Un granadino publica «la primera tesis del planeta» sobre videojuegos y Bellas Artes
Andrés Domenech defiende, a lo largo de 1300 páginas, que debe considerarse un arte complejo, al igual que el cine o el teatro
El profesor de Historia del Arte entra en el aula y le pregunta a Sánchez por dónde se habían quedado. «Terminamos Picasso», responde el joven. « ... Perfecto», sigue el profesor, «pues hoy empezamos con Miyamoto que, como todos sabéis, es el padre de Mario Bros». ¿Super Mario y Las Meninas en la misma asignatura? ¿Es posible? Para el investigador granadino Andrés Doménech no es sólo posible, debería ser una obligación. Y para defender su argumento tiene una tesis de 1300 páginas –13 kilos– con la que se doctoró en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. «Es la primera tesis del planeta de Bellas Artes y videojuegos».
Andrés nació en 1986, el año en que Nintendo desembarcó en España. Dos años más tarde, se la regalaron. Y, desde entonces, él y las videoconsolas no se han separado nunca. «Mi sueño era dedicarme a los videojuegos, pero no sólo desarrollarlos, quería hablar de ellos, investigar;enseñar». Licenciado en Bellas Artes tanto por la Universidad de Sevilla como por la UGR, este granadino-cordobés culminó su vasta investigación el 18 de diciembre de 2017, cuando leyó, al fin, su tesis. «Ahora hay más textos, la mayoría no son académicos, pero en ese momento no había nada parecido».
La hipótesis del trabajo sobre el videojuego, más que si es arte o no lo es, es demostrar que es un arte complejo, como el cine o el teatro. Para eso tuvo que analizar qué implementa el videojuego de cada disciplina artística. Ahí empezó una tarea tan envidiable –para algunos– como titánica que se alargó durante cinco años de escritura: «Me pasé todos los juegos de los que hablo. Buscaba lo que me interesaba, hacía la foto y analizaba el ejemplo».
Y cuando dice que profundiza en el videojuego como arte, habla de mucho más que narrativa o diseño: pintura, texturización y modelado, historia del 3D estereoscópico, música, doblaje, interpretación, su relación con el cómic, géneros y técnicas literarias... «Incluso hablo de la vibración en el mando, cómo narra eso», añade. Un sesudo análisis en el que entrevistó a primeras espadas internacionales, como el creador del videojuego 'Half-Life', responsables de Nintendo y Capcom (dos de las principales empresas del sector), el director de animación de 'Dragon Ball Z'... Un inmenso compendio de artistas que se dan cita en sus 1300 páginas de investigación.
Buenos, malos y arte
Demostrar que el videojuego es un arte complejo pasa por aceptar que hay videojuegos buenos y malos; que hay videojuegos que son más juguetes que otros, que «porquería hay en todas las artes», como dice Andrés. La cuestión está en la forma en que la sociedad mira al sector. Un director de fotografía de una película elige ángulos, trabaja con la luz, el tiempo, los planos... El mismo trabajo que realiza un director de foto en un videojuego. Pero, en general, nadie se atrevería a igualarlos. «No podemos permitir que se desprecie como arte. El problema viene de la comunidad académica, porque hay gente que habla del tema y no ha cogido un mando en su vida. Los infravalora. Y pasará como con la fotografía y el cine, que se les faltaba el respeto y se veía como una herramienta del pintor. Y el cine es una maravilla de compendio de otras artes. El videojuego, además, añade la interactividad».
Todo esa didáctica que rezuma en su argumentación es, en el fondo, fruto de una gran vocación: «Quiero enseñar. En familia somos seis generaciones de profesores». Por eso, su gran reto es conseguir que el videojuego se estudie en asignaturas como Historia del Arte. Doménech cree que hacen falta profesores de videojuegos que sean capaces de ver, analizar y explicar el arte que esconden los pixeles. Ahora mismo está realizando el Máster de Educación en la UGR y, claro, el Trabajo Fin de Máster versará sobre videojuegos educativos, algo que ya esbozó en su tesis de Bellas Artes. «Me han ofrecido hacer una segunda tesis aquí, en Educación; ya veremos», dice. En su experiencia en el campo pedagógico, asegura que se ha encontrado con numerosos profesores que se han mostrado interesados en implementar el videojuego como herramienta educativa pero, «como no han jugado nunca», no saben cómo hacerlo.
«El problema viene de la comunidad académica, porque hay gente que habla del tema y no ha cogido un mando en su vida. Los infravalora»
Andrés Doménech
Precisamente, una de las claves de la tesis de Doménech era el lenguaje. «Quería que cualquier persona, de cualquier edad, pudiera leerla y comprenderla». A nivel académico en España alcanzó 863 visitas en su primer mes de publicación, «mucho más de lo habitual», asegura Andrés. «Y se sigue leyendo en Japón y en Estados Unidos. La pena es que no conseguí financiación para seguir investigando», lamenta.
Si quieren leer la tesis, la tienen disponible aquí.
Entre Hideo Kojima y los 'indies'
Andrés Doménech conoce muy bien a la sociedad japonesa. Además de su labor investigadora y educativa, es colaborador habitual de ' CoolJapan ', un portal dedicado a difundir la cultura japonesa en todas sus vertientes, desde el turismo hasta la gastronomía. «Allí la barrera está superada. Se sabe que el videojuego es un producto, como el anime o el manga, pero se da por sentado que es un arte. No hay que preguntar. Aquí, si juegas a videojuegos eres un niño chico. Pasa como con la animación, que la seguimos llamando 'dibujitos'». En el futuro le gustaría seguir ampliando sus investigaciones para que los análisis de los videojuegos tuvieran más en cuenta a los artistas que trabajan en ellos. En su tesis habla de uno de ellos durante 300 páginas, Hideo Kojima, uno de los nombres más reputados del sector, creador de obras maestras ya clásicas como 'Metal Gear' o el 'Death Stranding', que aún no cuenta con fecha de salida. «Ahí es fácil descubrir al artista. Kojima está implicado en todo el proyecto, lo piensa como una única obra, desde la música hasta el guion o la estética. Está en todo. Pero hay otros proyectos pequeños, 'indies', que merecen atención: 'Undertale', 'Journey', 'Flow'... aportan mucho a la industria y no tienen eco en el mundo académico».
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