Así son los libros más recientes en España

Memorias noveladas llenas de sinceridad y humor que recogen la peripecia vital y profesional de la autora, librera sevillana que tuvo que cerrar en 2002. Asistimos a la crónica de su día a día, de los buenos momentos llenos de magia y de los tristes, con las amarguras que conlleva cualquier empresa arriesgada, porque más que una empresa pequeña, una librería es un espacio donde se entrecruzan los sueños, deseos y emociones de los lectores/clientes y los de la responsable del negocio, en este caso, que actúa como oficiante de un rito por el que acrecentamos nuestra humanidad. El cierre de una librería es una luz que se apaga, aunque en esta ocasión haya dado lugar a un buen libro.

Te has puesto alguna vez en la piel de quien es obligado a abandonar sus raíces, de quien tiene que inventar un futuro nuevo lleno de incertidumbres e inseguridades? El hogar de las luciérnagas ha sido devastado. No queda más remedio que marchar en busca de otro lugar que las acoja, pero no va a ser fácil. La vida está llena de espejismos que nos hacen creer en falsas ilusiones; pero, al mismo tiempo, esa luz que van a ir siguiendo al final del camino es la que les hace mantener viva la esperanza por llegar a la meta.

En la historia de estos personajes es, precisamente, la luz un signo de supervivencia, porque es lo que las define y lo que las distingue de otras especies. Por eso, la luz no deja de brillar, persiste aunque la veamos más lejos, aunque a veces nos confunda, nos ayudará a ser más fuertes. Esa luz abre una ventana al optimismo.

Por eso, 'Luciérnagas', publicado por la editorial madrileña Cuentos de Luz esconde una historia cargada de simbología, donde cada frase y cada ilustración nos invita a la reflexión: tras el desánimo, surge de nuevo el afán de superación; tras el abatimiento, el espíritu de lucha; tras la soledad, el trabajo en equipo, la mano tendida, la ayuda de los demás.

El viaje de las luciérnagas es un viaje que podemos reconocer en la sociedad actual, pero también es un viaje por el interior de nosotros mismos, por la propia condición del ser humano. Quizás, la confluencia de una formación universitaria en biología con la pasión por la escritura, es la que haya logrado que la obra de Roberto Aliaga transmita siempre un mensaje de pacifismo, de respeto y admiración por la naturaleza, construyendo historias y personajes en los que el mundo animal nos da lecciones de vida.

En este caso, se parte de un problema como el de la deforestación, que está afectando al ecosistema en grandes superficies que se visten de asfalto dejando atrás lo que eran bosques, praderas o líneas de costa vírgenes. Y se traslada a la perspectiva infantil a través de unos personajes entrañables donde el lector reconoce otro problema social: el de la partida, el de la inmigración forzada.

Las ilustraciones de Miguel Ángel Díez son el complemento perfecto por su carga emotiva y la ternura de sus trazos, que facilitan la inmersión en el relato.

Premio Lazarillo de álbum ilustrado en 2008 y ganador del Premio Barco de Vapor en 2017, entre otros galardones, este autor se ha convertido en uno de los referentes fundamentales en el panorama de la literatura infantil española del siglo XXI. Ahora, con Luciérnagas, Roberto Aliaga nos hace otro regalo a los lectores que nadie debe perderse.

Viendo la última película de Woody Allen, 'Día de lluvia en Nueva York', que les recomiendo... viéndola y disfrutándola, pensaba al mismo tiempo en el último libro de José María Pérez Zúñiga y en el poema que se podría escribir a partir de la película, en cómo un buen poema o una buena novela o una buena película nos convierte a sus lectores o espectadores en protagonistas de la historia.

Tal como el autor hace en 'Cartelera de Cine Aliatar', publicado por Valparaíso, a través de 36 poemas en los que utiliza como título el de otras tantas películas, contándonos nuestra propia historia al escribir la suya: la calle Carlos Pareja de Granada se convierte en 'La jungla de cristal'; el extraño visitante que nos atemorizó en 'Alien' somos nosotros mismos, uno y uno a ambos lados de la puerta, más que reflejados en un espejo, duplicados en nuestra duda; mirándonos a nosotros mismos en 'Psicosis' y, sobre todo, leyendo una historia de crecimiento, de desarrollo emocional y de amor a través de las películas.

José María ya inició este camino en su novela 'Cine Aliatar' (2017), y así como toda película de éxito, como sabemos, tiene su segunda y tercera parte -y algunas incluso más, aunque no aporten nada-, su secuela y su 'precuela', no podía ser menos ese Cine Aliatar que en la novela se convertía en un personaje más de la trama y que en estos poemas es citado en más de una ocasión, y que aquí lo recordamos gracias al sujeto poético que recorre su historia a través de lo proyectado en el mítico y desaparecido cine.

La selección de los títulos, la lista de las películas que se convierte en el índice del libro es de lo más sugerente: comedias como 'Pretty Woman' de Garry Marshall, melodramas como 'Terciopelo Azul', la obra maestra de David Lynch, historias de ciencia ficción como el 'Alien' de Ridley Scott, de guerra como 'La chaqueta metálica' de Stanley Kubrick, cintas tan inquietantes como 'El corazón del ángel', de Alan Parker, y hasta infantiles, como 'Los Goonies', de Richard Donner.

De todas ellas sabe el autor extraer la pulpa, la esencia, y convertirla en una historia colectiva a través de la anécdota que puede o no residir en la propia cinta, o en el momento histórico en que fue estrenada o vista por el sujeto poético del libro, en la circunstancia exacta en que cada uno de nosotros vivió su particular película vital. Por eso este libro es tan recomendable, porque el autor -como apuntaba Justo Navarro- «ha conseguido proyectar el pasado histórico sobre la crónica personal de una generación educada en el olvido», porque une los buenos poemas con la memoria colectiva de un buen puñado de películas y, de esta forma, la literatura y el cine escriben a través de Pérez Zúñiga nuestra propia historia.

Lejos del 'boom' de la novela histórica vivida en las últimas décadas, hay una generación de escritores que fueron en su día capaces de escribir un nuevo estilo de crónicas de la intrahistoria que atraparon a miles de lectores. Uno de ellos es William Harison Ainsworth. Amigo de Dickens, escribió novelas protagonizadas por el bandolero Dick Turpin y cuentos góticos tanto como historias de la realeza.

Una de ellas es esta 'El castillo de Windsor', admirablemente recuperada por Ático de los Libros en formato de lujo. La trama sigue a Enrique VIII, que ha hecho público su amor por Ana Bolena y quiere divorciarse de su esposa, Catalina de Aragón, a pesar de que son muchos los que se oponen a tal decisión.

Cuando Mark Fytton, vecino de Windsor, muestra públicamente su rechazo a la relación del rey con Ana Bolena, Enrique ordena ahorcarlo. Sin embargo, antes de su ejecución, Fytton recibe en su celda la visita de un misterioso personaje que le ofrece salvar su vida a cambio de unirse a la banda de Herne el Cazador, que merodea por los bosques de Windsor y atemoriza a quienes se adentran en él. A partir de entonces, las vidas de los habitantes del castillo cambiarán para siempre.