Las recomendaciones literarias de la semana
Análisis semanal de las novedades literarias
Coordinan: Remedios Sánchez y Francisco Morales Lomas
Sábado, 27 de abril 2024, 00:07
La mujer de enfrente
Por Manuel Gahete
La jienense Carmen Camacho nos ofrece un libro compuesto de múltiples tics temáticos que se van desplegando en los diversos poemas de ... muy diferente construcción y sentido, como un collage polícromo o un macramé deslavazado. A veces adquiere graves tonos filosóficos y épicos, o bien dictados de la paremiología («tirar la casa por la ventana»), reminiscencias de villancicos populares o busca el auxilio del poema aparentemente infantil pero cargado de profunda melancolía. Son fácilmente observables las influencias que no duda en evidenciar, asociadas a los textos míticos: «prudente Penélope… pequeño Telémaco»; las referencias bíblicas: «Por su obra la conoceréis», «los desterrados hijos de Eva», «Hágase en mí»; las canciones actuales: «ten, voy a decir / no sé qué cosa»; y el espejo de poetas tan marcadamente feministas como Juana Castro «es Ella, entera y refleja», aunque con una intención más acerada: «...pero qué te va faltar si eres mi dueña…». Los textos son profusos en apuntes culturalistas. Es evidente su capacidad compiladora y su manera de transgredir los axiomas («No escribir poesía después de Auschwitz en un acto de barbarie») y las aporías a las sentencias de Adorno y del Génesis.
El peón en el tablero
Por Remedios Sánchez
La escritora judía de origen ruso Irène Némirovsky es, indudablemente, una de las grandes narradoras del siglo XX; su obra, en su mayor parte inédita durante décadas tras su muerte en Auschwitz, ha tenido el reconocimiento de los lectores en los últimos años. Esta es una novela corta ambientada en la Francia en crisis de los años 30. En ella se traza el retrato de Cristophe Bohum, hijo de un industrial arruinado que ahora trabaja para sus antiguos empleados. Bohum arrastra una profunda carga de amargura y frustración vital que podría paliarse cuando encuentra un sobre lacrado guardado por su padre y que pone en juego sus últimos resquicios de ética. Ágil y bien construida.
Black Boy
Por Fernando Barea
Para alguien que vive insertado en una sociedad donde los valores de la igualdad en derechos independientemente del color de la piel y del respeto al diferente son algo connatural a la propia existencia, encontrarse con la peripecia vivida por las personas negras en ese país llamado Estados Unidos y que se erige como paradigma de la libertad siempre es chocante. Por eso, son tan necesarios libros como este, primera parte de las memorias del considerado como pionero de la novela afroamericana. Los episodios que relata nos llevan más allá del Black Lives Matter, para exclamar que cualquier vida importa.
Algo huele a podrido en Barcelona
Por José Abad
La Organización –así, en mayúscula– fue creada en tiempos del dictador, ya saben cuál, con el fin de «encontrar una solución global a sucesos que, por ser competencia de distintos cuerpos del orden, nunca llegarían a resolverse de un modo satisfactorio», o al menos así sostiene su director, un tipo que suele echar cabezaditas en su despacho nada más quedarse a solas.
Los tres enigmas que han de investigar son: el hallazgo de un cadáver en un hotel de Las Ramblas, la desaparición de un ciudadano británico que ha atracado su yate en el puerto de Barcelona y los tejemanejes de una empresa conservera que está sirviendo de tapadera a algún obscuro negocio, no se sabe cuál. Los agentes contratados por la Organización difícilmente habrían hallado acomodo en cualquier otro sitio; son todos sin excepción marginados, desahuciados: un ex presidiario, un jorobado con muy mala leche, una señora remilgada con un perro, una joven enamoradiza, un homosexual que no sabe si salir del armario o entrar en él, un anciano a un paso de la jubilación, un chico de origen japonés hijo de un yakuza y una geisha, y un taxista con vocación de detective. Gente humilde, y a mucha honra
A sus ochenta y un años, Eduardo Mendoza sigue mostrándose tan jovial como siempre. 'Tres enigmas para la Organización' publicada por el sello barcelonés perteneciente al grupo Planeta, Seix Barral constituye la enésima demostración de su buen oficio, su buen ojo y su buen humor, tan necesarios siempre. Es en apariencia una novela escrita sin más pretensión que hacer pasar un buen rato al respetable. Que no es poco.
Hay más, por supuesto. En la ficción, la sola colocación de las piezas en el tablero lleva inherente una visión del mundo, una toma de posición, una declaración de principios (táchese lo que no proceda). No es necesario forzar el relato para dar cabida a un discurso crítico.
En 'Tres enigmas para la Organización' se suceden sin interrupción situaciones esperpénticas, cuando no absurdas, algunas francamente divertidas, que permiten sacar a escena una vasta galería de personajes. Mendoza les inventa peripecias sin descanso, al mismo tiempo que hace un retrato agudo, sin saña, de una sociedad que sigue hozando en el barrizal de siempre.
Para el escritor barcelonés, el ser humano es una criatura entrañable, digna de lástima, sin remedio. De nada sirve desesperar, viene a decirnos. No vivimos en el mejor de los mundos, sino en el que nos ha tocado. ¡Ah! Y quien no se resigna es porque no quiere.
El legado de Katherine Mansfield
Por Sara Martín Alegre
Es de suma importancia acercarle al lector la investigación en Estudios Ingleses que se hace en España, mayormente publicada en inglés pensando en su impacto internacional. En este breve pero sustancioso volumen, redactado originalmente en español, Gerardo Rodríguez-Salas, reconocido especialista en la gran autora neozelandesa Katherine Mansfield (1888-1923), ofrece una muestra ejemplar. Publicado en el año del centenario del fallecimiento de Mansfield, quien murió con tan sólo 34 años víctima de la tuberculosis, Vivir sola es morir rechaza las lecturas lukácsianas de los autores modernistas como personas solipsistas sin inquietudes sociales para incidir en el sentido de la comunidad de Mansfield, tanto en su vida personal como pública.
La introducción y el primer capítulo, 'Hacia un modernismo comunitario', hacen hincapié, precisamente, en la revisión de la aproximación habitual a este movimiento crucial de la literatura inglesa, desarrollado entre 1910 y el inicio de la II Guerra Mundial. Desde esta nueva perspectiva crítica, los autores modernistas ya no se ven como una serie de individualidades agrupadas, no sin tensiones, bajo los paraguas algo artificiosos del grupo de Bloomsbury y otros círculos literarios, sino como una comunidad operativa, recogiendo la etiqueta de Jean-Luc Nancy. Como explica Rodríguez-Salas en un lenguaje académico, pero plenamente accesible y didáctico, el encaje en esta comunidad de Mansfield, la intrusa neozelandesa de extraño acento y extrovertida personalidad no fue nunca completo. Tampoco lo fue su matrimonio con John Middleton Murry, albacea literario, que no dio una imagen ajustada de la riqueza de la personalidad de su esposa.
En los tres siguientes capítulos –'Amantes', 'Círculos literarios y artísticos', 'Intimidad fraternal'– Rodríguez-Salas se adentra en la expresión literaria que Mansfield le dio a la tensión entre el acercamiento y el alejamiento personal tanto en su obra como en sus cartas y diario. Maestra consumada del relato de corte chejoviano, Mansfield escribe con sensibilidad y sutileza los desencuentros entre personajes que, según explica Rodríguez Salas, necesitan vincularse con los demás, aunque sea en una mínima comunidad de dos, pero no siempre lo consiguen, siendo a menudo sus peores enemigos. La principal comunidad con la que se vincula todo autor es la de los lectores y hay que agradecer a Rodríguez-Salas sus esfuerzos por encontrar nuevos lectores en España para Mansfield con este bello homenaje, que es además una oportuna relectura de su contribución al modernismo.
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