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Leonard Cohen, en una imagen de 1965. Archivo
El escritor que alumbró un juglar

El escritor que alumbró un juglar

Lumen reedita tres libros de Leonard Cohen previos a su etapa como cantante coincidiendo con el primer aniversario de su muerte

Álvaro Soto

Madrid

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Sábado, 4 de noviembre 2017, 22:47

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Antes de ser un maravilloso cantautor, Leonard Cohen se ganó la vida como novelista y poeta. En la década de los 50 y los 60, su prosa no estaba en todavía en el aire, estaba solo en las páginas. Desesperado por la falta de éxito de su literatura, en 1967 decidió pasarse a los escenarios, donde firmó discos clásicos, como 'Songs of Leonard Cohen' y 'Songs From a Room', y creó algunas de las mejores canciones de la historia ('Hallelujah', 'Suzanne', 'I'm your man'), pero revisitar aquellos deliciosos libros ofrece nuevas claves para entender y disfrutar al artista canadiense. En el primer aniversario de su muerte, que se conmemora este martes, la editorial Lumen reedita tres de sus volúmenes: la obra de poesía 'Libro del anhelo' y las novelas 'El juego favorito' y 'Hermosos perdedores', todas ellas en una cuidadísima edición que incluye en sus portadas dibujos realizados por el propio Cohen.

     «Leí las novelas de Cohen en mi infancia e influyeron mucho en mi escritura», cuenta el escritor Ray Loriga, que ha prologado las reediciones. «En sus libros ya están todos los temas que tocó en su vida: la religiosidad, la amistad, el deseo, el amor... Y también está su manera de ver el mundo, un poco cruel, un poco cínica. Fue un gran poeta y escritor y su estancia en la isla de Hidra lo convirtió también en un gran cantante», explica Loriga, que confiesa que sintió «vértigo» cuando recibió el encargo de introducir los libros de Cohen. «Es difícil escribir sobre alguien que ya no puede leer lo que escribes», reconoce el autor español, ganador de la última edición del premio Alfaguara por 'Rendición'.

     'El juego favorito', la primera novela de Cohen, publicada por primera vez en 1963, es casi autobiográfica. El protagonista, Lawrence Breavman comparte con el cantautor la búsqueda del amor y la belleza y los altibajos vitales: la felicidad absoluta y la angustia más profunda. Es una novela de iniciación en la que un niño se abre a la vida adulta. «En esta memoria activa y virulenta del pasado inmediato, niñez, adolescencia y juventud se reunían, se reúnen, en una precisa escritura, habilidades literarias nada comunes», escribe Loriga.

     En 'Hermosos perdedores' (1966), Cohen funde la sexualidad y la espiritualidad, el sexo como camino y puente hacia la sabiduría más elevada, y aquí se ven más que nunca los temas que ya nunca abandonarán al artista, que ensambla diálogos absurdos y escenas surrealistas. «Un escritor que mientras avanza se desdice, y hasta se torpedea a sí mismo con sorna mientras se explica tan exacta y cruelmente como le viene en gana», afirma Loriga.

     «Cohen es un escritor espléndido que domina tanto la técnica que puede jugar con ella y saltarse las reglas. Es un autor que nos recuerda una época en la que nos podíamos considerar ciudadanos de a pie, y no solo consumidores, como nos ocurre ahora. Cohen podía deletrear la palabra 'libertad'. En los nuevos autores cuesta encontrar esa libertad», explica Silvia Querini, editora de Lumen.

     «Antes de escribir, Cohen lo había leído todo y yo valoro mucho eso, valoro a quien tiene un gran fondo de armario del que tira cuando se pone delante del papel», continúa Querini, que califica al canadiense como «un artista del Renacimiento». «Sabía cantar, sabía escribir, sabía dibujar, y todo lo hacía bien», rememora Querini.

     En su opinión, Leonard Cohen, que ganó el Príncipe de Asturias de las Letras en 2011, hubiera merecido el Premio Nobel de Literatura antes que Bob Dylan, aunque la Academia Sueca se abrió a los juglares solo un mes antes de la muerte del creador de Montreal. «Sus letras han criado a más de una generación. En sus conciertos yo he visto a jóvenes de 20 años y a mayores de 80. Es el cantante de la vida del siglo XX», concluye Querini.

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