Mayte Martín, la voz clara
Jorge Fernández Bustos
Sábado, 27 de septiembre 2025, 00:37
En la recta final de la primera Bienal de Flamenco de Granada, en la Abadía del Sacromonte, este jueves, fue un honor recibir a Mayte ... Martín y su 'Flamenco íntimo'. Un recital recogido, ortodoxo, desnudo, acompañada tan solo del jerezano José Gálvez a la guitarra. Un tocaor preciso, muy flamenco, hijo de su tierra, lleno de intención y de silencios, que supo llevar a la cantaora en volandas. Mayte es la dama callada, que todo lo que toca lo convierte en oro. Con oído absoluto y una voz clara, no da una nota fuera de lugar. Es respetuosa con el público y goza de esa retranca catalana que en Granada entendemos muy bien. Enamorada de la luz, del paisaje y del paisanaje granadino, así lo manifestó antes de empezar con un recorrido por los cantes de levante. Mineras, tarantos y cartageneras, donde la rabia grave la ponía la sonanta, mientras que ella aportaba la dulzura y la riqueza de melismas.
Tras pedir un poquito más de rever, la cantaora dictó una malagueña y fue generosa en los abandolaos, que comenzó por rondeñas y culminó con los valientes fandangos del Albaicín. Pero no fue hasta la soleá que la cantaora se relajó del todo y se pudo disfrutar de una Mayte Martín en plena efervescencia, al cien por ciento de su capacidad, que tratándose de quien se trataba es mucho decir. En las seguiriyas clásicas (quizá un poco aceleradas, a la manera de Morente) fueron grandes y el público así lo supo agradecer. A partir de entonces, todo fue in crescendo hasta alcanzar una cumbre a la que muy pocos tienen acceso.
Los tientos-tangos fueron una fiesta, en los que se acordó grandemente de la Niña de los Peines e introdujo un punto por marianas, pero se olvidó de los amables tangos del Camino. Uno de los temas más aplaudidos fueron las cantiñas, donde la cantaora hizo un alarde de bajos y de medios tonos, mientras la guitarra marcaba el compás como si de un cante libre se tratara. El concierto acabó, como dictan los cánones, por bulerías, que fueron de Jerez, en las que el guitarrista pudo exponer todo su potencial. Bulerías que acabaron con María de las Mercedes por cuplé, reafirmando sin lugar a dudas que Mayte Martín es una de las grandes cantaoras de entre siglos.
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