Lucas Macías: el oboísta que cogió su bolsa y se marchó
Cuando era el primer oboe de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam y dijo que lo dejaba todo para hacerse director, sus compañeros le tomaron por loco
José Antonio Muñoz
Granada
Viernes, 30 de septiembre 2022, 00:41
Lucas Macías tenía un bien ganado prestigio como oboísta. Había trabajado con la Orquesta Gustav Mahler, la Camerata Bern, la Sinfónica de Baden Baden, Academia ... Santa Cecilia, etcétera. Desde 2007 era oboe solista de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, situada entre las 10 mejores del mundo. En la tarima tenía como titular a Mariss Jansons. Palabras mayores. Ante sí se dibujaba un futuro bastante despejado. Por eso, es fácil imaginar las caras de asombro de sus compañeros cuando, tras meditarlo mucho, les dijo por sorpresa que lo dejaba todo para ser director de orquesta. Que eso era lo que quería ser.
El propio Macías cuenta que le trataron poco menos que de loco. El cartesianismo calvinista está reñido con la sangre caliente. Y Macías solo tiene una ambición: hacer música. La mejor música posible, de hecho. Es difícil no empatizar con él tras las circunstancias personales que ha vivido: cuatro años de una terrible enfermedad de su esposa, que ha terminado falleciendo este verano. Ahora, le quedan dos hijos a los que adora y a los que deja, con no poco dolor, cuando tiene que abandonar Barcelona, donde vive con ellos, para trasladarse por sus compromisos profesionales, a Oviedo, a Granada, o a otras ciudades españolas y europeas.
Desde el punto de vista humano, Lucas Macías, a casi tres años vista desde su llegada, es una buena «adquisición» para Granada. Desde el punto de vista musical, a pesar de que la pandemia le ha cortado las alas, también. Quiere, y aun con el dolor en el corazón, puede. Y ha decidido mirar hacia delante. La música perdió un muy buen oboe, pero ha ganado un buen director. Y todo eso, sin dejar de ser una buena persona. Contra la lógica y contra Descartes.
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