Julia Navarro | Periodista y escritora
«La igualdad nos sirve para medir la calidad democrática de una sociedad»La autora, tras ocho novelas de éxito, presenta su ensayo 'Una historia compartida' este jueves en el marco del Aula de Cultura de IDEAL
La escritora y periodista Julia Navarro (Madrid, 1953) es una de las reinas literarias de nuestro país, tras haber encadenado ocho novelas de éxito. Sin ... embargo, el libro que viene a presentar el próximo jueves día 18 al Aula de Cultura de IDEAL no es una novela, sino un ensayo titulado 'Una historia compartida' (Plaza y Janés), en el que recorre más de 20 siglos de hechos de la mano de las mujeres –y también los hombres– que los protagonizaron. Desde la Antigüedad hasta el siglo XX, revisa con mimo y rigor a la vez algunos de los mitos creados por la historiografía oficial, para contar lo que en el pasado se omitió. El acto, patrocinado por Fundación 'la Caixa' tendrá lugar en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago a las 19.00 horas.
–Con lo fácil que hubiera sido compartir la Historia con mayúsculas, las mujeres han tenido que abrirse paso casi a codazos...
–La Historia se ha contado desde una perspectiva mayoritariamente masculina, ignorando a muchas mujeres cuya contribución al desarrollo de la humanidad ha sido absolutamente fundamental. Salvo excepciones, las mujeres han sido unas grandes olvidadas. Afortunadamente, esta injusticia ha comenzado a corregirse, pero aún existe una enorme desproporción entre el número de mujeres y de hombres que aparecen en los libros de texto. A veces, nos dicen que es porque no hay un gran número de chicas jóvenes que eligen carreras científicas. Pero, para que esto ocurra, es preciso que tengan referentes.
–La educación, entonces, es clave en este aspecto.
–Desde luego. Cuando hablo de este libro, digo que me gustaría aprovechar su publicación para que algún ministro de Educación, en lugar de hacernos un plan de estudios nuevo, haga algo muy sencillo: incorporar al sinfín de mujeres que han dejado su huella en ámbitos tan diversos como la filosofía, el arte, la ciencia, la literatura o la música. Eso sí que sería revolucionario. Pero que se haga de verdad, porque hasta ahora hemos ido ensanchando el espacio, y hay muchas mujeres en los libros de texto, pero la proporción respecto a los hombres continúa siendo ridícula.
«Es preciso que los hechos y avances protagonizados por mujeres estén en los libros de texto»
–Circe, Penélope... Son personajes esculpidos a manos de hombres y manejados por los hombres. ¿Por qué no podemos resistirnos a manejar las historias de las mujeres?
–Es cierto que son personajes concebidos por hombres, pero no se puede negar el derecho de un hombre a contar la historia de una mujer o viceversa. En este asunto, apelo a la libertad. La mente de un escritor y su imaginación abre la puerta a que escriba sobre quien quiera y sobre lo que quiera. No caigamos en la estupidez del movimiento woke, cuyos postulados restringen la expresión a personas del mismo grupo, etnia o identidad sexual. Esto puede llevarnos al ridículo o al absurdo. La mayoría de los grandes arquetipos femeninos de la literatura han salido de las plumas de los hombres, y son impresionantes, así que me parece estupendo que todos creemos todo tipo de personajes.
–La preterición de las mujeres ha sido igualmente dañina en todos los ámbitos. Pero, tras preparar este libro, ¿algún ámbito le es particularmente doloroso?
–El pasado no se puede cambiar. Por tanto, debemos pensar en qué podemos hacer de cara al presente y al futuro. Por eso, es necesario que los libros de texto se abran a las mujeres. Esta es mi mayor reivindicación. No debemos retrasar el reconocimiento de las obras de las mujeres en las más diversas materias.
Intereses
–Se habla mucho ahora de pensar o escribir 'en femenino'. ¿Existe un elemento diferenciador real en el pensamiento o la escritura según el sexo?
–Creo que la literatura hay que juzgarla en términos de buena o mala. No hago otra distinción. Lo importante es lo que me cuentan, y cómo me lo cuentan. La historia está llena de pendulazos; cuando se abusa de una posición, se impone la contraria. En mis libros, escribo sobre mujeres y también sobre hombres. De hecho, este libro se titula 'Una historia compartida' porque me ha interesado mucho saber cómo eran los hombres que han formado parte de las vidas de las mujeres que aparecen en él. Cuando hablo de Pitágoras, quiero saber quiénes eran las mujeres presentes en la vida de este sabio, y si hablamos de Cleopatra, no puedo obviar a César o Marco Antonio.
–¿Dónde aprendió usted sus primeras lecciones de feminismo?
–En casa. Crecí en un hogar con mis abuelos, mi madre, mis tíos, que siempre me insistieron en que chicos y chicas eran iguales, y sobre todo, me enseñaron que tenía que estudiar y trabajar para no ser dependiente de hombre alguno, y ser la dueña de mi vida.
«Crecí en un hogar donde me enseñaron que hombres y mujeres son iguales y que debía ser libre»
–¿Se puede ser feminista hoy sin que, sobre todo en determinados ambientes, a los hombres les entre pánico?
–Yo soy feminista, y espero no dar miedo a nadie... (risas). Soy feminista porque soy demócrata. Y este es un terreno en el que podemos encontrarnos hombres y mujeres, porque el feminismo es la lucha por construir una sociedad de iguales en derechos y oportunidades. La calidad de la democracia se mide por la igualdad.
–En Granada se la admira mucho, no hay más que ver su capacidad de convocatoria en sus más recientes comparecencias.
–Por eso vuelvo encantada, y mucho más al Aula de Cultura de IDEAL, donde sé que me voy a encontrar entre amigos. Una de las mayores ventajas de escribir libros es la oportunidad de visitar lugares donde una se encuentra especialmente bien.
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