00 horas) en la Biblioteca de Andalucía.
–La sublimación es un proceso químico muy interesante...
–Lo más curioso es la sustancia que se utiliza en la novela para equilibrar la densidad del cuerpo.
–Una fórmula tan secreta como el jarabe de la Coca Cola.
– (Risas) Efectivamente, un secreto bien guardado.
–¿Cómo se le ocurrió la idea de dar este 'volantazo' a su carrera literaria?
–Hubo tres razones. El origen fue una conversación en 2018 con José Antonio Muñoz, exgerente de Emucesa. Me habló del primer caso de corrupción en el que estuvo envuelto, y por el que le llegaron a amenazar de muerte. Al final, su crédito estuvo en entredicho, mientras que los inductores de aquel asunto salieron indemnes. Me pareció un buen punto de partida. Luego, él me habló de un funerario francés que intentaba vender una nueva forma de deshacerse de los cadáveres mediante un procedimiento de sublimación. Además, llevaba mucho tiempo dándole vueltas a hacer una novela sobre el mundo de los virus, tras vivir el estallido de un brote de Ébola en Costa de Marfil, del que casi nadie tuvo noticia, por cierto.
«Me hablaron de un funerario francés que intentaba vender una nueva forma de deshacerse de los cadáveres mediante un procedimiento de sublimación»
–Sin embargo, la realidad superó a la ficción...
–¡Quién nos lo iba a decir! Cuando estudié Genética y Virología me preocupé por qué ocurriría si éramos capaces de crear un virus en un laboratorio, a posta o por error.
–¿Y cuál es su opinión al respecto de este que nos ha convertido en rehenes?
–Tengo una opinión dual: es muy probable que se haya gestado en un laboratorio, y de hecho, uno de los presupuestos de 'Sublimación' es esa guerra biológica que ya está siendo usada por determinados países. Pero también me parece plausible que haya sido consecuencia de la superpoblación y la sobreexplotación de los recursos. Entramos en zonas que albergan fauna con microorganismos casi desconocidos y potencialmente patógenos para la población. Y estamos rasgando la superficie de la Caja de Pandora con tanta fuerza que le estamos haciendo agujeros.
–¿Podríamos estar, entonces, en un caso de manipulación como el que mostraba su novela originalmente?
–Podríamos. Al final, estamos en un tablero donde la economía y el negocio son los que mandan. Por eso, la novela original partía de una crisis biológica en un momento sociopolitico complicado, y exploraba las consecuencias de esta crisis en un país imaginario, Nueva Iberia, donde no había escrúpulos. Pero llegó la covid y tuve que darle la vuelta al planteamiento.
–¿Qué ocurrió entonces?
–Empecé a jugar con otros argumentos y personajes, creando una distopía en torno a un mundo carente de respeto por la vida humana, en el que si algo genera dinero, lo único que importa es el resultado, en el que al final se plasma una esencia humana que no se preocupa de los de abajo, y que solo mira a los de arriba para envidiarles.
«Empecé a jugar con argumentos y personajes, creando una distoía en torno a un mundo carente de respeto por la vida humana»
–Luego, «el pueblo, unido, jamás será vencido», salta por los aires.
–Efectivamente. La idea es dividir a la población a través de la manipulación informativa, el gran mal de nuestro tiempo. Toda la novela gira en torno a ella, desde el concepto de Banco Central de Finados hasta la propia estructura social, que se basa en la que hoy vive la India, país de tan candente actualidad por los motivos de todos conocidos. Recuerdo al respecto una vez en la que, paseando por Nueva Delhi, entré en un barrio deprimido. Llevaba ropa europea y buen aspecto, y caminé de noche por calles oscuras entre personas que dormían en el suelo. Y nunca pensé que me fueran a robar. No lo pensé porque entre ellos existe una especie de fatalismo que les hace pensar que pobres nacieron y pobres morirán. Sí hacen todo tipo de trapicheos con los turistas, pero no roban.
Personajes
–Sus personajes son también expertos en la sublimación: subliman pasiones, intereses, aspiraciones...
–Así es. Dante, el protagonista, no es capaz de enfrentarse a la inminente muerte de su mujer, y sublima su dolor dedicándose a investigar el tráfico de cadáveres, que le parece mucho más excitante. Elia Melgar, la periodista, tiene graves problemas personales y los sublima para vengar la muerte de otra persona y no centrarse en sus propias heridas... Al final, 'Sublimación' es el modo en que prácticamente se relacionan todos los personajes de la obra.
–¿También lo hacemos nosotros, no es así?
–Claro, en nuestra sociedad europea, desarrollada y de bienestar. Si yo tengo un cuadro de ansiedad porque tengo un problema de pareja, si no me quiero enfentar a él lo disfrazo de estrés en el trabajo. Eso lo he vivido en carne propia. Enmascaramos la verdad y nos damos razones que en nuestra cabeza suenan mejor.
–¿Cómo fue el proceso creativo para que el relato saliera antes en la plataforma de audios literarios Storytel?
–Muy interesante. Me enamoré de Storytel desde el primer momento, y no paré hasta conseguir publicar con ellos. 'Sublimación' es en la plataforma una serie de diez capítulos, que me exige usar otro lenguaje narrativo, despoblado de recursos que sí utilizo en la novela. Estamos en una nueva época de la escritura, y el reto de adaptarnos a los nuevos formatos me parece muy estimulante.
–¿Nos hallamos, entonces, ante un punto y seguido, un punto y aparte... en su trayectoria?
–Estamos ante una nueva cuenta del Rosario, por así decirlo. Ha sido una forma de liberar con la escritura mis sentimientos de estos tres últimos años.
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