Mahler y Strauss en el concierto de la OCG

La velada se abrió con los «Cuatro últimos lieder, TrV 296» de R. Strauss, unas extraordinarias canciones del músico alemán, epílogo compositivo del mismo, de una enorme belleza en las que el compositor pone una maravillosa orquestación, riqueza tímbrica, audacias armónicas y unas hermosas líneas melódicas, tanto vocales como orquestales, al servicio de una enorme expresividad. Extraordinaria despedida de Strauss que contó con la buenísima interpretación de la soprano Chen Reiss como solista. Desde mi humilde punto de vista, Reiss utilizó su gran técnica vocal y su hermoso timbre para darle una tremenda expresividad a las canciones; perfecta en la afinación, brillante en todos los registros, estupenda en la dinámica, cantó con muchísima musicalidad, con muy buen gusto. Buenísima la participación de la soprano quien fue a veces algo tapada por una orquesta que, por lo demás, estuvo correcta; Macías, director que siempre busca la expresividad y la musicalidad, entendió muy bien este conjunto de canciones, imprimiéndole ese carácter de serena despedida con que Strauss musicalizó brillantemente estos poemas de Hesse y Eichendorf.

De una genial obra de senectud pasamos en la segunda parte a una genial obra de juventud, ya que pudimos escuchar la «Sinfonía núm.1 en Re mayor (Titán)» de G. Mahler; el compositor bohemio es sin duda uno de los más grandes sinfonistas, cuya habilidad en el manejo orquestal y su estilo inconfundible es totalmente evidente en esta obra y tendrá continuidad en las siguientes piezas, no muy numerosas pero sí muy brillantes, que Mahler escribió a lo largo de su trayectoria compositiva. Las atmósferas creadas por la cuerda, las sensaciones causadas por la madera, las hermosas melodías, a veces populares, la presencia de marchas tipo militar y la espectacularidad de los momentos álgidos de la orquesta completa presentes en esta sinfonía representan a la perfección lo que es la música de Mahler, ese estilo grandioso e intimista a la vez que no puede dejar indiferente a ningún oyente. A pesar de ser reiterativo debo destacar que Macías es un director de mucha expresividad, nada plano, que sin duda hace las versiones que nos ofrece realmente suyas como lo fue esta Titán, en la que el trabajo de todas las familias instrumentales es muy intenso. El metal, con muchísimo peso, estuvo a muy buen nivel; muy bien B. García y el resto de trompetas, con pasajes muy destacados; enorme el protagonismo de las trompas en una tarde en la que el solista, O.Sala apenas tuvo momentos de tranquilidad; también muy acertados los trombones y A.Marco con la tuba. Muy bien contrabajos y violonchelos, aportando energía y solvencia en el tema del segundo movimiento y especial mención a F.Kakarigi por su buena actuación. Bien también los violines y violas, especialmente en los momentos más melódicos, siendo destacada la participación de la concertino B.Kolar. Muy bien, como siempre, la madera en todo su conjunto y muy bueno también el trabajo de la percusión. Muy agradable la tarde que nos ofrecieron la orquesta y la Joven Academia, con la excelente colaboración de Reiss y la música extraordinaria de Mahler y Strauss.