Javier Calatrava, poeta: «Me gusta ser tan libre cuando escribo como cuando viajo»
El también ingeniero agrónomo ha trabajado y datado su más reciente obra, 'Aynadamar' en más de una decena de países, pero siempre con su ciudad natal como inspiración
José Antonio Muñoz
Granada
Lunes, 9 de marzo 2020, 03:09
Javier Calatrava (Granada, 1945) ha recorrido medio mundo por motivos de su trabajo como ingeniero agrónomo en diversos organismos nacionales e internacionales. Ecuador, Francia, EE ... UU, Colombia, Guinea-Bissau, Guatemala, Italia, Irlanda, Trinidad y Tobago, Guyana, Turquía, Senegal, Sudáfrica, Argentina, Reino Unido, Rumanía, Uruguay... Son decenas los países en que están datados los versos que integran 'Aynadamar. Poemas del tiempo vivido' (Entorno Gráfico), que ha publicado recientemente.
– 'Aynadamar' es inequívocamente granadino, pero su libro es muy viajero...
–'Aynadamar' es el agua que nace, saliendo de una grieta; fluye, dando vida a su paso, y muere. Es un símbolo del devenir de la existencia humana, que es realmente el verdadero eje del libro. La mayoría de mis viajes han tenido una razón profesional, y a veces han sido estancias largas. Me gusta usar la misma libertad cuando viajo que cuando escribo.
–¿Qué le han aportado los paisajes que describe en sus poemas?
–Belleza, a veces tranquilidad de espíritu, pero con frecuencia están íntimamente relacionados con las gentes que los habitan. Vivimos en un planeta social y ambientalmente injusto, con una problemática terrible de desigualdades, pobreza y hambre, y con una amenaza climática en ciernes, pero que contiene bellezas y realidades incomparables no solo paisajísticas, sino monumentales, culturales, sociales y antropológicas. El mayor disfrute del viaje es contemplar y vivir esas bellezas.
«De Lorca, todo me dice algo. Mi admiración es total, y me viene desde muy joven, casi de niño»
–¿Qué importancia ha tenido Lorca en la construcción de su voz poética?
–Muchísima. Siempre digo que gustan los poemas y no necesariamente los poetas. En un mismo poemario de cualquier poeta, incluso de los más grandes, puedes encontrar poemas que te gusten, que te impresionen, que te digan muchísimo, y otros que no te digan absolutamente nada. Lorca para mí es una excepción a esa regla: en Lorca todo me dice siempre algo. La admiración que siento por él es total, y me viene desde muy joven, casi de niño. Eso me ha pasado también después con Antonio Machado.
–En uno de sus poemas habla de explicar el amor, que podría considerarse el tema central del libro. ¿Qué otros temas le interesan, como poeta y como ser humano?
–El Amor, así con mayúscula, es efectivamente, como no puede ser de otra manera, uno de los elementos claves de 'Aynadamar', pero me refiero al Amor considerado en sus distintas perspectivas, La verdadera amistad, el amor paternal y filial, el amor solidario hacia los demás, el amor a la tierra, la naturaleza y al paisaje, el amor a la libertad, el amor al saber, son también objeto importante de los poemas contenidos en 'Aynadamar'.
Un mundo que muere
–¿Qué hay de poético en un mundo que muere y en las personas que mueren por esa muerte de su entorno?.
–El mundo está efectivamente muy dañado en todos sus aspectos, y los intereses mezquinos y los egoísmos dominan la escena y vencen constantemente «a los gestos de amor y a las conciencias», como digo en uno de los poemas. Pero estos gestos de amor y solidaridad universal existen y se ven por todo el planeta, y son realmente admirables. Nunca he estado en ningún sitio en el que no me haya tropezado con alguien dispuesto a hacer cosas por los demás, a sacrificarse por el bien colectivo. Estos gestos de amor solidario son claramente un objeto poético...
–¿De qué fuentes, además de Lorca, bebe su génesis como poeta?
–Machado, por supuesto. También he aprendido y sentido mucho leyendo poesía de Juan Ramón Jiménez, que me parece un poeta fecundísimo. Estos son quizás los tres poetas no vivos que más me han influido en la composición de mis versos, aunque disfruto leyendo muchos otros grandes poetas (Bécquer, San Juan de la Cruz, Garcilaso, Miguel Hernández o Rubén Darío, por mencionar algunos. Por otra parte, de los poetas de mi generación me sorprende y me entusiasma Javier Egea, al que pude tratar un poco en 197. El haber colocado un trozo de poema suyo en la cabecera de la introducción de 'Aynadamar' es, de alguna manera, un pequeño y humilde homenaje a ese grandísimo y singular poeta, que lamentablemente se nos fue tan pronto.
«Los intereses mezquinos y egoístas dominan y vencen a los gestos de amor y a las conciencias»
Disfruto también enormemente la poesía de Antonio Carvajal, que une la profundidad en la expresión de sensaciones y sentimientos a un magistral manejo del lenguaje y a un total conocimiento de la técnica poética, que hace que a veces sus versos se aproximen a la música. En 'Aynadamar' hay más de un poema directamente inspirado en su poesía, por ejemplo el mencionado antes sobre la naturaleza del amor.
– ¿Y de los poetas extranjeros?
–Haber aprendido idiomas me ha permitido disfrutar y aprender de poetas extranjeros, en versión original, tanto en francés como en inglés. La poesía francesa del siglo XIX y principios del XX me fascina, y en el libro hay alguna influencia clara de mis lecturas de Verlaine y, sobre todo, de Valery. De los poetas en lengua inglesa he disfrutado leyendo algo de Tennisson, y, en otro estilo de poesía, de Keats y Shelley. Me gusta mucho algún poema de Oscar Wilde, pero la única influencia que hay en la obra es, y solo un poco, la de Walt Whitman.
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