«Probablemente nuestra generación tenga que aprender a defender la libertad»
La diputada popular presenta mañana en el MauerFest de Granada su libro de memoria vital y política, 'Políticamente indeseable'
Inés gallastegui
Granada
Miércoles, 23 de marzo 2022, 00:34
Cayetana Álvarez de Toledo (Madrid, 1974) es diputada del PP y tiene fama de díscola: Pablo Casado la destituyó como portavoz parlamentaria tras unos pocos ... meses en el cargo y su grupo le abrió un expediente –por saltarse la disciplina de voto en la renovación del TC– que aún no ha cerrado. También es madre, marquesa, periodista, doctora en Historia por Oxford y fundadora del movimiento Libres e Iguales en defensa de los valores constitucionales. Mañana jueves, invitada por MauerFest, presenta en Granada su libro 'Políticamente indeseable' (Ediciones B), en conversación con el periodista Ignacio Camacho (en la sede de la CGE, c/Maestro Montero, 23, entrada libre).
– 'Políticamente indeseable' es un libro político, pero también muy personal. ¿Qué les ofrecerá a quienes acudan a su presentación del jueves?
– La presentación es una conversación con Ignacio Camacho, que es uno de los referentes del periodismo español contemporáneo y lo que vaya a surgir es un misterio para mí. El libro es una mezcla de tres cosas. Por una parte, una crónica de hechos, los vividos en mi etapa desde mi vuelta al PP hasta octubre del último año, enfocada en mi experiencia como portavoz, desde mi nombramiento hasta mi destitución. En segundo lugar, es un ensayo sobre las amenazas a la democracia, con un final optimista y una afirmación combativa y beligerante del orden liberal. Y en tercer lugar, tiene una parte mas personal de memoria familiar, en la que los medios de comunicación se han centrado menos pero sobre a la que a mí más me gusta escribir.
– Es una política que no deja indiferente a nadie. ¿Qué encuentra en sus presentaciones a lo largo y ancho de España? ¿Fans o 'haters'?
– A las presentaciones en general viene gente amable. Los 'haters' no se toman el trabajo de ir a una presentación; para eso está Twitter, donde puedes insultar a quien quieras desde el anonimato. Va gente preocupada por la deriva de España, gente que comparte en líneas generales mi convicción de que hace falta dar una profunda batalla cultural para inclinar el tablero de la política española y que destierre esa inaudita e injustificada superioridad moral de la izquierda sobre el espacio liberal conservador.
– Uno de sus principios básicos en política es que a los ciudadanos hay que hablarles como adultos. Tal y como está el mundo, ¿estamos preparados para oír la verdad o somos un país infantilizado?
– Impugno radicalmente esa idea de que los españoles son menores de edad y que no están preparados para escuchar la verdad. Ese es el discurso de los caudillos y de los populistas. La sociedad española es suficientemente madura e inteligente como para conocer cuáles son los desafíos profundos que tenemos que encarar después de la pandemia, en un contexto de sufrimiento económico, consecuencia de la coyuntura geoestratégica actual. Creo que la democracia necesita dos cosas en estos momentos: verdad e ideas. El libro fue o es un intento de redimir a la política a través de la verdad. Solo cuando los políticos digamos lo mismo en público que en privado podremos rescatar la política de las mandíbulas del populismo. Y en segundo lugar hacen falta ideas, dar la batalla ideológica y cultural.
–El domingo particip ó en la marcha del campo en Madrid. El lunes los tractores bloqueaban Granada. ¿Cree que la reacción a la crisis actual es el principio del fin del Gobierno?
– Sí, creo que el Gobierno tiene los días contados, pero hace falta una alternativa sólida. Hay un empobrecimiento general y España es un volcán de malestar social en erupción. Un malestar real, de abajo a arriba, no un malestar ficticio montado por los sindicatos. Son las clases medias y trabajadoras devastadas por la triple pandemia –virus, guerra y sanchismo– contra un Gobierno soberbio y ensimisado, paralizado por su arrogancia y su incompetencia. Pero es importante que haya una alternativa poderosa sólida y clara a la que los españoles puedan y quieran votar. Esa es la tarea del PP.
– ¿Cree que la reacción de España y de Europa ante la guerra de Ucrania es suficiente?
– Creo que es insuficiente. Ucrania está mostrando un heroísmo conmovedor y ejemplar. En Occidente somos muy solidarios acogiendo a refugiados, pero mucho menos solidarios a la hora de impedir que existan refugiados. Tenemos que pasar de esa actitud de apaciguamiento que ha permitido a Putin llegar hasta aquí a una actitud de afirmación del orden liberal. No es que haya quintacolumnistas en Occidente –y me refiero a los Pablo Iglesias, Jone Belarra e Irene Montero de la vida–; de alguna forma todo Occidente es una quinta columna de sí mismo, cuando se deja llevar por el cinismo, el cálculo o la cobardía. En Ucrania nos jugamos no la integridad territorial de un país; nos jugamos el futuro de orden liberal. Los ucranianos están sacrificando vidas humanas y nosotros debemos hacer sacrificios para poder defenderles y defendernos a nosotros mismos. Lo hicieron nuestros abuelos y nuestros padres contra el nazismo y el comunismo. Mi padre, como tantos jóvenes franceses de la época, con 14 años tuvo que huir al exilio a Estados Unidos y cuando cumplió 18 años se alistó empotrado en las fuerzas americanas y cruzó el océano para ir a la guerra en Europa. Esa generación luchó para defender la libertad en Europa. Nosotros somos una generación que no hemos pagado el altísimo precio de la defensa de la libertad y probablemente tengamos que aprender a hacerlo.
– El cambio de postura del Gobierno frente al conflicto del Sahara, ¿es torpeza o provocación?
– Es la prueba definitiva del cesarismo destructivo de Pedro Sánchez, nada menos que cambiando la política exterior de los últimos 40 años de espaldas al Parlamento, arramblando con el consenso interno y de Naciones Unidas, con su programa electoral e incluso con la opinión de sus socios. Yolanda Díaz ha acusado de incoherencia a Sanchez, pero ella tampoco tiene la coherencia de dimitir; los ministros de Podemos anteponen los coches oficiales y los sillones a los principios. Se tragaron el envío de armas a Ucrania y el 'No a la guerra' y ahora se tragan su defensa de la causa saharaui. Con esta decisión España demuesta su vulnerabilidad y su debilidad ante Marruecos, cediendo un compromiso a cambio de nada o muy poco. Se ha dicho algo muy inquietante: que se ha asegurado a Ceuta y Melilla y las Canarias. ¿Pero qué esta negociando usted? La mera mención a Ceuta, Melilla y las Canarias ofende. Todavía no sabemos de qué se trata esta negociación. Es impresionante, lo que pasa que en España de un tiempo para acá un escándalo supera a otro día a día y el umbral de tolerancia de la gente va aumentando. Las protestas en la calle demuestran que esa impunidad en la que vive el sanchismo tiene su fin.
– En vísperas del congreso, ¿qué le pide a Alberto Núñez Feijóo al frente del PP?
– Primero, que resistamos cualquier tentacion de convertir el PP en una alianza de barones. Así como hay una 'koiné', una lengua común, tiene que haber una política 'koiné' que nos permita decir lo mismo en Lugo, Valladolid, Granada o Barcelona. En segundo lugar, que no caigamos en la tentación de sustituir la 'teodocracia' por la tecnocracia, que respondamos a la pregunta crucial de qué somos y para que han de votarnos los españoles. Hay varios lugares comunes en la derecha española. A menudo la derecha dice 'yo me dedico a la gestión y dejo las ideas a la izquierda'. Y es una falacia: la buena gestión es hija de las buenas deas. En segundo lugar, la idea de que a la gente no le importan las ideas, sino solo su cartera, es despreciar a las personas. Los ciudadanos no solo tienen la preocupacion lógica y natural por su situación económica, por llegar a fin de mes y pagar la factura de la luz; también tienen valores, principio, una moral.
– Se enfrentó a Casado y García Egea y fue relevada como portavoz del PP. Ambos han caído al abismo de la política en tiempo récord. ¿Tiene la tentación de proclamar 'os lo dije'?
– Siempre es humillante y desgradable decir 'yo ya lo dije', pero en el libro lo dije. El fin de la etapa de Casado es el fin de una gran decepcion marcada por dos fracasos: un fracaso orgánico en la gestión del partido, que acaba nada menos que en acusaciones de corrupción sin pruebas a la presidenta de la Comunidad de Madrid, y un fracaso político y electoral que se resume en la traición del mandato para construir un proyecto ideológico alternativo a la izquierda y el nacionalismo. Es el inicio de una etapa nueva para construir una alternativa de 176 escaños para acabar con el Gobierno de Sánchez. Esa alternativa difícilmente la vamos a poder construir en solitario hoy; soy optimista pero no tanto como para pensar que vayamos a conseguir una mayoría absoluta dentro de uno o dos años, pero sí construir una alternativa al sanchismo y mantener la hegemonía dentro de esa alternativa.
–¿Con Vox y con Ciudadanos?
– Sí, son los dos partidos con los que podemos compartir más frente al mal mayor que es Sánchez. El mal mayor no esta en condiciones de decirnos con quién podemos pactar y con quién no para echarle a él del gobierno.
– Pero en el PP hay una resistencia a gobernar con Vox, como se vio en Castilla y León.
– Bueno, pero ahí están gobernando juntos. Es el principio de realidad.
– Muchos han leído las recientes declaraciones del consejero andaluz de Salud sobre la «violencia intrafamiliar» como un acercamiento a Vox, en previsión de unos resultados electorales insuficientes para gobernar.
-Es que yo no creo que la violencia tenga género. No creo que los hombres sean violentos por naturaleza y las mujeres, víctimas por definición. Defiendo que tenemos que promover un feminismo amazónico, defensor de la fortaleza de la mujer. Las leyes que discriminan en función del sexo son deplorables. Es un retroceso respecto a la gran conquista de la ilustración de que no se nos juzgue por nuestro sexo, acento, lengua, color de piel o procedencia social, sino por nuestra condición de ciudadanos.
– ¿En ese aspecto está de acuerdo con el discurso de Vox?
– En el libro dedico un largo capítulo al feminismo, y hay muchas cosas en las que coincido con Vox en esto. Soy una mujer libre y tengo mucho en común con otras mujeres, pero también con otros hombres. Ser mujer no me define. Puedo tener mucho más en común con el señor Feijóo o con el señor Moreno que con la señora Montero o con la señora Belarra. No creo que los hombres nazcan violentos, agresivos, violadores y asesinos en potencia. Verlo de esa manera es un flaco favor a resolver los casos de violencia o de asesinatos cuando se producen. No ayuda ni a las mujeres ni a los hombres.
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