Luis García Montero desnuda su alma vital y poética en el Centro Lorca
En una nueva cita del Aula de Cultura de IDEAL, presentó su obra 'Un año y tres meses', con Juan Vida y Ángeles Mora
José Antonio Muñoz
Granada
Sábado, 29 de octubre 2022, 00:20
El Centro Lorca se llenó en la tarde de ayer con un público amante de la buena poesía, que acudió al encuentro del que, sin ... duda, es una de las referencias del verso escrito en español: el granadino Luis García Montero, también director del Instituto Cervantes. En una nueva edición del Aula de Cultura de IDEAL, patrocinada por Fundación 'la Caixa', García Montero desnudó su alma y su ser poético, y explicó las claves factuales y literarias que se esconden en 'Un año y tres meses' (Tusquets), su más reciente obra, donde cuenta esos 15 meses que transcurrieron entre el momento en que a su pareja, Almudena Grandes, le fue diagnosticado un cáncer, y el momento de su fallecimiento.
Tras las palabras de bienvenida y agradecimiento a cargo del director de IDEAL, Eduardo Peralta, tomó la palabra Luis García Montero, quien compartió con los asistentes los detalles que rodearon la génesis de su obra. «Es un libro que me afecta personalmente. El más difícil que he escrito nunca. Y sin embargo, necesitaba escribirlo», comenzó el poeta. «Cuando uno necesita responder a procesos complicados, que se convierten en vacío, tiene pocos recursos para encontrar respuestas a la intemperie». Para el granadino, su vocación literaria fue uno de esos recursos. «Desde que fui adolescente, he tenido a la poesía como el lugar para encontrar respuesta a lo que me ocurre; para definir mis relaciones conmigo mismo, con los demás y con el mundo», dijo, y aseguró que la poesía fue un ámbito de complicidad entre Almudena y él. «Su padre escribía poemas que ella se acostumbró a escuchar. Y utilizar la poesía para explicar lo que me había pasado equivalía a mantener la llama de esa complicidad que mantuvimos».
El libro se gestó, pues, durante la enfermedad de Grandes. «Fui tomando notas, haciendo poemas durante esos días, y luego tras su muerte, pero tuve que dejar que pasara un tiempo para revisarlos y reescribirlos todos, evitando esas trampas que a veces tiende la poesía», aseguró. Dijo además que un poema «no es un acto espontáneo donde uno se desahoga; es una meditación sobre la condición humana, y sobre el lugar que el ser humano ocupa en la historia. Por eso, no es conveniente usar el desahogo que termina en el patetismo».
'Un año y tres meses' dialoga con la tradición, con el Arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo, Walt Whitman, Federico García Lorca… La última cita, la del poema que cierra el libro y le da título, es de Joan Margarit, quien tuvo la enfermedad en paralelo con Almudena, y de quien el poeta pudo despedirse. El catalán le aseguró que el último había sido el año más feliz de su existencia. «A mi también, la poesía me ha servido para dar respuesta a si el tiempo de su enfermedad fue uno de los momentos más felices de su vida. Y busqué respuestas en lo cotidiano. En el secreto, en la intimidad de qué se guarda. Los sentimientos individuales se guardan cuando hay un nosotros. Las palabras y las personas van siempre de la mano. El lenguaje nos relaciona con el mundo, y la dimensión del 'nosotros' se convierte en nuestra identidad. Y dar respuesta a la muerte es difícil cuando se quiebra el 'nosotros'».
Vulnerabilidad
Esta es, pues, una obra que se enfrenta a la experiencia de la enfermedad y la muerte tomando conciencia de que somos vulnerables, de que lo que nos conforma es el sentido de la debilidad. Los cuidados adquieren un protagonismo fundamental en la vida diaria y en la memoria. El poeta refleja cómo la enfermedad cambia las rutinas, y recuerda cuál es el sentido del amor y de la vida. Pero también es un libro militante, como lo son muchos de su autor. «Después de pasar un año y tres meses de sala de espera en sala de espera, tomé conciencia de que no se puede agredir a la sanidad pública», dijo García Montero.
También hubo en la noche de ayer tiempo para el recuerdo amable, incluyendo la 'travesura' del poeta, que se coló en la habitación de hospital de su mujer –en plena pandemia– disfrazado de médico, para poder despedir el año con ella. Y para los recuerdos y sentimientos comunes. En este sentido, se habló de gatos: de Negrín, el gato callejero que adoptaron las hijas de García Montero, contra el criterio de Almudena, y de Nietzsche, el gato «que estaba por encima del bien y del mal», que compartieron Juan Carlos Rodríguez y ÁngelesMora. «En 'Un año y tres meses', Luis habla con esa mezcla de esperanza y temor que acompaña a esta enfermedad que puede arrancarnos lo que más queremos», aseguró Mora. «Los poemas del libro aprenden poco a poco que la muerte es el final. El primero, 'El misterio y el secreto', retrata la ternura de caminar juntos sabiendo que aún se puede pasear y soñar. Luis siempre ha vivido en la casa de las palabras, y las palabras viven en la casa de Luis. En este libro, son las palabras las que cobijan a Luis. El presente de este libro es el pasado cercano, feliz pese a todo, cuando todavía eran dos», aseguró.
El pintor Juan Vida reflexionó con el poeta sobre la propia naturaleza del libro, «que no es un llanto por la memoria del ausente, sino que narra el final de una historia en pareja. En el mapa genético de los humanos está el cuidar de los nuestros; lo nuevo es haberlo escrito de esta manera, con esta verdad que desde siempre ha dejado traslucir la poesía de Luis», afirmó.
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