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Marlene Wind, durante su visita a España. J. R. Ladra
La profesora que desmontó a Puigdemont

La profesora que desmontó a Puigdemont

«Él quería que yo fuera su tonta útil, pero no estaba dispuesta a pasar por ahí», recuerda Marlene Wind, que alerta contra el populismo y el etnicismo

Álvaro Soto

Madrid

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Martes, 14 de mayo 2019, 17:40

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En los meses posteriores al referéndum del 1 de octubre de 2017, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, fugado de la justicia, planeó viajar por Europa para extender el discurso de la supuesta opresión de Cataluña a manos de la antidemocrática España. Pero los recibimientos con alfombra roja se acabaron cuando su periplo lo llevó a Copenhague. Allí, Puigdemont se topó con Marlene Wind, profesora del Departamento de Ciencia Política y directora del Centro de Política Europea de la Universidad de la ciudad.

Wind, experta en populismos y en la Unión Europea, no compró ni uno de los argumentos de Puigdemont. Al contrario, lo colocó ante sus contradicciones y le recordó que el secesionismo catalán es profundamente etnicista e insolidario. La prensa nacional y europea habló de «vapuleo» y «humillación» y el independentismo catalán comenzó a perder el aura de superioridad moral de la que había presumido.

«Aquel día fue muy divertido», cuenta Marlene Wind (Skive, 1963) en Madrid, donde está presentando su libro 'La tribalización de Europa' (Espasa), una defensa de los valores liberales frente al auge de los populismos. Ese 22 de enero de 2018, la clase de Wind estaba más llena que nunca, «con gente sentada en el suelo», recuerda la profesora. «Puigdemont esperaba una bienvenida simpática en Dinamarca, porque consideraba que los países nórdicos son favorables a su causa y yo eso lo sabía de antemano, así que me preparé bien las preguntas. Él quería que fuéramos sus tontos útiles, pero yo no iba a pasar por ahí», explica Wind, que ha estudiado en profundidad las políticas identitarias para desmontarlas, como hizo con el 'expresident'.

Wind le achacó a Puigdemont haber dividido a la sociedad, le recordó que más de la mitad de los catalanes no son independentistas y le puso al nivel del 'brexit' o de Trump. «Los secesionistas han hecho una campaña muy hábil en el exterior, sobre todo con el uso de las redes sociales. El 1-O, su objetivo no era votar, sino montar un gran espectáculo que llamara la atención internacional sobre su causa, y debido también a los errores del Gobierno de Rajoy, lo consiguieron», apunta la profesora. «Vendieron una falsa narrativa, incluyendo los supuestos heridos y la pintura roja que hicieron pasar como sangre, y mucha gente en Europa se lo tragó porque todos empatizamos con las víctimas. Es una ingeniería política muy cínica, pero los políticos populistas son muy hábiles en desarrollarla», agrega la profesora.

La entrevista de Wind a Puigdemont fue un chute de autoestima para España, que estaba sufriendo las críticas de los medios internacionales. Por fin alguien en el exterior se atrevía a desenmascarar las mentiras del secesionismo. Pero aquella intervención no le salió gratis a Wind. Desde entonces, sufre a diario amenazas de seguidores del secesionismo a través del correo electrónico y las redes sociales. «La gente que se basa en argumentos culturales y etnicistas, y no políticos, conforma una especie de secta con la que no se puede discutir», asegura. Pero Wind también recibe alabanzas de muchos españoles, que le agradecen haber plantado cara a Puigdemont en un momento en el que la opinión pública internacional no era favorable. «Lo he pasado mal, pero no me arrepiento. En noviembre pasado viajé a Cataluña y encontré una atmósfera muy mala contra quienes se sienten españoles. Yo siento mucha empatía por quienes sufren la intolerancia», concluye.

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