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'Dos hilanderas', de Velázquez a Guerrero
La obra, expuesta en 'Cuarenta pinturas en busca de voz', resume la personalidad creativa del genio granadino | La conferencia, a cargo de María Dolores Jiménez-Blanco, forma parte de un ciclo del Centro Guerrero donde expertos eligen una obra y disertan sobre ella
Decenio de 1940. Después de completar su formación en Granada y Madrid, José Guerrero hace las maletas e inicia un periplo que le lleva por ... varias ciudades europeas hasta que recala en París, donde bullen las vanguardias gracias al pincel de Juan Gris, Pablo Ruiz Picasso o Henri Matisse y donde el granadino, en esa primera madurez, acude en búsqueda de nuevos estímulos que no tardará en plasmar en su producción artística. En 1948, con treinta y cinco años ya cumplidos, pinta 'Dos hilanderas' en su estudio del Colegio Español de París. Esta obra, un óleo sobre lienzo de 112 por 125 centímetros, es una de las sesenta piezas que conforman la colección del Centro José Guerrero, y fue la obra elegida por María Dolores Jiménez-Blanco en 'Cuarenta pinturas en busca de voz', un ciclo promovido por el propio Centro donde escritores, historiadores del arte y artistas desgranan la producción de Guerrero, uno de los grandes referentes del arte contemporáneo español.
Jimenéz-Blanco, profesora titular de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, ofreció ayer una conferencia sobre 'Dos hilanderas' en un tono personal y pedagógico que contactó con el público desde el primer minuto. Es una gran conocedora de la vida, obra y milagros de José Guerrero. Lo demostró con creces. «Este cuadro –resumió la experta– es una reivindicación de lo tradicional y coincide en el tiempo con ese empeño del régimen franquista de llevar a la gente hacia los pueblos». 'Dos hilanderas' es una imagen de ese universo rural tan cercano para un Guerrero que, pese a la distancia, siempre mantuvo su cordón umbilical con Granada y con personajes imprescindibles como García Lorca. El vestido negro de la hilandera que está de espaldas, el moño, la espaldera de esa silla de enea... son claras reminiscencias de ese mundo femenino magistralmente plasmado por Federico en dramas como 'La casa de Bernarda Alba', que se había estrenado en Buenos Aires tres años antes de que Guerrero hiciera 'Dos hilanderas'.
Pero en 'Dos hilanderas' no sólo está presente Lorca, sino también Diego Velázquez, sin lugar a dudas el pintor más influyente en la creación pictórica española. En 'Las hilanderas' Velázquez reproduce magistralmente una escena costumbrista. En 'Dos hilanderas' Guerrero también reproduce magistralmente una escena costumbrista, como hizo Joan Miró con 'La masía', pero adaptada a la pintura moderna. Dos visiones de la costumbre, pero una misma realidad vivida y soñada.
Etapa previa al canonismo
'Las dos hilanderas' –explicó Jiménez-Blanco– refleja perfectamente la personalidad artística del Guerrero previo a su etapa canónica». «Las cruces y los símbolos forman parte de su visión», afirmó Jiménez-Blanco, quien agregó que otros elementos característicos del lenguaje 'guerreriano' patentes en este óleo son los colores fuertes y contrastados, su predilección por el negro, un orden visual perfectamente estructurado y, por encima de todo, unas vivencias reflejadas tal y como él las sintió. Desde la nostalgia y desde París.
Desde el punto de vista estilístico, 'Dos hilanderas' es una miscelánea de sus grandes influencias en ese momento.Vemos el fauvismo de Matisse, vemos el cubismo de Juan Gris y vemos, sobre todo, los primeros apuntes de ese expresionismo abstracto que, años después, identificaría al propio Guerrero instalado ya en Nueva York y exponiendo en galerías tan prestigiosas como la de Betty Parsons.
De forma previa a su charla, María Dolores Jiménez-Blanco afirmó que el Centro José Guerrero es «una de las mejores cosas que le ha pasado a la cultura en Granada no sólo por labor de difusión y conocimiento de José Guerrero, sino del arte contemporáneo». En esta misma línea, resaltó el desarrollo de programas como 'Cuarenta pinturas en busca de voz', «que permiten hablar desde una perspectiva más íntima».
María Dolores Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz, que vivió en Granada hasta los veinte años, es directora del Departamento de Arte de la Complutense. Ha colaborado con instituciones como la Phillips Collection de Washington y el Museo Guggenheim de Nueva York. Desde 2013 es vocal del patronato del Museo del Prado. Ha comisariado exposiciones para fundaciones como la Juan March, Mapfre o César Manrique. Entre sus publicaciones destacan 'Arte español en Nueva York' y monografías como la de Juan Gris.
Una colección que repasa la trayectoria de Guerrero
La Colección del Centro, compuesta por cuarenta obras sobre lienzo y veinte sobre papel, abarca un arco cronológico que permite conocer la trayectoria de Guerrero. Su producción arranca con el influjo de Matisse, Picasso y Gris, donde se enmarca 'Dos hilanderas', a mediados de los cuarenta, y evoluciona con el descubrimiento de la abstracción en el entorno americano de los primeros cincuenta, el impacto del pop art a finales de los sesenta y el hallazgo de un sistema formal propio a partir de los setenta.
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